martes, 29 de junio de 2010

Para el debate actual del socialismo y el comunismo seleccionamos un aparte de los textos del intelectual, académico y militante trostkista Daniel Bensaïd quien responde a los cuestionamientos de François Furet. Es un conjunto de escritos remitidos por el intelectual y académico mexicano Luis Concheiro. N de la D.

Comunismo y estalinismo


Una respuesta al libro negro del comunismo
Por Daniel Bensaïd*

Formidable empresa de oscurecimiento de referencias

Ya en 1995, François Furet había propuesto como lápida funeraria de un comunismo difunto su
grueso volumen El Pasado de una Ilusión, ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX. En
1997, un equipo de historiadores coordinado por Stéphane Courtois publica una obra aún más
monumental, El Libro negro del comunismo. Crímenes, terror, represión. Ochocientas páginas
para inventariar los crímenes del comunismo por todo el mundo y contar los cadáveres que
jalonan su historia.

Se trata esta vez de sacar al comunismo de su tumba para juzgarle.

Por temor, quizá, de que siga recorriendo el mundo... El nazismo tuvo su Nuremberg. ¿Qué se
espera para erigir un Nuremberg del comunismo?, pregunta nuestro historiador, que se nombra
juez y entrega su veredicto: el comunismo, indisociable del estalinismo, se ha mostrado al
menos tan criminal como el nazismo. Formidable empresa de oscurecimiento de puntos de
referencia, de desorientación de las conciencias, al término de la cual el siglo no es ya más que
un amontonamiento de cadáveres, la revolución de Octubre un horrible desliz y el ideal
comunista una funesta monstruosidad.

Para que la historia no se reduzca solo a la represión, para que la razón no ceda al furor, y no se confundan víctimas y verdugos, conviene en primer lugar volver sobre Octubre, para estudiarlo, sacar de él lecciones para el futuro. Un Octubre demasiado grande para un historiador entronizado como inquisidor.

“Pues un fenómeno semejante en la historia humana no se olvida jamás, al haber revelado en
la naturaleza humana una disposición y una capacidad hacia lo mejor que político alguno
hubiera podido argüir a partir del curso de las cosas acontecidas hasta entonces, lo cual
únicamente puede augurar una conciliación de naturaleza y libertad en el género humano
conforme a principios intrínsecos al derecho, si bien solo como un acontecimiento impreciso y
azaroso por lo que atañe al tiempo.
Pero, aun cuando tampoco ahora se alcanzase con este acontecimiento la meta proyectada,
aunque la revolución o la reforma de la constitución de un pueblo acabara fracasando, o si todo
volviera después a su antiguo cauce después de haber durado algún tiempo (tal como
profetizan actualmente los políticos), a pesar de todo ello, ese pronóstico filosófico no perdería
nada de su fuerza. Pues ese acontecimiento es demasiado grandioso, se halla tan
estrechamente implicado con el interés de la humanidad y su influencia sobre el mundo se ha
diseminado tanto por todas partes, como para no ser rememorado por los pueblos en cualquier
ocasión donde se den circunstancais propicias y no ser evocado para repetir nuevas tentativas
de esa índole”.

Emmanuel Kant, El conflicto de las facultades, 1798.

“Tal es el problema a dilucidar, esta marcha de los acontecimientos es efectivamente continua
o bien se trata de dos series de acontecimientos intrínsecamente ligados, pero que remiten a
pesar de todo a vidas diferentes, a dos mundos políticos y morales distintos?. Si no logramos
dilucidar este problema, hoy aún podemos por descuido volvernos peligrosos. Pues el pasado
no meditado reanima los peores prejuicios y prohíbe a la conciencia histórica penetrar en el
campo político”.
Mikhaël Guefter, « Staline est mort hier » in L'Homme et la société, 1987.

En 1798, en pleno período de reacción, Emmanuel Kant escribía a propósito de la Revolución francesa que un acontecimiento así, más allá de los fracasos y retrocesos, no se olvida. Pues, en ese desgarro del tiempo, se dejó entrever, aunque fuera de forma fugitiva, una promesa de humanidad liberada. Kant tenía razón. Nuestro problema es saber hoy si la gran promesa ligada al nombre propio de Octubre, ese estremecimiento del mundo, ese resplandor surgido de las tinieblas de la primera carnicería mundial, podrá ser él también “rememorado por los pueblos”.

Es lo que está en juego no por un “deber de memoria” (noción hoy degradada), sino para un
trabajo y una batalla por la memoria. El 80 aniversario de la revolución de octubre de 1917
corría el riesgo de pasar desapercibido. La publicación del Libro negro del Comunismo habrá
tenido al menos el mérito de poner encima de la mesa “el asunto Octubre”, una de esas
grandes querellas sobre las que no habrá jamás reconciliación.

Claramente enunciado por Stéphane Courtois, director del conjunto, el objetivo de la operación es establecer una estricta continuidad, una perfecta coherencia entre comunismo y estalinismo, entre Lenín y Stalin, entre la tradiación del inicio revolucionario y el crepúsculo helado del Gulag: “Estalinista y comunista, es lo mismo”, escribe en el Journal du Dimanche (9 de noviembre). Es crucial responder sin rodeos a la pregunta planteada por el gran historiador soviético Mikhaël Guefter:

“Tal es el problema a dilucidar: esta marcha de los acontecimientos es efectivamente continua o bien se trata de dos series de acontecimientos intrínsecamente ligados, pero que remiten a pesar de todo a vidas diferentes, a dos mundos políticos y morales distintos?”. (“Stalin murió ayer”, en
L´Homme et la société, 2-3, 1988). Pregunta decisiva, en efecto, que domina tanto la
inteligibilidad del siglo que acaba como nuestros compromisos en el siglo atormentado que se
anuncia: si el estalinismo no fuera, como algunos lo sostienen o lo conceden, más que una
simple “desviación” o “una prolongación trágica” del proyecto comunista, habría que sacar de
ello las conclusiones más radicales en cuanto al propio proyecto.

Un proceso de fin de siglo

Es por otro lado lo que intentan los promotores del Libro Negro. Sería en efecto extraño el tono
de guerra fría, bastante anacrónico, de Stéphane Courtois y de ciertos artículos de prensa.
Cuando el capitalismo, púdicamente rebautizado “democracia de mercado”, se proclama de
buena gana como sin alternativa tras la desintegración de la Unión Soviética, vencedor absoluto
del fin de siglo, esta obstinación revela en realidad un gran miedo reprimido: el temor de ver
las llagas y los vicios del sistema tanto más patentes, en la medida en que ha perdido, con su
doble burocrático, su mejor coartada.

Es importante pues proceder a la diabolización preventiva de todo lo que podría dejar entrever un posible futuro diferente. Es en efecto en el momento en que su imitación estalinista desaparece en la debacle, cuando se acaba su confiscación burocrática, cuando el espectro del comunismo puede de nuevo volver a recorrer el mundo.

¿Cuántos antiguos celosos estalinistas, por no haber sabido distinguir estalinismo y comunismo,
han dejado de ser comunistas dejando de ser estalinistas, para unirse a la causa liberal con el
fervor de los conversos?. Estalinismo y comunismo no son solo distintos, sino irreductiblemente
antagónicos. Y el recordatorio de esta diferencia no es el menor deber que tengamos hacia las
numerosas víctimas comunistas del estalinismo.

El estalinismo no es una variante del comunismo, sino el nombre propio de la contrarrevolución
burocrática. Que militantes sinceros, en la urgencia de la lucha contra el nazismo, o
debatiéndose en las consecuencias de la crisis mundial de entre guerras, no hayan tomado
inmediatamente conciencia, que hayan continuado ofreciendo generosamente sus existencias
desgarradas, no cambia nada del asunto. Se trata claramente, por responder a la pregunta de
Mikhaël Guefter, de “dos mundos políticos y morales” distintos e irreconciliables. Esta respuesta
está en las antípodas de las conclusiones de Stéphane Courtois en el Libro Negro. Se defiende a
veces de haber reclamado un Nuremberg del comunismo, probablemente molesto por unirse en
este tema a una fórmula querida de M. Le Pen.

Sin embargo, la puesta en escena del Libro Negro tiende no solo a borrar las diferencias entre nazismo y comunismo, sino a banalizar sugiriendo que la comparación estrictamente “objetiva” y contable va en ventaja del primero:

25 millones de muertos contra 100 millones, 20 años de terror contra 60. La primera banda de
presentación del libro anunciaba escandalosamente 100 millones de muertos. El descuento de
los autores llega a 85 millones. A M. Courtois no le va de 15 millones. Maneja los cadáveres de
forma turbia.

Esta contabilidad macabra de comerciante al por mayor, mezclando países, épocas causas y
campos tiene algo de cínico y de profundamente irrespetuoso de las propias víctimas. En el
caso de la Unión Soviética, llega a un total de 20 millones de víctimas sin que se sepa lo que la
cifra incluye exactamente.

