UN
ANTAGONISMO GLOBAL: LA INMIGRACIÓN
El modo de producción de
capitalista genera personas ricas y pobres, igual pasa con las economías de los
países, muchas personas con desempleo, sin oportunidades o países en conflictos,
migran a las llamadas economías desarrolladas para obtener una mejor calidad de
vida.
Sin
embargo, la libre circulación de personas es un asunto incumplido por el
sistema capitalista, donde el mercado de
capitales se mueve libremente, pero las personas tienen restricciones para
vivir, trabajar o visitar determinados países, sobre todo, las economías en
vías de desarrollo a los países desarrollados son discriminadas. Por otra
parte, el nacionalismo del primer mundo incentiva el racismo al tratar de
promover cambios políticos internos con un discurso que culpa a los extranjeros
de sus problemas económicos y sociales presentes o futuros.
La globalización económica y el nuevo
apartheid
La
globalización económica, por un lado, promueve los tratados de libre comercio y
libre circulación de los mercados de capitales en las Bolsas de Valores y los
Bancos de todo el planeta; así genera un antagonismo, una nueva forma de apartheid como señala Zizek (2016), en este caso se
da entre los países desarrollados “primer mundo” y los llamados en vías de
desarrollo, el llamado “tercer mundo,”
porque el “segundo mundo” no son más los países socialistas de la guerra fría
sino quienes disputan ahora el comando del orden económico y político global
como Rusia y China con el primero, donde se alinean Estados Unidos, Alemania
unificada y de nuevo Japón.
Ahora
se discrimina más al extranjero y se le culpa de los problemas nacionales, al
acusarlo de quedarse con los empleos o ser violentos; o del alto gasto fiscal
que genera su atención por los servicios sociales que se les suministran. De
ahí que el discurso neo populista incentive más restricciones migratorias contra
el tercer mundo, donde no solamente circula el capital transnacional que
expolia sus economías, y vuela cada vez que le conviene, sino millones de
personas se desplazan acicateadas por la pobreza, o la guerra que estalla en
diferentes partes del planeta.
El caso de la provincia de Ontario
El crecimiento de la discriminación
es una alerta, que permite revisar lo que pasa en la provincia de Ontario en
Canadá. En el mes de julio de 2016 se publicaron los resultados de una encuesta
dado a conocer en el diario Toronto Star con
el título “Ontario facing epidemic of
Islamophobia”. Anuncia que solo una tercera parte de la población acepta el
Islam, la otra la rechaza, sumado a la existencia de grupos anti-inmigrantes en
Toronto.
La nueva forma de apartheid,
no solo se apoya en el diferente color de la piel como ha venido sucediendo
hace siglos, sino en particular, subraya la nacionalidad o religión. Claro,
entre los habitantes del primer mundo no existe discriminación o restricción
migratoria para que un británico viaje o se haga residente en Canadá, pero si
es un sirio, se enfrenta no solo a los obstáculos de las legislaciones de cada
país, sino ahora al riesgo de ser atacado o golpeado por grupos radicales
cuando viva en el primer mundo en caso de lograr la residencia.
Norteamérica
y Europa Occidental tienen debates políticos internos de aceptar o no
refugiados, o de definir cuotas por países, sumado a la movilización política
anti-inmigrante de los partidos políticos de derecha. Esta bandera del
apartheid mueve más la “conciencia” de la población occidental que la
integración económica y política.
Tal
como sucede con la Unión Europea, donde el brexit
británico no solo busca salirse del bloque, sino que, principalmente, sus
promotores buscan implementar políticas anti-inmigratorias y restringir la
circulación de personas provenientes de los países del tercer mundo, porque
dizque éstas amenazan su bienestar actual.
Los
afectados de hoy son los musulmanes, pero en general siguen en turno todas las
nacionalidades que no pertenecen al grupo G8 ni al club de países que son
potencias económicas y militares.
No
sabemos si esta epidemia el día de mañana alcance también a las “economías
emergentes” de Brasil, Sudáfrica o India. Resulten los políticos acusando a
extranjeros de sus problemas internos. Entonces las nuevas formas de apartheid no solo serán contra los musulmanes sino con
todo aquel que migre de su país de origen por causas económicas o el conflicto
interno o entre vecinos. La plaga será global y de proporciones “bíblicas”.
§ Politólogo, Magister
en estudios políticos. Participante Externo GPYP Unal/unijus. E-mail: presid.y.partic@gmail.com
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