domingo, 17 de junio de 2012

LAS AUTOPISTAS DE LA PROSPERIDAD EN ANTIOQUIA


LAS AUTOPISTAS DE LA PROSPERIDAD EN ANTIOQUIA

David Jiménez[1]
Universidad Nacional de Colombia, Medellín


El Presidente Juan Manuel Santos el sábado 9 de junio de 2012 en su Acuerdo para la Prosperidad realizado en Medellín, manifestó el compromiso presupuestal de la Nación con el proyecto Autopistas de la Prosperidad[2] con 10 billones de pesos. El periodo de ejecución de la mega-obra, además, no sería de 15 sino de 6 años; y, aclaró también que la empresa ISA no podría ser el constructor con base a un concepto del Consejo de Estado[3].

El proyecto Autopistas de la Prosperidad, llamado Autopistas de la Montaña por el gobierno anterior, lo podemos encontrar en documentos técnicos elaborados por el Gobierno Nacional: Conpes 3413 de 2006 Programa para el Desarrollo de Concesiones de Autopistas 2006 – 2014; Conpes 3612 de 2009 Programa Estratégico de Autopistas PROESA I, y Agendas de Competitividad  en Infraestructura en la Visión Colombia 2019. Y está claro en todos los citados que su objetivo principal es conectar a Medellín con el Norte y Centro del país.

Por otro lado, el anuncio presidencial permite ver la intención de obtener un éxito electoral en Antioquia para el 2014, porque las licitaciones e inicio de la construcción serían entre el año 2013 y 2014, para cada uno de los tramos contemplados en el proyecto, todos coincidentes como se estila con una época prelectoral y electoral[4]. De esta manera, muchos candidatos al Congreso de la República que estarán al lado del Presidente-candidato lo más seguro es que harán política, toda la que puedan, con esta mega-obra, que enriquecerá también a sus nuevos contratistas. Como dicen, lo comido por lo servido.

Sin embargo, lo más preocupante no es el aprovechamiento político-electoral del Gobierno Nacional con Antioquia para las elecciones de 2014 y de asegurar el respaldo de congresistas de la región. El problema central está en el posible uso irregular de recursos públicos y corrupción en la asignación de los contratos de concesión a la empresa privada. 

Sobre todo, con la cruda expectativa que también  aparezca un cartel de la contratación en Antioquia al estilo del nefasto Grupo Nule, con una mezcla de corrupción pública y privada, en pos de una prosperidad que paga favores en el peor estilo clientelar, que empañe la cacareada divisa del “buen gobierno”, porque el presidente en funciones se ufana de ser un caracterizado jugador de poker, como lo probó  la exitosa operación militar en que “cañó” a las Farc con el abuso de símbolos de la cruz roja internacional.

Es preocupante la aparición de los tristemente célebres Otros Si, con los cuales el Gobierno Nacional realice adiciones presupuestales sin un respectivo control técnico y fiscal sobre la destinación de estas, porque terminarían  llenando los bolsillos privados, y dejando a los antioqueños “viendo un chispero” , porque las vías podrían quedar inconclusas.

Alarman también  los daños en la construcción y operación de las vías, y que los contratistas a futuro no respondan por los posibles daños y fallas de lo que han hecho. De ahí que sea urgente e ineludible la participación ciudadana en la veeduría, en una modalidad poco utilizada con eficacia del presupuesto participativo. Sería bueno que cuente con el genio matemático del gobernador de Antioquia, hijo también de una exitosa familia de constructores en la Medellín de estos años.

También importa, como ha señalado Salomon Kalmanovitz en una comparación de las carreteras en México y Colombia: “El sistema colombiano tiene sólo 726 km de dobles calzadas y muy pocas cuentan con especificaciones internacionales”[5], que las Autopistas de la Prosperidad no cuenten con la calidad que deben tener las vías para la competitividad y el desarrollo económico en dobles calzadas. Y no poco hay que aprender de dos vecinos, picados por el bichito del socialismo, Ecuador y Venezuela, que tienen vías envidiables, después de que se está lejos de la frontera colombiana.

De esta manera, se requieren los ojos bien abiertos para precaver lo malo que pueda pasar con la megaobra que tendrá una inversión del Gobierno Nacional de 10 billones, de la Gobernación de Antioquia y Alcaldía de Medellín de 1 billón. Será un total de 11 billones de recursos públicos que merece toda la atención de la sociedad civil local, regional y nacional para hacer controles técnicos y sociales a la ejecución del proyecto como la ley manda, y la participación del artículo 40 de la constitución nacional autorizan.

Pero para dejar tantas preocupaciones, el Gobierno de Sergio Fajardo en su línea programática e ideológica de lucha contra la corrupción en asocio con la Alcaldía de Medellín, deben ejercer todos los controles para la correcta ejecución de la obra, como ya se dijo. Para evitar la publicación de otro libro de dolamas y denuncias que no rescate la riqueza nacional despilfarrada.

La clase empresarial a través de Proantioquia, Comité Intergremial de Antioquia, las Cámaras de Comercio y la Sociedad Antioqueña de Ingenieros deben participar en el proceso precontractual y contractual de las obras para asegurar la transparencia en la selección de contratistas y ejecución de obras.

La Universidad Nacional de Colombia sede Medellín con su Facultad de Minas, pionera en Ingeniería Civil, debe asociarse con otras universidades de la región para hacer un control e interventoría técnica a los aspectos físicos, sociales y financieros de las Autopistas de la Prosperidad; y fortalecer una veeduría ciudadana ejemplar, que muestre y pruebe el signo del nuevo tiempo.

En mi caso, para cerrar el comentario, como estudioso de la política pública me interesa por  demás la eficiencia y transparencia del proyecto, y luego la utilización política-electoral del proyecto para las elecciones de 2014 y 2018, porque es algo “natural” en nuestro sistema político colombiano, la corrupción y que los políticos se aprovechen de la inversión pública con beneficio electoral.

PD: En fin ¿Los paisas seguirán inconformes con Santos: ficción o realidad? A tal punto que algunos incrédulos del gobierno Santos y sus bondades con la patria chica  llaman al proyecto Autopistas de la Posteridad. Estamos en la jugada.



[1] Participante del Grupo Presidencialismo y Participación UNIJUS/COLCIENCIAS
[2] En el Gobierno Uribe, el proyecto se denominaba Autopistas de la Montaña
[5] Carreteras de México y de Colombia, 10 de julio de 2011,  El Espectador, por Salomón Kalmanovizt 

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