sábado, 17 de agosto de 2013

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UN SALTO DE APARTADÓ  A MOSCÚ

"La verdad es que tenemos cómo, y con qué hacerla." C. Ibargüen.

miguel angel herrera zgaib
Proyecto historia política y social de la Subalternidad
presid.y.partic@gmail.com

Catherine Ibargüen es la primera atleta colombiana que gana un título en un campeonato mundial de atletismo. Y ella no ganó el salto triple con su mejor marca, pero con su salto en Moscú fue suficiente para conseguirlo.

Crecida en las tierras del Urabá antioqueño, ella misma se encargó de aclarar en entrevista que no salió de Apartadó por los motivos que sacaran a tantos otros, por violencia, amenazas o persecución, resultado de los actores armados que cruzan disparos y otras atrocidades en esa tierra martirizada.

Catherine con una camiseta con el logo de Toyota, sonríe y agita la bandera colombiana después de su triunfo, donde literalmente vuela, y dejó la huella en 14,85 mts, pero, su mejor marca es 14,99 mts, y su meta es lograr los 15 mts.

En mi recuerdo juvenil todavía conservo con celo, y fruición a la vez, el recuerdo del fantástico salto  largo de ese monstruo de las pistas, Bob Beamont, que en los Olímpicos literalmente voló, sin alas de cera, para dejar su impronta en 8.90 mts.

Bob y Catherine sabe que el reto más que con quienes compiten con ell@s circunstancialmente, es consigo mismo, y autorealizan, de un cierto modo, la experiencia de ser y sentirse autónomos, de desplegar su libertad, aunque el deporte esté atado al control del capital. Y el gozo, la amplia sonrisa de Ibargüen no puede ocultarlo.

Con cólico un día anterior, la colombiana que se entrena en Puerto Rico, donde ya obtuvo un grado universitario, un día antes de su hazaña que empezó a cristalizar, primero en Daegu (2011), y luego en Londres (2012); y luego atrapada casi en los trancones del tráfico de Moscú, un ciudad caótica, casi no llega a la prueba. Lo que prueba la voluntad de hierro de la campeona, y la imprevisión que conspira en el quehacer de no pocos colombianos.

NO soy una desplazada

"Yo me concentro para vencerme." Catherine Ibargüen.

Pero, detrás del triunfo está también el trabajo concienzudo y la entrega de Catherine, quien dice "no soy una desplazada por la violencia. Me fuí de Apartadó porque allá no hay buenos escenarios ni implementos." Además, Oyola Rivas, su abuela, fue la primera mentora en un territorio yermo también para la práctica deportiva.

En el colegio San Francisco de Asís, la figura y el ejemplo que recupera el nuevo papa de los católicos, el profesor de educación física, Wilder Zapata, advirtió sus condiciones y la animó a hacer las primeras carreras. Indeportes hizo lo siguiente y se llevó a Catherine a Medellín, y a los 14 años empezó a entrenarla una exdeportista cubana, Regla Sandino, una entre tantos, que en la Cuba socialista, y con los apoyos económicos de la ex Unión Soviética, hicieron de los deportistas de la isla grandes campeones en diversas disciplinas.

Después otro cubano, Ubaldo Duany, en el año 2006, le indicó que tres modalides de salto se concentrara en una, salto triple, en la que se hizo campeona. Y de ahí de su alto a la Isla del encanto, Puerto Rico, donde ha podido gozar de los beneficios de universidades bien provistas en materia de práctica deportiva, y donde se logró madurar las grandes condiciones y talento de la colombiana que hoy enorgullece a tod@s.

Por último, Catherine no olvida a su entrenador, y para él tiene las palabras de reconocimiento: "Duany, mi entrenador, sin él no hubiera sido posible...Él me ha dado las ganas para salir adelante y es como un padre para mí". Por qué, porque el padre se fue, siendo Catherine una niña para Venezuela a conseguir una vida mejor, y la madre aseando casas fue pavimentando el camino de una gloria colectiva, que hoy muestra las dos caras de la moneda de un Colombia que tiene que cambiar, para que las excepciones gloriosas se conviertan en la regla. Y Catherine está, y estará ahí como un ejemplo.

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