En su contribución al Libro Negro, Nicolas Werth rectifica más bien a la baja las estimaciones aproximativas corrientes. Afirma que los historiadores, sobre la base de archivos precisos, evalúan hoy en 690.000 las víctimas de las grandes purgas de 1936-1938. Es ya enorme, más allá del horror. Llega además a un número de detenidos del Gulag de alrededor de dos millones como media anual, una proporción de los cuales más importante de lo que se creía pudo ser liberada, reemplazada por nuevos recién llegados.

Para alcanzar el total de 20 millones de muertos, habría por tanto que añadir a las cifras de las purgas y del Gulag, los de las dos grandes hambrunas (cinco millones en 1921-1922 y seis millones en 1932-1933), y los de la guerra civil, que los autores del Libro Negro no pueden demostrar, y por motivos sobrados, que se trate de “crímenes del comunismo”, dicho de otra forma de un exterminio fríamente decidido. Con tales procedimientos ideológicos, no sería muy difícil escribir un Libro rojo de los crímenes del capital, sumando las víctimas de los pillajes y de los populicidios coloniales, de las guerras mundiales, del martirologio del trabajo, de las epidemias, de las hambrunas endémicas, no solo de ayer, sino de hoy. Solo en el siglo veinte, se podrían contar sin esfuerzo varios centenares de millones de víctimas.

En la segunda parte demasiado a menudo olvidada de su trilogía, Hannah Arendt veía en el
imperialismo moderno la matriz del totalitarismo y en los campos de concentración coloniales
en África el preludio a muchos otros campos (Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo,
tomo II, El imperialismo). Si se trata no ya de examinar regímenes, períodos, conflictos
precisos, sino de incriminar una idea, ¿cuántos muertos se imputará, a través de los siglos, al
cristianismo y a los evangelios, al liberalismo y al “laisser-faire”?. Incluso aceptando las cuentas
fantásticas de M. Courtois, el capitalismo habría costado bastante más de veinte millones de
muertos a Rusia en el curso de este siglo en dos guerras mundiales que el estalinismo.

Los crímenes del estalinismo son suficientemente espantosos, masivos, horribles, para que haya
necesidad de añadir más. A menos que se quieran deliberadamente borrar las pistas de la
historia, como hemos visto que se hacía con ocasión del bicentenario de la Revolución francesa,
cuando ciertos historiadores hacían a la Revolución responsable no solo del Terror o de la
Vendée, sino también de los muertos del terror blanco, de los muertos en la guerra contra la
intervención coaligada, ¡o incluso de las víctimas de las guerras napoleónicas!

Que sea legítimo y útil comparar nazismo y estalinismo no es nuevo –¿no hablaba Trotsky de
Hitler y Stalin como de “estrellas gemelas”?. Pero comparación no es justificación, las
diferencias son tan importantes como las similitudes. El régimen nazi cumplió su programa y
mantuvo sus siniestras promesas. El régimen estalinista se edificó en contra del proyecto de
emancipación comunista. Tuvo para instaurarse que machacar a sus militantes.

¿Cuántas disidencias, oposiciones, ilustran, entre dos guerras, este viraje trágico? ¿Suicidados Maiakovski, Joffé, Tucholsky, Benjamin y tantos otros? ¿Se puede encontrar, entre los nazis, esas crisis de conciencia ante las ruinas de un ideal traicionado y desfigurado? La Alemania de Hitler no tenía necesidad como la Rusia de Stalin de transformarse en “país de la gran mentira”: los nazis estaban orgullosos de su obra, los burócratas no podían mirarse de frente en el espejo del comunismo original.

A base de diluir la historia concreta en el tiempo y en el espacio, de despolitizarla
deliberadamente, por una opción de método (Nicolas Werth reivindica francamente “la puesta
en segundo plano de la historia política” para mejor seguir el hilo lineal de una historia
descontextualizada de la represión), no queda más que un teatro de sombras. No se trata ya
entonces de instruir el proceso de un régimen, de una época, de verdugos identificados, sino de
una idea: la idea que mata.

En el género, algunos periodistas se han entregado con delectación. Jacques Amalric registra con satisfacción “la realidad engendrada por una utopía mortífera” (Libération, 6 de noviembre). Philippe Cusin inventa una herencia conceptual:
“Está inscrito en los genes del comunismo: es natural matar” (Le Figaro, 5 de noviembre). ¿Para
cuando la eutanasia conceptual contra el gen del crimen?. Instruir el proceso no con hechos,
crímenes precisos, sino con una idea, es ineluctablemente instituir una culpabilidad colectiva y
un delito de intención. El tribunal de la historia según Courtois no es solo retroactivo. Se
convierte en peligrosamente preventivo, cuando lamenta que el “trabajo de duelo de la idea de
revolución esté aún lejos de haber sido acabado” y se indigna de que ¡“grupos abiertamente
revolucionarios estén activos y se expresen con absoluta legalidad”!.

El arrepentimiento está ciertamente de moda. Que Furet o Le Roy Ladurie, Mme Kriegel o el
propio M.Courtois no hayan llegado nunca al fin de su trabajo de duelo, que arrastren como un
grillete su mala conciencia de estalinistas arrepentidos, que su expiación se cueza en el
resentimiento, es su problema. Pero, quienes han seguido siendo comunistas sin jamás haber
celebrado al padrecito de los pueblos ni salmodiado el libro rojo del gran timonel, ¿de qué
quiere Vd., M. Courtois, que se arrepientan?.

Sin duda se han equivocado a veces. Pero, visto como va el mundo, ciertamente no se han equivocado ni de causa ni de adversario. Para comprender las tragedias del siglo que acaba y sacar de ello lecciones útiles para el futuro, hay que ir más allá de la escena ideológica, abandonar las sombras que se agitan en ella, para hundirse en las profundidades de la historia y seguir la lógica de los conflictos políticos en los que se toma una opción entre varias posibles.

¿Revolución o golpe de estado?

Una vuelta crítica sobre la Revolución rusa, con ocasión del 80 aniversario de Octubre, plantea
cantidad de cuestiones, de orden tanto histórico como programático. Lo que está en juego es
enorme. Se trata ni más ni menos de nuestra capacidad en un futuro abierto al actuar
revolucionario, pues todos los pasados no tienen el mismo futuro. Sin embargo, antes incluso
de entrar en la masa de los nuevos documentos accesibles debido a la apertura de los archivos
soviéticos (que permitirán sin ninguna duda nuevas aclaraciones y una renovación de las
controversias),la discusión viene a tropezarse con el pret-a-porter ideológico dominante, cuyo
dominio está bien ilustrado por el reciente homenaje necrológico consensual a François Furet.


En estos tiempos de contrarreforma y de reacción, nada de extraño en que los nombres de
Lenín y de Trotsky se conviertan en tan impronunciables como lo fueron los de Robespierre o
de Saint-Just bajo la Restauración.

Para comenzar a despejar el terreno, conviene pues retomar
tres ideas bastante ampliamente extendidas hoy:

1. Aunque presentado como revolución, Octubre sería más bien el nombre emblemático
de un complot o de un golpe de estado minoritario que impuso enseguida, por arriba, su
concepción autoritaria de la organización social en beneficio de una nueva élite.

2. Todo el desarrollo de la revolución rusa y sus desventuras totalitarias estarían inscritas
en germen, por una especie de pecado original, en la idea (o la “pasión” según Furet)
revolucionaria: la historia se reduciría entonces a la genealogía y al cumplimiento de esta idea
perversa, despreciando grandes convulsiones reales, acontecimientos colosales, y el resultado
incierto de toda lucha.

3. En fin, la Revolución rusa habría sido condenada a la monstruosidad por haber nacido
de un parto “prematuro” de la historia, de una tentativa de forzar su curso y su ritmo, cuando
las “condiciones objetivas” de una superación del capitalismo no estaban reunidas: en lugar de
tener la sabiduría de “autolimitar” su proyecto, los dirigentes bolcheviques habrían sido los
agentes activos de este contratiempo.

Un verdadero impulso revolucionario

La Revolución rusa no es el resultado de una conspiración sino la explosión, en el contexto de la
guerra, de las contradicciones acumuladas por el conservadurismo autocrático del régimen
zarista. Rusia, a comienzos del siglo, es una sociedad bloqueada, un caso ejemplar de
“desarrollo desigual y combinado”, un país a la vez dominante y dependiente, aliando rasgos
feudales de un campo en el que la servidumbre está oficialmente abolida hace menos de medio
siglo, y los rasgos de un capitalismo industrial urbano de los más concentrados. Gran potencia,
está subordinada tecnológicamente y financieramente (¡el préstamo ruso de divertida
memoria!).

El cuaderno de quejas presentado por el pope Gapone en la revolución de 1905 es
un verdadero registro de la miseria que reina en el país de los zares. Las tentativas de reformas
son rápidamente bloqueadas por el conservadurismo de la oligarquía, la terquedad del déspota,
y la inconsistencia de una burguesía atropellada por el naciente movimiento obrero. Las tareas
de la revolución democrática corresponden así a una especie de tercer estado en el que, a
diferencia de la Revolución francesa, el proletariado moderno, aunque minoritario, constituye ya
el ala más dinámica.

