Desenlace electoral y destino del Polo
Héderman Castro
www.autonomistascolombia.blogspot.com
Después del desenlace electoral de la consulta del Polo, con el triunfo indiscutido del Dr. Petro, el asunto se encuentra como en sus comienzos, en manos de 12 compromisarios designados por el Ejecutivo Nacional. Ellos decidirán la suerte del partido, atacado por el virus persistente de una vieja amenaza: su ruptura.
Nos encontramos en un punto muerto, sin que el mítico ideario de unidad, o su débil estatuto ritual hagan algo por nosotros. Una vez más el narcisismo de las pequeñas diferencias descubre una convivencia política insegura y banal plagada de rezagos burgueses, e izquierdistas, en los que predominan el caudillismo y el espectáculo mediático.
El ideario de unidad
Muchos militantes y simpatizantes considerábamos que la heterogeneidad, - un avance en términos de la pluralidad necesaria -, de los grupos que conforman el Polo, el cerco ideológico-filosófico y el afianzamiento a sus organizaciones históricas demandaba encuentros y desencuentros antes de poder construir confianzas a su interior y contar con un estatuto apropiado por todos.
Dicho lo cual no podía ser motivo de sorpresa encontrar trazos de un sociedad descompuesta, clientelista, burocratizada, pero que en esa difícil y plural convivencia contábamos con un mínimo normativo como el garante de la supervivencia del inicio de un proceso colectivo donde las minorías, podrían concurrir a un espacio novedoso a expresarse, opinar, crear y decidir políticamente sobre la base de un mínimo de condiciones en igualdad.
El escenario es otro
Sin embargo, el escenario del PDA hoy es otro. La casuística electoral y su lógica perversa de casino devela cierto canibalismo, que se expresa en el hecho de que mientras el aparato carga a unos aplasta a los otros. Una forma por demás extraña de unidad ante una realidad que nos desgarra.
Como autonomista militante del Polo me inclino por dejar a un lado los impasses surgidos por desavenencias, aún desmanes personales y de grupo surgidos y alimentados en la consulta o antes de ella. Extraño fuera que no se dieran éstos en un proceso que reúne contradicciones en un devenir histórico de afectos e intereses encontrados, sin tradición democrática ni en la izquierda ni tampoco en la política tradicional.
Por eso, al joven y fogoso Dr. Petro debemos, requerimos oírlo para debatir tranquila y públicamente su propuesta democrática y de izquierda, desde luego acompañarlo en forma decidida y sin reticencia alguna en su campaña a la presidencia, una vez aclaradas las dudas. Él es nuestro candidato, y el PDA es prácticamente el único que no tiene nexos abiertos o encubiertos con la para-política.
Una única condición
Sin embargo, hay una única condición, tendiente a preservar un mínimo de legitimidad de este espacio en construcción: nuestro candidato tiene que acatar los acuerdos vigentes, mandar obedeciendo, según enseña la experiencia zapatista, a lo acordado por el último Congreso del partido en materia de candidatura y programa político y a los procedimientos estatutarios vigentes. Hacer lo contrario no deja ver más que anarquía y dispersión en su conducción, y la realidad de la fractura de la pluralidad que ya se insinúa en manifiestos descontentos y puyas ideológicas.
El Ejecutivo Nacional, en quien recae la responsabilidad histórica de la unidad, debe hacer lo propio realizando una auscultación directa con toda la militancia de base, que no se hice con ocasión de la consulta, entre otras razones, por el celo de los congresistas en tránsito de elegirse.
No va más el acto de negociar o consensuar a puerta cerrada la actual crisis. Repetirlo es atentar contra los intereses generales del Polo, de cada uno de sus miembros, de la pluralidad democrática, de un espíritu incluyente que tan a menudo celebramos en público pero que negamos en privado.
La esperanza de construir un proyecto alternativo y común efectivamente emancipador y liberador del común de la sociedad, de las multitudes organizadas, deliberantes y actuantes no conjuga bien con ciudadanos subordinados de segunda, si no con protagonistas de primera línea que lo somos tod@s.