martes, 29 de enero de 2019

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VENEZUELA: ¡NO A LAS NEGOCIACIONES SECRETAS!

Guillermo Almeyra
Profesor Universitario, UAM

El gobierno legal y legítimo de Venezuela presidido por Nicolás Maduro surgió de elecciones presidenciales controladas por veedores hostiles en las que la mayoría de los partidos opositores no participaron por decisión propia. En ellas Maduro derrotó al opositor que se presentó.

La proclamación de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como presidente encargado inspirado y apoyado por Washington y con el apoyo de todos los gobiernos de ultraderecha de la región y de varios países imperialistas es un golpe de Estado. El intento fracasó por el momento ante el apoyo al presidente Maduro de las Fuerzas Armadas y de la Justicia, y el rechazo al golpe de países como México o Uruguay.

En el Consejo de Seguridad de la ONU, absurdamente convocado por EE.UU. cuando Venezuela no amenaza a nadie, ni Rusia ni China ni probablemente Francia apoyarán una intervención militar o una sanción y propondrán mediar entre otras cosas, porque el golpe busca acabar con la creciente participación de Rusia y China en el comercio de los países sudamericanos y excluir también a la Unión Europea del “patio trasero” de Washington…

La diplomacia del garrote del Departamento de Estado presiona ahora a los gobiernos capitalistas reformistas de Uruguay y México para que se sometan a su diktat y ellos no hacen pública esa presión. Además, Estados Unidos quiere repetir su provocación en Vietnam para justificar su intervención en Indochina, conocida como “incidente del golfo de Tonkín” y se niega a retirar el personal de su embajada esperando que alguna medida de Maduro cree el casus belli.

El presidente de Venezuela, por supuesto, sigue los consejos de Vladimir Putin y de Cuba, y adopta una actitud cautelosa debido a las consecuencias que podría tener para la paz mundial la transformación de Venezuela en una nueva Siria en guerra civil, con la participación yanqui y rusa y seguramente colombiana, pero ahora en el Caribe.

Por eso declara que seguirá vendiéndole petróleo a Estados Unidos y, al mismo tiempo, inicia negociaciones secretas con los golpistas, como se ve en el vídeo publicado por el gobierno sobre las conversaciones entre Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Constituyente, hombre fuerte de las Fuerzas Armadas y jefe de la boliburguesía, por un lado, y el golpista Juan Guaidó, que se queja de las presiones exteriores que recibe.

Pero, de no haber sido porque los golpistas no cejan en sus movilizaciones que buscan dividir a los militares, esas negociaciones se habrían realizado a espaldas del pueblo, que debe estar plenamente consciente e informado sobre el curso de un proceso que decidirá su futuro. Esas negociaciones sin duda continúan ya que la prensa cubana y colombiana han cesado sus artículos sobre Venezuela y, sobre todo, porque Maduro permite a Guaidó que hable y circule libremente y organice manifestaciones masivas.

¡No a las negociaciones secretas!



Para los golpistas, la cárcel o el exilio. Cualquier otra posición alentará a los golpistas y quitará apoyo al gobierno entre los soldados y suboficiales que están sometidos a las mismas penurias que la gente común (ya hay un 60 por ciento de deserción anual entre ellos) y que siguen obedeciendo a sus mandos por su educación chavista y por su rechazo a la injerencia extranjera, no por acuerdo con Maduro.

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