Es en todo esto en lo que la “santa Rusia” puede representar “el eslabón débil” de la cadena
imperialista. La prueba de la guerra da fuego a este polvorín. El desarrollo del proceso
revolucionario, entre febrero y octubre de 1917, ilustra bien de que no se trata de una
conspiración minoritaria de agitadores profesionales, sino de la asimilación acelerada de una
experiencia política a escala de masas, de una metamorfosis de las conciencias, de un
desplazamiento constante de las correlaciones de fuerzas.

En su magistral Historia de la Revolución rusa, Trotsky analiza minuciosamente esta radicalización, de elección sindical en elección sindical, de elección municipal en elección municipal, entre los obreros, los soldados y los campesinos. Mientras que los bolcheviques no representaban más que el 13 % de los delegados al congreso de los soviets en junio, las cosas cambian rápidamente tras las jornadas de Julio y la tentativa de golpe de Kornilov: representan entre el 45% y el 60% en octubre, en el segundo congreso.

Lejos de un golpe de mano logrado por sorpresa, la insurrección representa pues la culminación y el desenlace provisional de una prueba de fuerzas que ha madurado a lo largo de todo el año, durante la cual el estado de espíritu de las masas plebeyas se ha encontrado siempre a la izquierda de los partidos y de sus estados mayores, no solo de los de los socialistas revolucionarios, sino incluso los del partido bolchevique o de una parte de la dirección (incluso sobre la decisión de la insurrección).

Los historiadores convienen generalmente que la insurrección de Octubre fue el desenlace, a
penas más violento que la toma de la Bastilla, de un año de descomposición del antiguo
régimen. Es por lo que, comparativamente a las violencias que hemos conocido luego, fue poco
costosa en vidas humanas. Esta “facilidad” relativa de la toma insurreccional del poder por los
bolcheviques ilustra la impotencia de la burguesía rusa entre febrero y octubre, su incapacidad
para poner en pie un estado y edificar sobre las ruinas del zarismo un proyecto de nación
moderna.

La alternativa no estaba ya entre la revolución y la democracia sin frases, sino entre
dos soluciones autoritarias, la revolución y la dictadura militar de Kornilov o de alguno similar.
Si se entiende por revolución un impulso de transformación venido de abajo, de las aspiraciones
profundas del pueblo, y no el cumplimiento de algún plan grandioso imaginado por una élite
esclarecida, ninguna duda de que la Revolución rusa fue una de ellas, en el pleno sentido del
término, a partir de las necesidades fundamentales de la paz y de la tierra.

Basta con recordar las medidas legislativas tomadas en los primeros meses y el primer año por
el nuevo régimen para comprender que significan un cambio absolutamente radical de las
relaciones de propiedad y de poder, a veces más rápido de lo previsto y querido, a veces más
allá incluso de lo deseable, bajo la presión de las circunstancias.

Numerosos libros testimonian de esta ruptura en el orden del mundo (ver Los diez días que conmovieron el mundo, de John Reed) y de su repercusión internacional inmediata (cf. La Révolution d´Octubre et le mouvement ouvrier européen, collectif, EDI, 1967). Marc Ferro subraya (principalmente en La Revolution de 1917, Albin Michel 1997; y Naissance et effondrement du régime communiste en Russie, Livre de Poche 1997), que no hubo en aquel momento mucha gente que lamentase la caída del régimen del zar y que llorase por el último déspota.

Insiste al contrario sobre el derrocamiento del mundo tan característica de una auténtica revolución, hasta en los detalles de la vida cotidiana: en Odessa, los estudiantes dictan a los profesores un nuevo programa de Historia; en Petrogrado, trabajadores obligan a sus patronos a aprender “el nuevo derecho obrero”; en el ejército, soldados invitan al capellán castrense a su reunión “para dar un nuevo sentido a su vida”; en algunas escuelas, los niños reivindican el derecho al aprendizaje del boxeo para hacerse oír y respetar por los mayores.


Desde el Perú noticias sobre el espinoso tópico de la libertad de prensa que se confunde, sin que halla lugar a ello, con la libertad de empresa, o con la discrecionalidad de los gobiernos. N de la D.


COMPARTO CON EL PAÍS, EL PRONUNCIAMIENTO PACÍFICO DE RADIO LA VOZ.

PRONUNCIAMIENTO DE RADIO LA VOZ A LA OPINIÓN PÚBLICA

Y A LAS ORGANIZACIONES DEFENSORAS DE LOS

DERECHOS HUMANOS Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Radio La Voz, emisora comunitaria ubicada en la ciudad de Bagua Grande, provincia de Utcubamba, región Amazonas, con Licencia de Funcionamiento otorgada por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) por diez años, en febrero del 2007, fue clausurada arbitrariamente por el actual gobierno peruano el 08 de junio del 2009, tres días después del denominado “Baguazo”, en que se regó sangre peruana en la Curva del Diablo (acusándolo) de estar incitando a la violencia e, incluso, de haber provocado el asesinato de policías en la Estación Seis de Petro Perú. Lo cierto es que el gobierno aprovechó los resultados desastrosos del “Baguazo” para quitar del aire a (la) emisora (Radio La Voz).

Organizaciones defensoras de los derechos humanos y de la libertad de expresión nacionales e internacionales, se han pronunciado a favor de Radio La Voz y han pedido al gobierno del Sr. Alan García que restituya la licencia a la emisora clausurada. Sería largo enumerar a estas organizaciones. Sin embargo, gracias al Consejo de la Prensa Peruana y la Sociedad Interamericana de Prensa se logró hace más de un mes que el propio presidente Alan García declare que revisaría el caso de Radio La Voz. Por otro lado, en el Poder Judicial duerme una acción constitucional de amparo sin que hasta la fecha y habiendo transcurrido varios meses se emita pronunciamiento alguno.

Los trabajadores de Radio La Voz, sin empleo hace más de un año, con nuestra única fuente de ingresos cerrada, con nuestra cuenta de ahorros embargada y con nuestra señal borrada de la página web del MTC, creemos en que ya es tiempo de que se busque una salida política a este problema, que le está haciendo daño al gobierno en el interior y exterior del país, justamente en una etapa electoral.

Radio La Voz ha sido reconocida internacionalmente con dos distinciones a la Libertad de Expresión: por INDEX ON CENSORSHIP del Reino Unido, y por la UNIVERSIDAD MILLENNIUM INTERNACIONAL de México.

Y desde esta calurosa ciudad de Bagua Grande, le pedimos respetuosamente a nuestro presidente Alan García que ya basta de odios y venganzas, basta de atropellos a los más débiles, demuestre que usted es una persona digna y justa y repare el daño que se viene cometiendo desde hace más de un año a esta empresa familiar, a este medio de comunicación. ¡Ordene, Señor Presidente, que se nos devuelva Radio La Voz!

Bagua Grande-Amazonas, 28 de junio del 2010.

CARLOS A. FLORES BORJA – DIRECTOR DE RADIO LA VOZ.

DNI 33826313 – Jr. Antonio José de Sucre 190, Bagua Grande – TEL. (041) 474063.

lunes, 28 de junio de 2010

El profesor e investigador Miguel Eduardo Cárdenas envía este escrito de Santiago O´Donnell sobre el asunto de los 12 apóstoles y las revelaciones del mayor de la policía Juan Carlos Meneses, quien reside en Buenos Aires bajo una protección especial. Este texto apareció publicado en El Mundo. N. de la D. Red Escuela Ciudad Blanca

El mundo | Domingo, 27 de junio de 2010

ESCENARIO

La prueba

Por Santiago O’Donnell

El martes pasado, en punto a las ocho de la mañana, el mayor retirado de la Policía Nacional colombiana Juan Carlos Meneses se presentó en el consulado de su país en Buenos Aires, frente a la Plaza San Martín, para ratificar su denuncia contra el hermano del presidente y presentar la prueba. *

Antes de entrar parecía inquieto. En el bar de la esquina contó que su familia en Colombia había sufrido seguimientos y amenazas. De traje y corbata, espalda contra la pared, tomaba jugo de naranja mirando para todos lados. Pidió que lo acompañen hasta la puerta del consulado y que lo esperen a la salida. Venía a testificar en una causa en la cual casi todos los testigos están muertos. El miedo casi se podía tocar.

Declaró durante cuatro horas y quince minutos ante el fiscal delegado del Tribunal Superior, Hernando Castañeda, que había viajado a Buenos Aires para recibir el testimonio de Meneses en el marco de la causa 13609A, caratulada “Conformación de grupos al margen de la ley y concierto para delinquir”. Después salió, cambió dos veces de taxi y se refugió en su escondite, antes de partir de regreso a Venezuela, donde Naciones Unidas le reconoce status de refugiado político.

