¿ES
POSIBLE DEFENDER LO INDEFENSABLE: LOS PARTIDOS?
David Jiménez[1]
El profesor David Roll de la Universidad Nacional de Colombia en su
columna titulada “En defensa del Liberalismo”, publicada en el periódico El
Mundo de Medellín el 11 de diciembre de 2013, defiende al Partido Liberal. Resalta que es un partido más de izquierda
que derecha, responde las críticas internas que hacen sus líderes en el partido,
y concluye que es el partido para agrupar a la izquierda tras las negociaciones
de paz.
En los sistemas políticos
contemporáneos existe una crisis de representación, la poca identidad
partidista y la baja confianza en los partidos políticos en las democracias
occidentales. En nuestro caso colombiano, defender a los partidos en un
contexto de corrupción, infiltración de organizaciones criminales en la
política y clientelismo es difícil sostenerlo, y mucho menos ahora, dado que la
evidencia empírica de corrupción y captura del Estado están latentes en el
sistema político, y el liberalismo no está fuera de tales conductas.
La
participación en el posconflicto
El líder conservador Álvaro Gómez Hurtado señalaba días antes de su
asesinato que la solución no era derrocar el gobierno, sino cambiar el régimen
que eligió al presidente Ernesto Samper. Con los anteriores antecedentes, los
paros y movilizaciones sociales, así como las estudiantiles y campesinas desde
2011 en toda la geografía colombiana.
Tales demandas sociales podría llevar en un eventual
escenario de posconflicto a la constitución de un partido agrario y campesino
como lo ha sostenido el profesor Miguel Ángel Herrera Zgaib, dado que los
problemas de la tierra y del campo hacen parte de la raíces históricas del
conflicto armado desde hace 60 años.
Los partidos tradicionales –
Liberal y Conservador – llevan más de 160 años turnándose en el poder político,
y desde 1991 manipulan el sistema político colombiano, sin tener
responsabilidad política histórica con los problemas nacionales.
Ahora bien, defender, como lo hace el
académico liberal, que alguno de estos dos partidos históricos, o sus
apéndices, el uribismo o el partido de la U; o que en este caso puntual el
liberalismo que conocemos es el futuro para la izquierda democrática, los
sectores excluidos y subalternos, o para la paz. En buen romance, hacerle caso
a esta sugerencia pública es garantizar
la dominación del clientelismo asociado con corrupción y la no democratización
colombiana.
PD: Las Farc-ep prometió y
volvió a declarar el cese unilateral de hostilidades, pero, al mismo tiempo el
pasado fin de semana realizó hostigamientos a la fuerza pública en el Municipio
de Anorí (Antioquia) afectando a la población civil, como acto de cierre. ¿Esa
es la paz?
[1]
Politólogo y estudiante de Maestría en Estudios Políticos. Participante del
Grupo Presidencialismo y Participación de la Universidad Nacional de Colombia.
E-mail: presid.y.partic@gmail.com
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