-Dominación y/ legitimidad carismática: la subordinación y obediencia de los sujetos está determinado por el líder carismático.
-Dominación y/o legitimidad tradicional-parroquial: la subordinación y obediencia se debe al pasado y sus costumbres, por ejemplo, a los jefes de la tribu, a los reyes, los señores feudales
-Dominación y/o legitimidad legal-racional: el comportamiento de los sujetos y gobernantes está sometido a las reglas de juego jurídicas
De esta manera, la operatividad del clientelismo se da cuando en las sociedades existen formas de regulación y dominación social de tipo carismático y tradicional de prácticas políticas.
Clasificación del Clientelismo
Andrés Dávila (2002) ha identificado en Colombia tres tipos de clientelismo en un recorrido histórico y de análisis de la literatura existente:
a)Clientelismo tradicional: antes del periodo del Frente Nacional ( antes-1958), el sistema político colombiano estaba marcado por ser una sociedad tradicional, arraigada al bipartidismo y sectarismo, la relación era entre jefes naturales y gamonales para la repartición del poder burocrático del Estado
b)Clientelismo moderno: periodo del Frente Nacional hasta 1974 y el posfrente Nacional hasta la constitución de 1991. El clientelismo se desarrolló bajo un monopolio bipartidista Liberal y Conservador, competencia interpartidista por la burocracia departamental y municipal, los políticos se volvieron intermediarios entre clientes y el Estado para la provisión de bienes y servicios.
c)Clientelismo de mercado: la transformación del sistema político con la adopción de la constitución del 91 originó cambios institucionales, aumento de partidos, descentralización, mecanismos de participación ciudadana, eliminación de los auxilios parlamentarios y la financiación de campañas políticas por parte del Estado, ha provocado una serie de acontecimientos desde 1991 que de describen a continuación:
- Clientelismo en cuerpos colegiados: intermediación clientelista y particular ante las entidades del Estado, intereses específicos de congresistas para satisfacer las demandas de su red y su región.
- Atomización partidista: el aumento del número de partidos ocasionaron mayores demandas ciudadanas de bienes y servicios.
-Redes de intermediación política: el elector negocia con el líder local, aumento del mercado de opciones políticas y la relación cliente-patrón es calculada, desideologizada y particularista.
- Procedencia de recursos: los clientes ofrecen apoyo electoral a sus patrones, para eso se ha utilizado los recursos presupuestales del Estado para financiar campañas políticas. Además, el autor señala peor no profundiza sobre la existencia del clientelismo armado.
La administración pública colombiana, en la “metamorfosis del clientelismo”, ha estado marcada por los grupos de presión, las redes y las comunidades en la burocracia para la influencia en la producción y ejecución de políticas públicas para alimentar el clientelismo de mercado para la provisión de bienes y servicios desde el poder del Estado.
Una enfoque para la comprensión del clientelismo
Jaramillo (2003: p. 1-3) ha propuesto una lectura analítica para la comprensión del clientelismo en tres dimensiones:
- La dimensión de intercambio: es una relación clientelista de transacción de beneficios y no es contractual, son bienes y servicios en busca de algo simbólico, el apoyo, por esta razón el autor señala que lo que se intercambia tiene valor simbólico y económico, como un voto y un bien material. Así que, los actores de la relación clientelista tienen dos tipos de apreciaciones: instrumental en referencia al valor económico y simbólico al valor cultural que posee el beneficio para el actor. De este modo, la dimensión del intercambio analiza la relación de dependencia e interdependencia entre patrones y clientes a la hora de hacer transacciones.
- La dimensión de sentido: son los valores culturales de los actores de la relación clientelista con dos hipótesis, necesidad de conseguir recursos escasos por el cual luchan los actores, y el clientelismo como cultura política. De esta manera, los objetivos clientelistas son la consecución de recursos y la participación política por parte de los actores, bajo dos lógicas. La racional instrumental, el actor de la relación clientelista sigue parámetros de maximizar beneficios y utilidad y la reciprocidad, que debe corresponder a quienes lo han beneficiado.
- Dimensión de poder: el poder asumido bajo tipos de fuerza física contenidos en una economía de beneficios y un relación de sentidos, las relaciones se dan de forma directa a través del contacto personal ó indirectas por ser ausente de las relación clientelista. Así que, las relaciones de poder en el clientelismo se da bajo las estrategias de los actores (legitimidad, presión, represión y coerción) y con diferentes tipos de clientelismo (dominación: relación de mando-obediencia, negociación: relación ceder-conceder; resistencia: relación mando-rebeldía; emancipación: relación sujeción-liberación).
