viernes, 4 de noviembre de 2011

En la reciente visita de Negri y Hardt, presentando el libro Commonweralth fueron activos en la discusión de la coyuntura europea y global. Aquí está una segunda intervención divulgada por la Universidad Nómada. N d la R.

Intervenciones finales de Michael Hardt y Antonio Negri



Michael Hardt:

Cuando se va a una conferencia, raramente se aprende
algo. Esta vez ha sido distinto. Hay dos cosas que querría comentar. En
primer lugar, que en buena parte de las intervenciones se veía una
notable preocupación por el fracaso o el éxito de las manifestaciones.
Podría decirse que ha habido éxito, en relación con el proceso de
politización de las personas, lo que me parece esencial. Es difícil, no
sé si es útil y, en todo caso, aún es pronto para hablar de éxitos o
fracasos.

Otra cosa que quería destacar es el deseo de probar nuevas formas de
institución, la relación, digamos, con una nueva democracia, el deseo de
no institucionalizarse de forma burocrática, tradicional. Tengo que
reflexionar más, pero todo esto ha sido muy rico, muy interesante.


Toni Negri:
Permitidme que repita cosas que ya dijimos. Y gracias a
todos. Michael y yo estamos trabajando, hace ya algunos años, en un
proyecto de constitución, para ahora, para ya. Lo que me impresiona es
la coincidencia de puntos. Me gustaría mucho que se hiciese un resumen
de lo que se ha dicho aquí, para que podamos relacionarlo con un esquema
teórico, que no se superpone, sino que compone lo que se ha dicho aquí.
La teoría no determina la práctica, pero hay muchas relaciones, como
bien saben los muchos spinozistas que hay aquí [risas].

La historia de las constituciones parece siempre muy abstracta, pero es
muy concreta. Una compañera recordó aquí que ya la Magna Carta, que
regulaba los derechos y libertades, estaba asociada con otra
constitución, relativa al uso de los bosques. Esto se está
redescubriendo hoy: se buscan nuevos derechos, esa apertura que estáis
experimentando, algo verdaderamente nuevo, en tanto que hoy vivimos la
apertura de las plazas. El redescubrimiento de estar juntos se conecta
con algo nuevo. Son cosas completamente nuevas.

Alguien habló de Cochabamba, de las comunas ¿Qué es el común? Algo que
no es privado ni es público ¿Cómo se constituye el común? ¿Cómo se
institucionaliza? ¿Cómo se convierte en algo de todos, de manera
continua, permanente, sistemática? Creo que estas preguntas ya están en
vuestros discursos.

Hoy se trata de imaginar un contrapoder, lo que no significa oponerse a
un poder de manera simétrica. Significa imponer la asimetría a la
confrontación, una asimetría que tiene que ser impuesta a lo privado,
con los derechos del común, de un común construido contra lo privado, es
decir, contra la explotación, el endeudamiento, la alienación, la
mediatización, el encarcelamiento, el empobrecimiento, el
desclasamiento, y todo lo que hoy esta sociedad produce.

Tuve la suerte de estar en Sevilla durante la “acampada” del 15 de mayo.
Lo que más impresionaba era la medida en que el movimiento 15M fue capaz
de llenar un vacío político, lo que sucedió casi de forma milagrosa. Ese
vacío político existe hoy en todas las constituciones occidentales.

Desde ese punto de vista, tiene razón el compañero colombiano, que dice
que debéis entender que lo que estamos haciendo tiene vinculación con lo
que ya se viene haciendo durante los últimos veinte años en América
Latina, lo que, no obstante, no resolvió todos los problemas. Pero no
hay duda de que lo que hoy vemos en el mundo tiene correspondencia con
la experiencia argentina, boliviana, y con la gran experiencia
brasileña, de transformación del movimiento obrero, por parte de Lula y
con el gran apoyo del gobierno; son, todas ellas, grandísimas
experiencias de nuevas gestiones del común, y de transformación radical
de las constituciones, sobre todo –evidentemente- de las constituciones
coloniales. Y también vivimos un proceso de transformación de las
constituciones democráticas. De las constituciones que nos enseñaron en
el siglo XVIII. Se acabó ese periodo de dominio de la burguesía, y
también de la propiedad privada. Se acabó. Lo que os digo es: avanzad en
la construcción del común.

Fue bellísima la intervención de la compañera de Barcelona; creo que
hablaba de esa especia de “nuevo clima” que no tiene forma, que no se
encuentra rápidamente, que se va construyendo en la conciencia, en esa
directa e inmediata transformación del lenguaje, inmediata
transformación de la pasión, un estar juntos que no es un estar juntos
amoroso o erótico, sino que es algo profundamente, amorosamente,
constructivo, algo que llamamos “creacionista”, es algo innovador,
profundamente materialista.

Otra relación que me parece interesantísima, y que también se vio en las
discusiones, es la relación entre lo pequeño y lo grande.

La reconquista, por ejemplo, de puntos de anclaje en la ciudad, en las
plazas, en los pueblos. Es extremadamente importante, porque son
momentos centrales de adhesión, pero que se expresan como una
representación que ya no es una representación del poder que captura. En
la bellísima definición de Carl Schmitt –gran fascista, pero realista-
se dice que “la representación es la ausencia”. Es la representación
burguesa: la presencia de la ausencia.

¿Cómo se transforma una ausencia en una presencia? Esta cuestión es
fundamental: la reapropiación de la representación ¿Cómo nos
reapropiamos de la ausencia?

En Italia, en los años ‘60 y ‘70, nos reapropiamos de todo lo que nos
podíamos reapropiar con las manos ¿Cómo nos reapropiamos con la cabeza,
con el cerebro, con la voluntad, con la inteligencia? Esto es
fundamental ¿Cómo nos reapropiamos de esa representación por ausencia,
que, de hecho, está ocupada por la propiedad privada, por el mando
dictatorial, por un mando completamente externo, disciplinario, de
control, que viene de afuera? ¿Cómo se reinventa la autonomía? Porque la
autonomía no está dada. Tenemos que construirla. Siempre hay tensión
entre la autonomía y el común. Siempre es un par: por una parte, la
autonomía; por otra, el común. Y no se confunden: se construyen
mutuamente. El pequeño común, que debe tener una presencia, y, por otra
parte, el welfare, que tenemos que construir por completo.

La gran diferencia entre lo que se aprecia aquí y lo que se aprecia en
Italia es que en Italia todavía sobreviven los grupos. El movimiento aún
no dio el salto hacia un orden sin liderazgos, no estructurado, con un
programa que nazca de forma autónoma; en Italia aún son burocráticos. No
conozco vuestra situación, pero no soy optimista.

No entiendo esa idea de que, con la victoria de la derecha, el movimiento pasará a ser,
di se y per se, más fuerte. No lo creo, porque me parece que el enfrentamiento
daña, y hay muchas pruebas de ello, no sólo en Italia, de extremismos
que no son beneficiosos; sobre todo, no son beneficiosos para nosotros.
El enfrentamiento de fuerzas no conducirá a un cambio pacífico. Es algo
que debemos evitar, si fuese posible. Muchas gracias.


(Traducción de las intervenciones finales de Hardt y Negri de José Ángel
Brandariz)

No hay comentarios: