LA
TERMINACIÓN DEL CONFLICTO: ¿ES UN MITO?
David Jiménez
El Gobierno Nacional desde
2012 nos habla de un Acuerdo para la
Terminación del Conflicto, fruto de
las negociaciones en La Habana con las Farc-ep. De esta manera, el Congreso
Colombiano de mayoría gobiernista aprobó el Marco Jurídico para la Paz, y muy
seguramente aprobará la ley que convoca al pueblo al referendo de la paz.
Sin embargo, debemos tener claro si el proceso de paz con
las Farc-ep es un éxito, eso no será traducido en paz en todo el territorio
nacional, dado la alta presencia de grupos armados ilegales en toda la
geografía, la publicación de El Espectador (27.08.2013) sobre el informe de
INDEPAZ sobre la presencia de estos
grupos así:
- - Bandas Criminales: presencia en 31 Departamentos
y 409 municipios
- - Farc-ep:
presencia en 28
Departamentos y 262 municipios
- - ELN:
presencia en 13 Departamentos y
72 municipios
Con lo anterior, si el país
tiene 32 Departamentos y 1.100 municipios aproximadamente, se muestra la debilidad del Estado para
garantizar su presencia (judicial, militar, policial, fiscal y social) en todo el territorio. Así que, una
negociación exitosa para la paz sin tener en cuenta a las Bandas Criminales o
Neoparamilitares y al ELN, no se verá reflejada en paz y tranquilidad en muchos
municipios del país, sin tener en cuenta que las FARC en un eventual proceso de
desmovilización, desarme y reincorporación a la vida civil terminen algunos
disientes y reincidentes en formar bandas criminales en los territorios; un
gran riesgo que no se discute en el Congreso, La Habana y la Casa de Nariño.
Así que, la terminación del
conflicto será ficción si no se aprende las lecciones de las pasadas
negociaciones con guerrillas y paramilitares, y dado que si no se incluyen
todos los actores en conflicto en el dialogo, los usos de la violencia y el
terror continuaran como si nada hubiera cambiado, la solución a eso es más
“Democracia Real”, que transcienda la democracia representativa incorporada en
una entidad desprestigiada social y políticamente por la sociedad colombiana
como lo es el Congreso de la República,
que aunque tiene la función constitucional de hacer las leyes y reformar
la constitución, en episodios trascendentales para la Democracia Colombiana son
cuestionables que se hagan por el constituyente derivado y no por el
constituyen primario.
El
referendo de la paz
El calendario electoral del
2014, con la presentación del proyecto de ley para convocar a un referendo por
la paz, es cuestionable por varias razones.
En primer lugar, la democracia delegativa representada en el Congreso de
la República tramitará un proyecto para convocar al pueblo a referendo cuando
ni siquiera el Gobierno Nacional y las Farc-ep han firmado o suscrito acuerdos
sobre temas que discuten en forma abierta y pública a la sociedad política y
civil. En segundo lugar, el proyecto de referendo supone un escenario en los
próximos meses de que el Gobierno Nacional firmará un acuerdo con las Far-ep,
la Corte Constitucional avalará dicha ley para convocar a referendo y por
último, ganarán en las urnas porque harán que la elección coincida con otra
para que la participación electoral sea
mayor en contra de la abstención. Y finalmente, no conocemos bién (toda la
sociedad) como va el proceso de negociación, con lo cual vale la pena estos
interrogantes: ¿cuáles serán los
mecanismos para incorporar todos los acuerdos a la estructura jurídico-legal
del Estado?, ¿Cómo será el proceso de desmovilización, desarme y
reincorporación?, ¿Quienes estarán sometidos a la justicia ordinaria y a la
justicia transicional cumpliendo las normas del Derecho Internacional? , ¿Cómo
serán los mecanismo de reparación a las víctimas de las Far-ep?; son
algunas inquietudes que podrían resolver las reservas que tienen muchos
sectores con el proceso de negociación en escenarios de polarización donde no
conocemos bien lo que se negocia y discute en La Habana o si estamos en un cuento de ficción.