martes, 21 de marzo de 2017

REFORMA POLÍTICA POR, PARA Y DESDE LOS CIUDADANOS

REFORMA POLÍTICA POR, PARA Y DESDE LOS CIUDADANOS

David Jimènez[1]

                                                    En Colombia, el sistema político reproduce la corrupción y clientelismo como regla general, es una práctica política desde 1810. La constitución de 1991, la promesa de transformar la cultura política quedo incumplida, porque la ciudadanía no activa el articulo 40 y 95 de la carta magna en relación a la democracia participativa.

Una corrupción consuetudinaria

Las noticias de corrupción en la historia reciente, no activan la ciudadanía sino a los mismos productores y reproductores de corrupción – los partidos políticos -. Tal como sucedió con la infiltración del cartel de Cali en la campaña presidencial de 1994, con el implicado principal, Ernesto Samper. Luego, en su gobierno crearon la comisión de reforma a los partidos políticos con destacadas figuras como Eduardo Pizarro Leóngómez y Fernando Cepeda Ulloa, de la cual se quedó solo en informes.

 Posteriormente, con la llegada de Álvaro Uribe se hizo la reforma política de 2003 y 2009, la cual se hizo a través del Congreso en un escenario de peor imagen del congreso y de la parapolítica, luego de la visita de los parapolíticos, y las revelaciones de Salvatore Mancuso. Los partidos políticos implicados en la corrupción regular aprobaron reforma constitucional.

Ahora, con los dineros entregados por la compañía Odebrecht, sacados del bolsillo de los colombianos, el gobierno Santos, señalado de recibir financiación ilegal a su campaña política, a través del Ministro del Interior Juan Fernando Cristo, impulsa la enésima reforma política. Así las cosas, son demasiadas las coincidencias históricas.

La “bendita” caducidad

Mientras tanto, los partidos políticos y las campañas políticas que han sido implicadas en casos de corrupción y financiación ilegal, los culpables o responsables, se benefician “providencialmente” de una regla del derecho procesal, la caducidad para presentar demandas o reclamaciones. Lo anterior, es significado de impunidad – penal y política -, y los ciudadanos en otra orilla sin injerencia alguna.

La insurgencia armada, siempre manifestó la convocatoria a una asamblea constituyente, pero ahora ha cambiado tanto de posiciones que avaló el plebiscito y luego de su derrota salió victoriosa, sacando pecho con la refrendación por parte del congreso – institución política con peor imagen ante la opinión pública -.

 Ahora la dirigencia guerrillera ni se inmuta por mencionar la democracia participativa, y menos la constituyente. Al parecer les interesa más las amnistías, indultos, jurisdicción especial de paz y la creación del partido político para disfrutar los beneficios del Estado; y no para luchar por lo que tanto han “vociferado” por décadas.

Al parecer nos encontramos en presencia de una nueva “revolución pasiva,” parecida a lo vivido ya con el M y las otras guerrillas, para recordar y actualizar a Gramsci: cambiar para que todo siga igual, siguiendo las líneas del conde de Lampedusa.

            Entonces, los movimientos sociales y los ciudadanos son los que deben liderar la reforma política, son las principales víctimas de la corrupción y clientelismo, porque la transformación del sistema político y del poder, no tienen caducidad.

 No podemos quedarnos a esperar que los padres de la “patria” representados en los partidos políticos que se pavonean en el congreso de la república, y el presidente Santos con su precandidato presidencial Juan Fernando Cristo, nos digan ahora qué rumbo tomar para cambiar el régimen político, como líderes de la ética y la moral social, cuando sus partidos políticos son protagonistas de primera línea, y han estado salpicados en los principales casos de corrupción del país, incluyendo a las últimas campañas presidenciales cuestionadas, dignos continuadores de la saga iniciada por el ciudadano que caminaba de espaldas.






[1] Politólogo, magister en estudios políticos. Participante externo del grupo Presidencialismo y Participación. E-mail: presid.y.partic@gmail.com

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