Respondía así a una citación de la Fiscalía General de Colombia para ratificar su testimonio del mes pasado, también en Buenos Aires, ante un grupo de juristas convocados por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Ante ellos Meneses había acusado a Santiago Uribe Vélez, hermano del presidente de su país, de haber formado y financiado a un notorio grupo paramilitar de los años ’90, los llamados Doce Apóstoles, en la localidad de Yarumel, estado de Antioquia.

Según Meneses, el grupo mixto de policías y paramilitares operaba desde la finca La Carolina, propiedad de Santiago Uribe, y los jefes policiales de la zona recibían un canon mensual para dejar actuar a los Doce Apóstoles y proveer al grupo de armas y apoyo logístico. También dijo que el mismo Santiago le transmitió que su hermano, el presidente Alvaro Uribe Vélez, le había dado cobertura política y judicial a los crímenes de los Doce Apóstoles, primero como senador por Antioquia y luego como gobernador del estado.

Meneses además admitió que liberó la zona para siete crímenes cometidos por los Doce Apóstoles, según él, por orden de Santiago Uribe. Los crímenes ocurrieron durante los meses de 1993 en los que Meneses fue jefe policial de Yarumel. Dijo que en un caso se abstuvo de actuar en un asesinato cometido por uno de los paramilitares en el medio de la calle, a plena luz del día, a pocos metros del cuartel policial. Dijo que en otro caso la ejecución extrajudicial de un supuesto extorsionador buscado por los Doce Apóstoles derivó en una masacre donde murieron el buscado y su padre y fueron baleados dos menores de edad.

La prueba que Meneses le trajo al fiscal es una conversación que el arrepentido le habría grabado en secreto a su viejo jefe, el coronel Pedro Manuel Benavídez, en la que hablan de Santiago Uribe. El uso del modo potencial responde a que aún no ha sido sometida a peritajes judiciales para verificar que la voz que aparece es la del coronel y que la cinta no ha sido adulterada.

De todos modos es la prueba que presenta el mayor Meneses ante la Justicia colombiana. Coincide además con un testimonio de identidad reservada en la causa, que a su vez coincide con testimonios de familiares de víctimas que aparecen en el informe Nunca Más elaborado por organismos no gubernamentales de Colombia.

Todos ellos acusan a Santiago Uribe de tener nexos con los Doce Apóstoles. Será la Justicia colombiana la que determine el valor de la conversación entre el mayor y el presunto coronel, grabada claro está sin el consentimiento de una de las partes. Pero lo que se dice en esa cinta no deja de ser interesante.

Meneses presentó dos pruebas más, ambas para demostrar su cercanía con el presidente colombiano. Primero, una foto del 2002 que lo muestra posando sonriente junto a Alvaro Uribe delante de la Basílica del Señor de los Milagros de Buga. Segundo, dos certificados de las condecoraciones que le dio Uribe en 1996 y 1997, cuando todavía era gobernador. “Creo que soy el único policía que recibió dos veces de Uribe la medalla Anastasio Girardot, que es la máxima condecoración que otorga el estado de Antioquia”, había dicho Meneses antes de declarar, mientras tomaba su jugo de naranja.

Habría que recordar que después de la primera confesión de Meneses ante Pérez Esquivel y los juristas, Santiago Uribe contestó que Meneses era un testigo poco confiable porque había sido un policía muy problemático, pasado a retiro por problemas disciplinarios. En cambio Meneses asegura que los hermanos Uribe usaron su influencia para cerrarle todas sus causas judiciales y que él se jubiló cuando le dio la gana, y que aún percibe su pensión policial.

¿Y qué dice la cinta? Para empezar, hay que decir que el audio es de muy mala calidad, de a ratos se escucha bien, de a ratos no. La cinta dura unos 26 minutos pero sólo en seis o siete se escucha una conversación. Hablan primero en la vereda de una calle céntrica, en medio del bullicio y los bocinazos, después siguen en lo que parece un bar o cabaret, con una fuerte música de fondo. Lugares públicos con mucho ruido: se nota que hay desconfianza.

El coronel Benavídez es un personaje clave en la trama de los Doce Apóstoles. Era el jefe policial de Yarumel cuando el grupo paramilitar empezó a operar. Cuando Página/12 publicó por primera vez el testimonio de Meneses tanto los hermanos Uribe como el presidente electo Francisco Santos salieron a negar los dichos del arrepentido. Pero fue el jefe de la Policía Nacional, general Oscar Naranjo, quien más se empeñó en desvirtuar las acusaciones, y lo hizo apelando a una supuesta declaración del coronel Benavídez.

Según Naranjo, cuyo hermano está preso en Alemania por narcotráfico, Meneses también habría sido comprado por los narcos. Naranjo dijo que tras escuchar el testimonio de Meneses citó al coronel a su despacho para tomarle declaración. Según Naranjo, el coronel habría dicho que dos veces Meneses intentó comprar su testimonio en contra de Santiago Uribe a cambio de 500 millones de pesos colombianos, unos 250 mil dólares. Naranjo dijo que el dinero que supuestamente ofreció Meneses provenía de “los comba”, un notorio grupo narco que opera en Colombia.

Pero en la cinta el hombre a quien Meneses llama “mi coronel” dice otra cosa.

El diálogo empieza con Meneses diciendo que está preocupado porque ha escuchado que se habría reabierto una causa judicial en contra de ellos. Meneses dice “parece que Amaya anda jodiendo”, en referencia al oficial Amaya, quien según Meneses actuaba de nexo entre la policía y el grupo paramilitar. Amaya sería el testigo de identidad reservada que habría vinculado a Santiago Uribe con los crímenes de los Doce Apóstoles. El “coronel” intenta tranquilizar a su interlocutor. “Escuché que Amaya anda perdido, parece que está desaparecido”, dice con tono risueño.

Pero lejos de relajarse, Meneses contesta que le preocupa la situación porque muchos de los Doce Apóstoles han sido asesinados, y nombra a varios. Meneses le pide al coronel que “averigüe bien” qué pasa con la causa. “Yo estoy tranquilo porque yo no maté a nadie, yo no participé en los operativos”, contesta “mi coronel”.

Meneses pregunta por Santiago Uribe. “Mi coronel” responde: “A Santiago Uribe lo conocí cuando asaltaron su finca y desde entonces empezamos a trabajar juntos. El me daba información sobre delincuencia y yo la trabajaba”.

Meneses pasa al tema del financiamiento.

Meneses: “Había dos grupos que nos daban dinero. Estaba el grupo de comerciantes y hacendados que nos daban dinero para la gasolina, papelería y cosas así”.

Coronel: “Claro...”

Meneses: “Después estaba el otro grupo, el de Santiago...”

Coronel: “Claro... y ahora ves cómo nos pagan”.

Al final de la cinta, Meneses dice que hay que ser cuidadosos y coordinar las acciones entre ellos. Sugiere que podrían declarar ante la corte penal internacional. Propone hacer una declaración en una escribanía y dejarla en poder de sus esposas ante cualquier eventualidad. El coronel parece dudar. “El problema es que van a preguntar por qué no lo dijimos antes”, acepta Meneses. “Juntémonos mañana a la mañana y veamos los pasos a seguir”, ofrece. Termina la cinta.

Sin ser abogado uno podría presumir que se trata de una prueba valiosa pero no definitiva. La voz que habla con Meneses reconoce haber “trabajado” con Santiago Uribe contra “la delincuencia” y, tácitamente, haber recibido dinero de él. También manifiesta sentirse traicionado o abandonado por la familia presidencial. Si esa voz es la de Benavídez, el coronel debería explicarle a la Justicia el sentido de sus palabras.

Al día siguiente de declarar, ya sin traje, Meneses parece más aliviado y con ganas de hablar. La cita es en un bar de San Telmo. Un tío del arrepentido que vive en Buenos Aires vigila discretamente la puerta de entrada. Otro familiar hace guardia en la vereda de enfrente.

Meneses quiere hablar de la muerte, de la muerte de cada uno de los Doce Apóstoles: “Pelo de chonta”, los hermanos Barlati, Rodrigo, “el relojero”, el teniente Téllez: todos muertos. Amaya, “desaparecido”. El coronel Benavídez, para que no desconfíen de él, se mudó a una cuadra del cuartel general de la policía metropolitana en Medellín. “Piensa que así va a salvar su vida”, dice Meneses, sacudiendo su cabeza, entre incrédulo y desconcertado. Por suerte para él, Meneses no tiene problemas de autoestima.

Insiste con la muerte. Ahora quiere hablar de las personas que denunciaron a Uribe en el pasado y que también terminaron muertos. Menciona al profesor universitario Jesús María Valle Jaramillo, presidente del Comité Permanente para los Derechos Humanos, asesinado en febrero de 1998, en Medellín, luego de denunciar la “connivencia” entre los paramilitares y el entonces gobernador Uribe. Menciona al paramilitar Francisco Villalba, uno de los ejecutores de la masacre de El Aro (1997), asesinado, también en Medellín, en abril del año pasado, luego de declarar que Alvaro Uribe Vélez estuvo involucrado en la planificación y la logística de la masacre en su condición de gobernador de Antioquia.

