LAS
AUTOPISTAS DE LA PROSPERIDAD EN ANTIOQUIA
David Jiménez[1]
Universidad Nacional de Colombia, Medellín
El
Presidente Juan Manuel Santos el sábado 9 de junio de 2012 en su Acuerdo para
la Prosperidad realizado en Medellín, manifestó el compromiso presupuestal de
la Nación con el proyecto Autopistas de la Prosperidad[2]
con 10 billones de pesos. El periodo de ejecución de la mega-obra, además, no
sería de 15 sino de 6 años; y, aclaró también que la empresa ISA no podría ser
el constructor con base a un concepto del Consejo de Estado[3].
El proyecto Autopistas de la Prosperidad, llamado
Autopistas de la Montaña por el gobierno anterior, lo podemos encontrar en
documentos técnicos elaborados por el Gobierno Nacional: Conpes 3413 de 2006
Programa para el Desarrollo de Concesiones de Autopistas 2006 – 2014; Conpes
3612 de 2009 Programa Estratégico de Autopistas PROESA I, y Agendas de
Competitividad en Infraestructura en la
Visión Colombia 2019. Y está claro en todos los citados que su objetivo
principal es conectar a Medellín con el Norte y Centro del país.
Por otro lado, el anuncio
presidencial permite ver la intención de obtener un éxito electoral en
Antioquia para el 2014, porque las licitaciones e inicio de la construcción
serían entre el año 2013 y 2014, para cada uno de los tramos contemplados en el
proyecto, todos coincidentes como se estila con una época prelectoral y
electoral[4].
De esta manera, muchos candidatos al Congreso de la República que estarán al
lado del Presidente-candidato lo más seguro es que harán política, toda la que
puedan, con esta mega-obra, que enriquecerá también a sus nuevos contratistas.
Como dicen, lo comido por lo servido.
Sin embargo, lo más
preocupante no es el aprovechamiento político-electoral del Gobierno Nacional
con Antioquia para las elecciones de 2014 y de asegurar el respaldo de
congresistas de la región. El problema central está en el posible uso irregular
de recursos públicos y corrupción en la asignación de los contratos de
concesión a la empresa privada.
Sobre todo, con la cruda expectativa que también aparezca un cartel de la contratación en Antioquia al estilo del nefasto Grupo Nule, con una mezcla de corrupción
pública y privada, en pos de una prosperidad que paga favores en el peor estilo
clientelar, que empañe la cacareada divisa del “buen gobierno”, porque el
presidente en funciones se ufana de ser un caracterizado jugador de poker, como
lo probó la exitosa operación militar en
que “cañó” a las Farc con el abuso de símbolos de la cruz roja internacional.
Es preocupante la aparición
de los tristemente célebres Otros Si, con
los cuales el Gobierno Nacional realice adiciones presupuestales sin un
respectivo control técnico y fiscal sobre la destinación de estas, porque
terminarían llenando los bolsillos
privados, y dejando a los antioqueños “viendo un chispero” , porque las vías
podrían quedar inconclusas.
Alarman también los daños en la construcción y operación de
las vías, y que los contratistas a futuro no respondan por los posibles daños y
fallas de lo que han hecho. De ahí que sea urgente e ineludible la
participación ciudadana en la veeduría, en una modalidad poco utilizada con
eficacia del presupuesto participativo. Sería bueno que cuente con el genio
matemático del gobernador de Antioquia, hijo también de una exitosa familia de
constructores en la Medellín de estos años.
También importa, como ha
señalado Salomon Kalmanovitz en una comparación de las carreteras en México y
Colombia: “El sistema colombiano tiene sólo 726 km de dobles calzadas y
muy pocas cuentan con especificaciones internacionales”[5], que las
Autopistas de la Prosperidad no cuenten con la calidad que deben tener las
vías para la competitividad y el desarrollo económico en dobles calzadas. Y no
poco hay que aprender de dos vecinos, picados por el bichito del socialismo,
Ecuador y Venezuela, que tienen vías envidiables, después de que se está lejos
de la frontera colombiana.
De
esta manera, se requieren los ojos bien abiertos para precaver lo malo que
pueda pasar con la megaobra que tendrá una inversión del Gobierno Nacional de
10 billones, de la Gobernación de Antioquia y Alcaldía de Medellín de 1 billón.
Será un total de 11 billones de recursos públicos que merece toda la atención
de la sociedad civil local, regional y nacional para hacer controles técnicos y
sociales a la ejecución del proyecto como la ley manda, y la participación del
artículo 40 de la constitución nacional autorizan.
Pero
para dejar tantas preocupaciones, el Gobierno de Sergio Fajardo en su línea
programática e ideológica de lucha contra la corrupción en asocio con la
Alcaldía de Medellín, deben ejercer todos los controles para la correcta
ejecución de la obra, como ya se dijo. Para evitar la publicación de otro libro
de dolamas y denuncias que no rescate la riqueza nacional despilfarrada.
La
clase empresarial a través de Proantioquia, Comité Intergremial de Antioquia,
las Cámaras de Comercio y la Sociedad Antioqueña de Ingenieros deben participar
en el proceso precontractual y contractual de las obras para asegurar la
transparencia en la selección de contratistas y ejecución de obras.
La
Universidad Nacional de Colombia sede Medellín con su Facultad de Minas, pionera
en Ingeniería Civil, debe asociarse con otras universidades de la región para
hacer un control e interventoría técnica a los aspectos físicos, sociales y
financieros de las Autopistas de la Prosperidad; y fortalecer una veeduría
ciudadana ejemplar, que muestre y pruebe el signo del nuevo tiempo.
En
mi caso, para cerrar el comentario, como estudioso de la política pública me
interesa por demás la eficiencia y
transparencia del proyecto, y luego la utilización política-electoral del
proyecto para las elecciones de 2014 y 2018, porque es algo “natural” en
nuestro sistema político colombiano, la corrupción y que los políticos se
aprovechen de la inversión pública con beneficio electoral.
PD:
En fin ¿Los paisas seguirán inconformes con Santos:
ficción o realidad? A tal punto que algunos incrédulos del gobierno Santos y
sus bondades con la patria chica llaman
al proyecto Autopistas de la Posteridad. Estamos en la jugada.
[2] En el Gobierno Uribe, el proyecto se
denominaba Autopistas de la Montaña
[3] En 6 años operarían las Autopistas:
Santos en http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/en_6_anos_operarian_las_autopistas_santos/en_6_anos_operarian_las_autopistas_santos.asp.
[4] En junio de 2013, primeros contratos
de las autopistas en http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/en_junio_de_2013_primeros_contratos_de_las_autopistas/en_junio_de_2013_primeros_contratos_de_las_autopistas.asp?CodSeccion=211
[5] Carreteras de México y de Colombia,
10 de julio de 2011, El Espectador, por
Salomón Kalmanovizt
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