La lectura de Jaramillo (2003) nos ofrece una perspectiva de análisis del clientelismo no solo como una forma de intercambio de bienes y servicios por votos, sino por las relaciones de sentido, simbólicas, culturales y de poder que se tejen alrededor de una relación clientelista entre los actores que los agrupa entre patrones, clientes e intermediarios.
Clientelismo político es un intercambio
Uno de los trabajos pioneros sobre el clientelismo ha sido de Leal y Dávila (1990) donde argumentan como el clientelismo ha sido la forma de reproducción política del sistema político colombiano, lo que da una característica al comportamiento de los políticos y los ciudadanos a la hora de involucrarse con los asuntos públicos.
Las definiciones más comunes que se asocian con el clientelismo político, son: aumento de la burocracia (puestos de trabajo) y asignación de recursos por criterios políticos.
Por otro lado, Alejandro Gaviria (2007: p.3) caracteriza el clientelismo en Colombia asociado con la debilidad del Estado en (3) aspectos:
-“Énfasis en el reparto de beneficios particulares o en la provisión de bienes de interés específico (en lugar de bienes públicos que benefician a toda la población).
-El clientelismo enfatiza lo visible regionalmente sobre lo pertinente nacionalmente.
-El gasto público se convierte muchas veces en una herramienta para el mantenimiento de redes políticas y lealtades regionales.”
En este sentido, los políticos han usado el clientelismo por una sola razón, la reproducción electoral, conllevando a generar lealtades sociales mediante la asignación de recursos públicos que se les devuelve en votos los días de las elecciones; con lo cual garantizan su reelección y permanencia en el poder.
En otro sentido, el clientelismo es definido por Cristina Escobar (2004: 39) :
El clientelismo sirve como sustituto de los derechos sociales al asegurar la distribución (aunque selectiva e irracional) de los recursos del Estado que la población despojada no ha sido capaz de obtener a través de la participación electoral.
Así que, los ciudadanos al no encontrar el suministro de bienes y servicios públicos como salud, educación, empleo, vivienda, entre otros; por medio de la participación política eligiendo a sus gobernantes, ha optado por el clientelismo porque han encontrado una forma segura de acceder a servicios públicos mediante le lealtad y fidelidad electoral con un político.
El clientelismo, también ha sido definido como una relación de patrón-cliente, en la cual Ronal P. Archer ha contextualizado como el sistema político del patronaje. Por lo tanto, la red de patrón es configurada por los partidos y los políticos, y los clientes, son los ciudadanos; dado que la relación se da por los intereses de los políticos, el voto, y el de los clientes, solicitar bienes y servicios.
Las características de esta forma clientelista de patrón-cliente son:
-Relación depende por bienes y servicios
-Lealtad e influencia
-Desarrollo de la red patrón-cliente a través del contacto directo de los partidos y los políticos con los ciudadanos.
Por otro lado, Francisco Leal y Andrés Dávila (1990) sostienen a lo largo del texto que el uso del clientelismo ha permanecido en el sistema político colombiano como una forma de reproducción electoral de los partidos y se han instaurado en la forma de hacer política en la democracia del país.
Referencias Bibliográficas
Archer, Ronald P, (1990). The transition from traditional to broker clientelism in Colombia: political stability and social unrest, Working Paper No 140, Notre Dame University.
Dávila, Andrés y Salgado, Natalia (2002). La metamorfosis del clientelismo, Francisco Gutiérrez Sanín (Comp), Degradación o cambio. Evolución del sistema político colombiano, Bogotá: IEPRI-Editorial Norma.
Escobar, Cristina. Clientelismo y ciudadanía: los límites de las reformas democráticas en el Departamento de Sucre, en Análisis Político No 47. Bogotá: IEPRI, Universidad Nacional de Colombia, 2002.
Gaviria, Alejandro (2007). Presentación Riesgos políticos: el caso colombiano, en XLII CONVENCION BANCARIA 2007 XV MUESTRA DE PRODUCTOS Y SERVICIOS PARA EL SECTOR FINANCIERO Centro de Convenciones y Exposiciones Cartagena de Indias, junio 21 y 22 de 2007
Jaramillo Nicolás (2003). Clientelismo y Poder. Cambios en las relaciones clientelistas en Colombia (1960 – 1990). Bogotá: Monografía de grado. Departamento de Ciencias Políticas, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Nacional de Colombia.
Jaramillo, Nicolás, 2010, Clase dirigente y corrupción política: 1837-1839 en la Nueva Granada, Tesis de Maestría en Sociología, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
Leal Buitrago, Francisco y Dávila, Andrés, 1990, Clientelismo. El sistema político y su expresión regional. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, IEPRI, Tercer Mundo.