Menciona a Pedro Juan Moreno Villa, un ganadero de Antioquia que llegó a ser secretario de Gobierno de Uribe, cuando éste era gobernador, pero después se distanció y empezó a denunciar al gobierno de Uribe por casos de corrupción desde su revista La Otra Verdad. Moreno Villa y su hijo murieron cuando su avión cayó en el 2006 en la zona de Uraba.

En el 2008 el jefe paramilitar Salvatore Mancuso dijo que Moreno Villa conocía detalles de la masacre de El Aro. Hace tres semanas el general Rito Alejo del Río, procesado por sus vínculos con los paramilitares, declaró en una audiencia pública que la muerte de Moreno Villa no fue un accidente, sino que murió asesinado. “¿Y los asesinos dónde están?”, pregunta Meneses. “¿Por qué nadie los encuentra?”

No tiene mucho más para decir. Paga los dos cafés y se va. Pasa por el Serpaj para hablar con unos abogados, se saca unas fotos y se pierde en las calles de Buenos Aires. No tendrá a dónde ir pero parece apurado. Claro, la muerte lo persigue.

sodonnell@pagina12.com.ar

domingo, 27 de junio de 2010

La máquina del tiempo

Queridos:

Un saludo.

Este análsis de The Washington Post ( http://www.msnbc.msn.com/id/37952830/ns/us_news-washington_post ) sobre el fracaso y despido de una docena de generales gringos, que no han podido darle con la comba al palo ni en Irak ni en Afganistán a pesar de haber matado allá a cientos de miles de personas y tener impuestos a la fuerza gobiernos proamericanos, se concentra en las fallas que puede tener el sistema de ascenso en los rangos, o en si la formación que deben tener los altos comandantes debe ser más militar o política.

Nunca llega a plantearse la posibilidad de que el fracaso de los E.U. en esas guerras se pueda deber básicamente a no tener este país una razón verdaderamente válida para tales invasiones. Lo que quiere decir que ni siquiera la prensa aquí tiene claro el asunto.

A veces siento que entré a la máquina del tiempo, que estoy en Alemania en 1939 y acabamos de invadir Polonia. Miro para abajo y veo que en Colombia estamos de regreso en 1950, Mariano le entrega a Laureano... Vivimos otra vez tiempos atroces.


Abrazo,

Alfredo Arango
Puente Levadizo
Miami

lunes, 21 de junio de 2010

Una activa intelectual de la campaña de Gustavo Petro en el PDA ha divulgado este escrito elaborado por una persona anónima en un país donde existen desaparecidos cuyos familiares llevan más de 25 años de infructuosa búsqueda, por lo que la identidad de quienes escriben no siempre se hace pública, eso sí, con los riesgos que todo anonimato entraña en Colombia donde el ejercicio de la libertad de expresión vive aún bajo sospecha. N de R.

¿No hace parte esto de una mal llamada "teoría de la conspiración"?

Mi nombre por razones de seguridad no lo puedo revelar, pero fui hasta hace unos días cercana a la campaña de Juan Manuel Santos, él y su equipo desde el domingo han estado organizando algo espantoso y por eso en este momento prefiero confesar las estrategias que hemos utilizado y no manchar mi conciencia.

Soy psicóloga y me especializo en hipnosis ericksoniana, llegue a Colombia hace ya unos meses y junto con JJ Rendón y otro grupo de especialistas hemos diseñado, e implementado, las siguientes estrategias.

MANIPULACIÓN DE PERSONAS EMOCIONALMENTE

“la política no sólo se mueve en el campo de (el interés público) sino, en el campo inconsciente y de las emociones. Así por ejemplo (una persona es conservadora, o liberal , por que su madre o su padre, o su cultura así eran.

“La manipulación emocional es la forma más efectiva de manipular a una persona; “todos los seres humanos Psicológicamente son inseguros e infelices”:si se les promete seguridad y prosperidad se arrodillan fácilmente por cualquier cosa: (así es como manipulan muchos grupos religiosos en EEUU).



MANIPULACIÓN VISUAL

El psicólogo jean Piaget determino que “los seres humanos conocen el 80% del mundo por medio del sentido de la vista”. Por eso se estimuló visualmente a los colombianos.

El lado izquierdo, que está conectado con el hemisferio derecho del cerebro humano (el de las emociones) para que, incluso los mas críticos sintieran simpatía por Juan Manuel y el debate no fuera sobre argumentos, sino sobre emociones como seguridad, estabilidad y prosperidad que eran familiarizados fácilmente con la imagen del candidato. Para debilitar el sentido crítico del cerebro humano. Incluso llegamos a utilizar cosas más provenientes del esoterismo que de la ciencia como la insistencia del señor Rendón de utilizar el color naranja. [1]

http://www.santospresidente.com/descargas.asp


MANIPULACIÓN DE PERSONAS

“Para manipular a una persona se tiene que estudiar sus puntos débiles, hacerlos evidentes, y explotarlos al máximo”.

En los estudios que realizamos sobre las necesidades de los colombianos, el primero que encontramos: fue la necesidad urgente de una gran parte de ellos, de conseguir empleo y consolar la pobreza de los hogares, (el 58% de los colombianos están en el mercado informal) por eso desde ese mismo momento santos empezó a explotar, eso sin piedad.


Hasta hacia unos días, yo hacia mi trabajo en mi campo y no me metía con nadie, ni me interesaba saber nada, pero todo cambio cuando llego el señor Rendón y me fui enterando de cosas totalmente inaceptables :


Santos no es uribista

Él no es ni amigo, ni leal a nadie: solo a su hambre de poder.

Juan Manuel llegó a Colombia, luego de un seminario de manipulación psicológica de la información, la semana en que se cayó la reelección. Incluso varios insinuaron que él tuvo que ver con eso.

Algunos estábamos trabajando, ya varios meses antes, y el mismo día en que se cayó la reelección salimos con la campaña “Santos presidente". Los medios ese mismo día cumplieron la tarea de declararlo heredero del fortín uribista, pero Uribe que estaba en Cali no sabía nada cuando Juan Manuel llegó a Cali para presentarse como su heredero político.

El presidente lo gritó y le cerró la puerta en la cara; y por eso el presidente se la jugo por su candidato: que era uribito diciendo que este era “su clon mejorado”, Y era natural porque el actual presidente quería seguir teniendo el poder de las decisiones en Colombia y era mucho más fácil hacerlo con Andrés Felipe Arias (en quien confía) que santos que siempre ha tenido una moral doble

ADULTERACIÓN DE RESULTADOS ELECTORALES

Santos es un hombre soberbio, petulante y elitista, pero sobre todo es un hombre obstinado, aprovecho todo lo anterior y no se rindió; y Junto con sus amigos de la infancia, que hoy son dueños de la prensa y periodistas famosos, sus contactos en el bajo mundo y sus cómplices en el consejo nacional electoral, organizo todo: para que uribito no ganara la consulta conservadora; y así el no tener ningún tipo de competencia por los votos uribistas.

Pero, para quedar más seguro encochinaron al registrador, el mismo día de las elecciones: amenazándolo con un escándalo gigantesco, para que no dijera nada. “Rendón aseguraba que en personas como el registrador, la honra de su nombre valía mas que el dinero”.

Asi en la primera vuelta, con el registrador en el bolsillo, un especialista en software y con apoyo de gente de adentro del CNE, lograron modificar los resultados, (acto riesgoso porque lo hicieron sin importar el margen de error que manejaban la encuestas y el nombre que tiene las firmas encuestadoras). el objetivo era “crear un trauma” y desincentivar el voto de los abstencionistas y los jóvenes, haciendo pasar a Juan Manuel como ganador en la primera vuelta.

La llegada de Rendón

Mockus cometió errores (forzados y no forzados) en las últimas semanas de campaña, pero ellos solos no fueron, los que debilitaron su imagen pública; la peor parte de la campaña de Mockus ha ocurrido al mismo tiempo que Rendón ha estado en Bogotá, más cerca de la campaña de Juan Manuel. Tal llegada anunciada de Rendón, fue el resultado, de que, aun cuando habíamos hecho las cosas bien y se explotaba las necesidades de los colombianos, el candidato opositor aun tenía mucha credibilidad. Rendón entonces, desarrollo las siguientes estrategias:

Imitación de Uribe:

En un analizamos que realizamos con Rendón, determinamos que: Los seguidores de santos, no son santistas , porque Juan Manuel no es carismático, los que votan por santos en realidad votan por Uribe: de ahí que la campaña en Antioquia fue : “vamos a agradecerle a Uribe votando por santos”. Por eso fue que se hizo la imitación (aun que yo no sabia que al presidente no le iba a gustar) : el resultado que se logro con esa estrategia, fue espectacular: mucha de la gente en varias regiones del país cree que quien dijo eso fue el presidente . por otro lado se ha buscado implantar en la jerga de Juan Manuel muchas de las palabras, ademanes , y frases utilizadas por uribe

Un segundo aspecto de la campaña ha sido desprestigiar la credibilidad y tratar de debilitar y ridiculizar la campaña de Mockus forzando errores que se puedan aprovechar, varias vías, se utilizaron para esto , pero la más frecuente fue debilitarlo en un campo donde era fuerte:

Se crearon, entonces, miles de cuentas falsas en las redes sociales como faceboock, en los diarios de opinión política importantes, en la página de santos y en la página de los otros candidatos y en general en todos los foros de opinión[2] : los comentarios que se realizaban tenían que ser cortos y dar una mensaje semántico claro en menos de dos líneas , para eso, no solo contamos con el apoyo en la inteligencia ,sino también de muchas personas cercanas a la derecha armada.

