domingo, 22 de noviembre de 2015

El terrorismo en París y la contrarreforma al Estado Contemporáneo

El terrorismo en París y la contrarreforma al Estado Contemporáneo

David Jiménez[1]

Los atentados a las torres gemelas en el World Trade Center de Nueva York en septiembre 11 de 2001, permitió la adopción de un discurso político de lucha contra el terrorismo, o la excusa para la invención de la guerra preventiva por parte de los Estados Unidos.

Posterior a ese suceso, organizaciones multilaterales como Naciones Unidas, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos expidieron resoluciones de condena y acciones contra el terrorismo, y los famosos listados de organizaciones terroristas elaborados unilateralmente por el Departamento de Estado de USA y de la Unión Europea.

A su vez, el pasado 11 de noviembre de 2015 en la ciudad de Paris (Francia) ocurrieron actos terroristas atribuidos al Estado Islámico, en este caso, el presidente francés, François Hollande, propone un cambio constitucional en su país para otorgar más poder a la policía y concentrar el poder público en el ejecutivo para responder con eficacia, dice, situaciones de orden público y seguridad.

En pocas palabras, lo que él quiere es poder efectuar discrecionalmente detenciones y registros a residencias sin autorización judicial. Lo más seguro es la aprobación de la reforma en un contexto de unidad nacional tras los ataques terroristas la semana anterior. Por lo pronto, la asamblea francesa ya aprobó extender por tres meses el estado de emergencia en la “patria de la libertad”.

En este caso, François Hollande en su discurso pretende no solo convocar a una coalición internacional contra el Estado Islámico, con su aliado principal la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia. Al parecer busca respaldo para, a nivel global tal como hizo George W. Bush para invadir a Afganistán e Irak, de una manera más profunda, reformar el Estado en la era del imperio,  profundizando el experimento en Francia, restringiendo conquistas históricas instauradas en el Estado Contemporáneo en la civilización occidental.

Tales fueron  los derechos: a la intimidad personal, a no ser detenido ni registrado en el domicilio, y a circular libremente por todo el territorio. Hasta instaurar lo que en Estados Unidos se implantó y normalizó, lo que antes era excepcional: las interceptaciones telefónicas y electrónicas de los ciudadanos,  sin orden judicial, como ya ocurre entre nosotros sin que seamos Francia.


Comparaciones dolorosas

Solo basta recordar, el Acto Legislativo 02 de 2003 de reforma constitucional, aprobado por el Congreso Colombiano, de consuno con la guerra contra el terrorismo en una época del discurso liderado por Estados Unidos, bajo el gobierno de George W. Bush, de lucha internacional contra el terror. En pocas palabras, se trataba de volver a restringir derechos fundamentales, pero que aquí fue declarado inexequible por la Corte Constitucional.  Quién sabe si lo mismo ocurrirá en los últimos hervores de la V República francesa.

Ahora, con lo sucedido en Francia, se propicia no solo el ambiente político propicio para modificar su legislación interna donde se limite o restrinja derechos fundamentales de los ciudadanos, sino también  trasladar esas iniciativas de reforma en los demás países europeos y en otros continentes que se sumen a la coalición para destruir al Estado Islámico.

La falsa idea es la de contrarreformar al Estado Contemporáneo dizque justificado por el miedo y la inseguridad en los ciudadanos, donde muchos pueden ver positivamente sacrificar sus derechos fundamentales a cambio de una seguridad garantizada por el Estado y su ejército;  pero para otros, aunque sean minoría, es un rotundo retroceso  político en los Estados de Derecho y los sistemas políticos democráticos liberales actuales.

Finalmente, estos hechos marcan ya, y marcarán la política francesa en otros temas concomitantes, tales como la inmigración,  las políticas de seguridad y su relación con la Unión Europea, que no logra conjurar la recesión en los países más débiles, y que ya de hecho erosiona la fugaz prosperidad de los liderazgos alemán y francés. Es la parte  ilusoria del león como respaldo político para sus iniciativas en el viejo continente, porque estas medidas no sanarán las heridas que el colonialismo y el poscolonialismo han ocasionado en las excolonias de las potencias imperialistas.




[1] Politólogo, estudiante de maestrías en estudios políticos, Universidad Nacional de Colombia, participante externo del GPYP. E-mail: presid.y.partic@gmail.com