También trabajamos conjuntamente con periodistas reconocidos y grades cadenas informativas entre los que están Claudia gurisati , Londoño hoyos y otros (que no sería capaz de nombrar, porqué no estoy totalmente segura), pero que son grandes amigos y compinches de Juan Manuel: para que crearan una opinión favorable de santos y declararan de diversas formas su victoria absoluta desde la primera vuelta (aun cuando solo el 49% de la población voto)

Pero Rendón es sobre todo, como lo expresa en su página web, un especialista en el rumor, y en realidad es sorprendente como lo ha estudiado y sabe utilizar como medio de manipulación política.

“El chisme, o rumor es un arma derivada de la manipulación de personas que consiste en sembrar en el receptor: inquietud por medio del lenguaje que se utiliza”. Por ejemplo, si se quiere arruinar a una persona lo que se hace es inventar una mentira basada en la creación de un hecho real.

Más efectivo, entonces que decir que uno piensa o que uno sabe que tal o cual es “depravado”; es: decir que escuché de otros, “me dijeron” que tal o cual era “depravado” . La fuerza semántica hace que en el nivel individual de quien la trasmite no sea afectado por juicios subjetivos y se hable de una “creencia común”.

MANIPULACIÓN DE LA IZQUIERDA

Fue con esto que logramos interiorizar creencias en las fuerzas militares y en la mayor parte de las clases populares en Colombia en temas como seguridad, privatización, impuestos , creencias religiosas , educación y economía, pero donde dio un resultado realmente apreciable fue en la izquierda y las personas más críticas.

Sabíamos perfectamente que: en las personas que recordaran el papel de santos en la política colombiana, y, en la izquierda nunca ganaríamos un voto por Juan Manuel, por eso lo que se hizo y lo que se logró fue algo magnifico, un trabajo impecable:

Inducimos a “aquella población crítica” a que voten en blanco, o, a no votar.bajo las premisas (en los sindicatos y otras organizaciones ) de que votar por Mockus era peor que votar por Santos, que Mockus iba a privatizar el sector público, y que era más neoliberal que Santos. Sembramos una excelente resistencia hacia Mockus, que nos dejase libre el camino, e, incluso dejando una cierta simpatía hacia santos .

En realidad no puedo dejar de agradecerle a Juan Manuel las tácticas y estrategias de “manipulación de creencias : vía información”; que me enseño y que compartió conmigo, y , sinceramente, no pienso revelar más sobre mi trabajo , pero lo que hicieron y lo que están planeando desde el domingo en la campaña es lo más bajo y lo más sucio que nunca he visto, y no puedo acompañarlo y mucho menos ser cómplice. Yo no pienso juntarme con guerrilleros. En fin, no me importa por quien voten los colombianos, lo único que quiero es dejar mi conciencia tranquila.

A Juan Manuel Santos no le interesa ni acabar con la guerrilla ni crear empleo, el lo único que tiene es una hambre siega de poder y necesita a la guerrilla para tener a quien echarle la culpa de los problemas del país (y el porqué no los va a solucionar) le interesa seguir teniendo esa culebra viva “y necesita también que exista un brazo armado paramilitar y para institucional para mantener algunas voces calladas.

Hoy estoy totalmente segura que todo lo que dicen de él es cierto, (que se reunió con el ELN, con lo paramilitares y hasta con las FARC) para dar un golpe de estado; Que chantajeo a los tres últimos gobiernos para que le dieran un ministerio y que termino siendo el mejor ministro de los tres gobiernos, gracias a sus amigos y sus artimañas. Y en realidad no puedo creer como hasta Uribe lo demando cuando no era político, por corrupción. Lo siento pero yo no soy capaz de manchar mi conciencia, con los asesinatos y el baño de sangre que va a haber en su país. No soy capaz de cargar con tantos muertos, por eso decidí hacer esto.

http://www.eln-voces.com/index.php?option=com_content&task=view&id=729&Itemid=1

[1] Según rendon el negro produce en el receptor prevención y el rojo pasión; había que utilizar el naranja “por la vibración que tiene, pero, sin excederse, por que generaba nerviosismo, Hay que utilizarlo combinándolo con el color azul” era algo supuestamente sacado de la cromoterapia.

[2] En Colombia una gran parte de la población es joven y se abstiene de votar en las elecciones, pero, los medios electrónicos les facilitaron una visibilizacion política, por tanto el objetivo era desincentivar a esa población en dos frentes. uno, que buscaba conquistarlos por medio de declaraciones y promesas .y otro, que es paralelo al primero y que pretende que simplemente aceptasen la asunción de santos a la presidencia

domingo, 20 de junio de 2010

Una contribución tomada de la Jornada, México.


Álvaro Uribe me humilló por buscar la libertad de mi hijo: profe Moncayo

Ningún candidato presidencial estaba comprometido con la paz, asegura

Blanche Petrich

Enviada

Periódico La Jornada
Sábado 19 de junio de 2010, p. 17

Sandoná, Nariño, 18 de junio. El profeGustavo Moncayo, también conocido como padre coraje por la denodada batalla que dio para rescatar a su hijo Pablo Emilio, secuestrado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante 12 años, ya no carga las cadenas que llevó en cuello y brazos hasta hace poco. El 31 de marzo el mismo Pablo se las quitó frente a las cámaras de los medios, apenas recobró su libertad.

Lejos de los centros de poder, donde con frecuencia fue vilipendiado hasta por el mismo presidente Álvaro Uribe, Moncayo opina: En las campañas que recién terminaron no hubo un solo candidato comprometido con la paz en Colombia. No creo que ni uno conociera de cerca el drama de los desplazados, que sintiera en carne propia el dolor de los familiares de los desaparecidos, de los masacrados, de los que fueron despedazados por los paramilitares para servirle de alimento a los cocodrilos.

Antes de que la guerra tocara a mi puerta, dice, era como la mayoría: creía que la violencia era un hecho aislado y veía por mi pellejo y mi familia... nada más. Sus clases en la preparatoria; las fiestas de su pueblo; misa los domingos.

Hoy creo que me convertí en un luchador nato. Mi hijo ya está libre, pero sigo insistiendo en la urgencia no sólo en acuerdos con las organizaciones armadas sino en soluciones que tienen que ver con los problemas de salud, educación, vivienda. Si eso estuviera resuelto no habría personas que se van de guerrilleros o paramilitares.

Lo alcanzamos en la azotea de su casa, donde acaba de cambiarle el agua a los dos loritos que Pablo Emilio llevó consigo como recuerdo de su vida en cautiverio. Desde ahí se domina la vista del pueblo, las torres de la iglesia, los cerros que la rodean cubiertos de cafetales y caña. A lo lejos se ve la cadena andina que colinda con el departamento de Putumayo. En el pico más alto, el Patascoy, estaba la estación de comunicaciones del ejército que fue asaltada por una columna de las FARC en 1997. De ahí se llevaron al joven cabo del ejército que no cumplía aún los 19 años y a 16 soldados más.

Un retorno dulce y amargo

El domingo que lo visitamos Moncayo acababa de colgar el teléfono luego de hablar con su hijo, internado en el hospital militar de Bogotá por afecciones gástricas. No se imagina lo que es poder oír su voz. Esperé 12 años, tres meses, nueve días, dice.

En la fachada de la casa todavía está el letrero de colores: Bienvenido. La sala, el comedor, todo parece un museo en honor al joven cabo que vino de la selva. El regreso fue una fiesta. Pero como ocurre en todas las historias similares, una fiesta dulce y amarga.

Es su mamá, María Estella Cabrera, también maestra, la que se explica con más claridad los problemas del retorno y la reinserción, después de un cautiverio traumático. A veces lo vemos hablar como el hombre de 32 años que es. Pero de pronto es como si el tiempo no hubiera pasado y vuelve a ser el casi adolescente que era cuando lo secuestraron.

Sus papás recuerdan lo primero que hizo cuando entró a su recámara, que su madre mantuvo intacta. Buscó los tenis y los jeans que había comprado para su cumpleaños 19 y se los puso: ropa de joven en el cuerpo de un hombre.

No tiene malicia. Es como si viniera de otro mundo. Debemos tener mucha paciencia con él. Mucha, dice la madre.

Sólo se quedó 15 días en casa. Después se reintegró al cuartel, pues le faltan solo seis años para jubilarse. Ingresó al ejército a estudiar ingeniería electrónica porque, explica el papá, para chicos sin recursos es la única forma de hacer una carrera. Ascendió a cabo segundo antes de cumplir 19 años, lo que le valió la calidad de canjeable para las FARC, junto con Libio Martínez, que sigue prisionero.

Morir cada día

Tener un hijo secuestrado es morir, es perder la libertad, uno también. Todos los días son de incertidumbre, las noches de insomnio, dice el profe Moncayo. Por ejemplo, cita cuando en 2007 el ejército decidió rescatar a un grupo de diputados prisioneros de las FARC en Valle del Cauca. Todos –excepto uno que pudo huir– murieron.

Me sentí morir. Ya habían pasado nueve años. Entonces decidí encadenarme en Bogotá. La reacción de la gente fue cruel. Yo era una burla, un leproso. Pero nada me importó, ni siquiera la humillación de estar encadenado tres años. Todos fueron sordos: Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Uribe.

En 2007 había ya transcurrido un año sin una sola prueba de vida, ni del gobierno ni de las FARC. Fue cuando decidí recorrer el país a pie. Dejé a mi mujer y a mis hijas, mis estudiantes, que para un maestro son la vida, y empecé a caminar un domingo de junio, con Yuri Tatiana, la mayor. Fueron cinco caminatas en todas las regiones. Terminaba con los pies destrozados. Logré el compromiso de 13 gobernadores de acordar un despeje para liberar a todos los secuestrados. Marché con la ilusión de llegar a Bogotá y que el gobierno me dijera: listo, profesor, vamos a hacer un intercambio humanitario. Nada. Por el contrario, fui humillado por el propio Uribe en la Plaza Bolívar. El mundo fue testigo.

A principios de 2009 vino el pronunciamiento de las FARC de que varios secuestrados, entre ellos Pablo Emilio, iban a ser liberados unilateralmente. “Once meses que fueron los peores de mi vida. El gobierno responde que no acepta la liberación unilateral, que va a lanzar un rescate militar. Me amparé en tribunales contra la decisión del presidente. Las cortes fallaron en mi contra.

Ya había antecedentes de liberaciones unilaterales. A la senadora Piedad Córdoba le habían dado facultades legales para intervenir pero con Pablo se lo niegan. En mi desesperación decidí ir a Bogotá a crucificarme. Después contendí como candidato al Senado, pensando que así me darían el derecho de la liberación unilateral. Perdí. Uribe me atacó, dijo que usaba el dolor de mi hijo para hacer campaña. Todo esto demoró 11 meses, ¡11 meses más!, nuestro calvario.

Luego vino la Operación Jaque del ejército que liberó a Ingrid Betancourt, a tres espías estadunidenses y una docena más. Bien por ellos, me alegré. Pero ¿los que no salieron? ¿Los que vieron retrasado su proceso de liberación, como el de mi hijo y 20 personas más, por dos años más? ¿A quien le importan sus sueños, sus ilusiones?.

Interlocución sin frutos

Entre las campañas que lanzaron contra Moncayo hubo una especialmente perniciosa. Los medios de distribuyeron profusamente una foto donde Moncayo aparece al lado del líder (ya fallecido) de las FARC Manuel Marulanda. El profenos enseña esa gráfica. “Fue durante los años de la zona de despeje en San Vicente del Caguán (desmilitarización de cinco municipios entre 1999 y 2002 ordenada por el ex presidente Andrés Pastrana para facilitar la mesa negociación, que a la postre fracasó). Yo me colé como reportero hasta estar cerca de Tirofijo. Mi intención era hablar con él por los secuestrados”.

Durante el tiempo del despeje las asociaciones de familiares de secuestrados por las FARC –de las cuales Gustavo Moncayo fue presidente– tuvieron varias reuniones con los máximos jefes guerrilleros. “Íbamos muchos, a veces hasta 150 familias. Hablé incluso con el comandante que tenía a Pablo Emilio, Joaquín Gómez. Como no accedían a concedernos su liberación conseguíamos otras cosas, videos, intercambio de correspondencia. Algunos pudieron visitar a sus hijos cautivos para constatar su estado de salud. Eso a mí no me tocó.

Pero en ese proceso conocí a muchas otras víctimas, de desplazados, familiares de desaparecidos, desempleados. Sin proponérmelo me vi inmerso en una problemática social mucho más grande. Hay muchos dramas que van tocando las fibras de mi ser. Ahora soy el resultado de todo eso. Por eso soy un convencido de buscar la salida del conflicto por medio de la negociación, no de la guerra.


jueves, 17 de junio de 2010

Dos senadores del PDA, Gloria Cuartas y Alexander López citan a la audiencia pública. Uno de los más prominentes lunares de la "seguridad" democrática, la inseguridad y ausencia de garantías a las poblaciones afro-colombianas es el asunto. N de la R.

AUDIENCIA PÚBLICA
SOBRE LA SITUACIÓN DE
LA COMUNIDAD DE PAZ DE SAN JOSÉ DE APARTADÓ


CONVOCADA POR:
La Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República y la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes.

Esta audiencia visibiliza la actual situación de derechos humanos de la “la Comunidad de Paz de San José de Apartadó que tiene medidas de protección, ordenadas perentoriamente por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como también, de la Corte Constitucional Colombiana, todas dirigidas a la protección de la vida e integridad de sus miembros”. Asimismo, dejara constancia una vez más de los permanentes señalamientos, contra sus integrantes, acompañantes y defensores.


Lugar: Salón Luís Guillermo Vélez.
Ed. Nuevo del Congreso. Carrera 7 No 8 – 68
Fecha: Junio 17 de 2010
Hora: 9:00 a.m.


Invita:
GLORIA CUARTAS ALEXANDER LÓPEZ MAYA
H. Senadora de la República H. Senador de la República

lunes, 14 de junio de 2010

DORIS SALCEDO, UNA ARTISTA COLOMBIANA EXCEPCIONAL

UN HOMENAJE A WALTER BENJAMIN Y A LA LUCHA DE LOS VENCIDOS


Extractos de una comunicación que hizo circular el dilecto colega OSCAR DELGADO

Enemiga de formalismos y jerarquías sociales, Salcedo arrancó saludando "a las personas aquí presentes, a todas por igual". Fue un comienzo que levantó alguna ampolla.

Por ejemplo, Miguel Ángel Cortés, ex secretario de Estado de Cultura con el Partido Popular, consideró el saludo de la artista como "una falta de educación, estando presentes los Príncipes". No hubo muchas más críticas.

Por el contrario, la mayor parte de los asistentes habló de la belleza de las palabras de Salcedo, sobre todo cuando citó a uno de sus filósofos de cabecera, Walter Benjamin:

"Pensó que los vencidos podíamos narrar nuestra historia y que esta se podía construir desde el presente del historiador o del artista que observa el pasado. El pasado no es algo dado. Se construye en el momento de ser narrado. Esta perspectiva desde el presente permite que la memoria olvidada, la memoria reprimida, surja como una imagen, otorgando así una oportunidad a todo lo que en el pasado fue aplastado, desdeñado y abandonado".

Doris Salcedo es autora de obras como Shibboleth, la instalación creada para la Tate Modern con una gigantesca grieta que habla de la separación entre el primer y el tercer mundo; Tenebrae, con 13 sillas volantes que denuncian el caos o Casa Viudas, una instalación en la que el mobiliario recupera las voces de quieres habitaron entre esas paredes.

Esta mañana, en el Prado dijo que para ella, el arte es "la interrupción que nos permite sustraernos del huracán del progreso. El arte nos da tiempo para compadecernos del sufrimiento de todas las personas... Las experiencias que trato de señalar en mi obra no son anécdotas ni experiencias directas de la vida. Son solo el recuerdo de dicha experiencia, siempre evanescentes, son el vacío generado por el olvido".

El príncipe Felipe celebró que una mujer haya obtenido el premio y que su obra constituya una revisión sobre el mundo que nos rodea. "Se podría decir que Doris Salcedo asume hoy la mirada con la que Goya analizó hace doscientos años el mundo de su tiempo".

Para la ministra González-Sinde, la forma de crear de Salcedo es similar a intentar capturar la hora bruja, la del crepúsculo. "Cada una de sus obras contiene una llamada, una advertencia que es el detonante de la victoria contra el tiempo. Porque si al sol se le puede vencer, mucho más a la violencia, al olvido y atrapar así la memoria de quienes desaparecieron en la oscuridad de la noche".

Una segunda entrega en este caso del acreditado escritor en tópicos de balompie y política Pepe Escobar. Esta versión fue publicado originalmente en el prestigioso sitio de la izquierda internacional Rebelión. Esperamos comentarios y observaciones desde esta orilla del Atlántico. La redacción de la Red Escuela Ciudad Blanca.


La guerra de la Copa del Mundo

Pepe Escobar

Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

La legendaria divinidad del fútbol Diego Maradona ha prometido que si Argentina, el equipo que dirige, gana la Copa del Mundial de Sudáfrica que comienza el viernes, recorrerá desnudo el Obelisco en el centro de Buenos Aires. Semejante striptease especial seguramente divertiría a una “comunidad internacional” exhausta que encara las mismas antiguas sanciones contra Irán, los drones en AfPak, las invenciones de Israel, los enfrentamientos en Corea, los colapsos en Europa, el crecimiento de China y el vertido de BP.


Ante todo, dejemos algo en claro. No hablamos de soccer [nombre dado al fútbol en EE.UU.] Es fútbol, como los británicos lo inventaron (aunque los chinos –¿quién iba a ser?– ya pateaban una pelota hace 5.000 años). Y el fútbol, no el soccer, es el máximo narcótico de la gente frenéticamente consumido en todo el mundo. El formidable historiador británico Eric Hobsbawm ha señalado cómo el fútbol muestra el conflicto esencial de la globalización: la relación muy compleja entre el sobre-comercialismo y el profundo apego emocional en lo que se refiere a cada uno de los fanáticos del deporte.

El conflicto existe incluso cuando fanáticos que miran los partidos en el terreno son tratados ahora como simples extras en lo que ahora se ha convertido cada Copa del Mundo: un megaespecial de televisión de un mes de duración con estrellas que son el equivalente futbolístico de megaestrellas de Hollywood. El fútbol es la mayor industria del entretenimiento global –y también un imán para el lavado de dinero-.

¿Cuánto vale el futbolista del mundo del año, Lionel Messi de Argentina? ¿150 millones de dólares, 200 millones, 300 millones? Otros jugadores también son conocidos en todo el mundo: Cristiano Ronaldo de Portugal, Didier Drogba de Costa de Marfil, Wayne Rooney de Inglaterra, (y luego tenemos a los muy lamentados ausentes como Ronaldinho de Brasil –no seleccionado– y el lesionado capitán alemán Michael Ballack).

En todo el creciente mundo en desarrollo, y en toda Europa, el fútbol es el deporte más globalizado porque en el subconsciente colectivo rompió de alguna manera el patrón forjado en EE.UU. –Hollywood, música pop, novelas en la televisión– todo lo que tiene que ver con la cultura de masas. El poder estadounidense no puede satisfacer por sí solo el deseo global de fantasías rituales masivas –jugar por jugar, jugar como una metáfora para la vida misma, jugar como guerra-. En el fútbol, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas –con poder de veto– son realmente Brasil, Italia, Argentina, Alemania y un activo grupo que compite por el quinto lugar, desde Inglaterra y Holanda a España y la Costa de Marfil.

El fútbol permite compasivamente que se reconstruya una noción juguetona de identidad nacional: guerra por otros medios (juguetones). Escuchad el sonido de un millón de vuvuzelas –los instrumentos sudafricanos parecidos a una larga trompeta que serán un fondo extremadamente audible de los partidos); juegos de guerra es lo que ahora habrá en Sudáfrica-. Pero de un cierto modo sigue existiendo un sentimiento fastidioso, como si a fin de cuentas hubiera sido siempre el mismo maldito vencedor.

Vosotros jugáis, nosotros cobramos

El destacado escritor uruguayo –y fanático del fútbol– Eduardo Galeano, dijo una vez: “La FIFA es el FMI del fútbol”. De manera muy parecida al Fondo Monetario Internacional, la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol es obscenamente rica, extremadamente poderosa y está dirigida como un club hiperexclusivo.

La FIFA se fundó en 1904. Sólo 310 personas trabajan en la sede en Zúrich. Y sólo unos 1.000 trabajan en los asombrosos 208 países miembros (“sólo” 192 naciones son miembros de la ONU, que emplea a más de 40.000). Los 24 miembros del consejo de la FIFA –a los que paga unos 50.000 dólares al mes– pasan su precioso tiempo viajando por el mundo y haciendo tratos con Estados-naciones y corporaciones. De un modo muy similar al FMI, la rotación de personal es mínima. La mayoría de los empleados de la FIFA han ocupado sus puestos durante más de 15 años.

La FIFA es responsable de la comercialización de cada producto vinculado al fútbol profesional, el patrocinio y los derechos de la televisión. Está en el epicentro de un mercado de 250.000 millones de dólares. En 2009, la FIFA ganó 1.000 millones de dólares. Sólo con la Copa del Mundo en Sudáfrica, la FIFA recibió 3.800 millones de dólares.

Como ícono del capitalismo salvaje, la FIFA nunca pierde dinero. Está totalmente asegurada. Para esta Copa del Mundo y la próxima en 2014 en Brasil, eso asciende a 650 millones de dólares. En cuanto a los gobiernos nacionales, esos tratos no son tan ventajosos. El Gobierno sudafricano planificó el gasto de 450 millones de dólares para esta Copa del Mundo. Los costes crecieron a no menos de 6.000 millones; y siguen aumentando. Esto incluye la construcción de nueve estadios nuevos y la reconstrucción de otros cinco. Se espera que el de Durban se convierta en un hito al estilo del museo Guggenheim de Bilbao.

Sin embargo, el muy elogiado tren de alta velocidad de Pretoria a Johannesburgo está retrasado. Sólo se ha abierto un tramo entre el aeropuerto de Johannesburgo y el lujoso vecindario Sandton, la milla cuadrada más acaudalada (sobre todo blanca) en África, donde residirán los cerca de 200 delegados de la FIFA, y su presidente el superburócrata Sepp Blatter, dormirá en las falsas Torres Michelangelo protegido por cinco guardaespaldas, con acceso a un baño en suite al estilo Disney, así como a un mini bar personalizado con el mejor chardonnay sudafricano y con cubos de hielo hechos con agua de Evian.

Cualquier país que desee organizar una Copa del Mundo debe someterse virtualmente a la autoridad de la FIFA, lo que incluye cambios en la legislación nacional. Hace cuatro años, el Parlamento de Sudáfrica atribuyó a la Copa del Mundo el estatus de “evento protegido” regido por una legislación específica.

El país organizador debe ceder a la FIFA los derechos para todo, desde la publicidad y el mercadeo hasta el control del perímetro que rodea los estadios (La FIFA es de hecho un Estado soberano en todos los estadios en Sudáfrica). De un modo muy similar al FMI, la FIFA no es un organismo humanitario. Para las corporaciones asociadas, la tarea de la FIFA es abrir mercados, África en el caso actual. A continuación describo un ejemplo de cómo trabaja realmente la FIFA.

Un estadio en Athlone, un suburbio pobre de Ciudad del Cabo de mayoría “de color”, habría podido asegurar numerosos puestos de trabajo en el área y ser el catalizador de un proceso de pavimentación de calles, construcción de nuevas casas y la mejora del transporte público. En su lugar, la FIFA prefirió el estadio Green Point construido entre el mar y la tarjeta postal favorita de Ciudad del Cabo, Table Mountain, a cinco minutos de un centro comercial de lujo y cerca de un campo de golf –y financiado con fondos públicos-.

Un inspector de la FIFA dijo al periódico sudafricano Mail and Guardian que miles de millones de espectadores no desearían ver “chabolas y pobreza” en la televisión. Como si la Copa del Mundo no se estuviera celebrando en un país con casi 40% de desempleo, en el cual la mitad de la población vive con menos de un dólar al día. El semanario alemán Der Spiegel por lo menos puso una parte en perspectiva, con la publicación de un informe especial en el que compara la sed de Europa por jóvenes futbolistas africanos con una nueva trata de esclavos.

Numerosos estudios académicos coinciden en que es más razonable que un país anfitrión de la Copa del Mundo construya lo que necesita en infraestructura que gastar una fortuna en un evento que en última instancia sólo beneficia a los organizadores y a los patrocinadores corporativos. Los productos autorizados disponibles en el país durante el Mundial son todos importados de China. Cuando la Copa del Mundo haya terminado el 11 de julio, no menos de 150.000 trabajadores en Sudáfrica perderán sus puestos de trabajo.

La identidad de dios

Sin embargo, la mayor parte del mundo no es consciente de todas las distorsiones; el deslumbrante atractivo del fútbol como farándula es demasiado seductor. Además, una Copa del Mundo todavía tiene que ver sobre todo con capas y más capas de intriga bizantina que alimenta la “guerra”; guerra con todos sus comandantes y soldados condecorados, desde el “Rooney asiático” Jong Tae-se, uno de los pocos norcoreanos que hizo sonreír verdaderamente al Querido Líder Kim Jong-il, hasta la ex pareja de Paris Hilton y portada de Vanity Fair Cristiano Ronaldo (“No juego solo y no hago milagros”).

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Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge.Acaba de publicar su nuevo libro Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en:pepeasia@yahoo.com