martes, 6 de agosto de 2013

ENTRE ALEX  Y LANCE: DOPPING  Y CAPITAL

Miguel A. Herrera Zgaib.

"Estoy desilusionado con el castigo y tengo la intención de apelar y pelear esto a través del proceso." Alex Rodríguez

                                        Otro gran escándalo deportivo, el uso de esteroides por Alex Rodríguez, el dominicano-americano que es estrella de las grandes ligas, con un promedio de bateo de 600. Un tercera base excepcional en la novena de los Yankees enfrenta hoy una suspensión por la friolera de 211 juegos.

A sus 38 años, el popular Alex anuncia que apelará, los demás sancionados aceptaron lo dispuesto por la Oficina del Comisionado. Están en juego 34 millones de dólares, que perdería de un total de 96 pactados por 10 temporadas.

Esa gloria quedó en entredicho, junto a otros 8 dominicanos, y cuatro "latinos" más, quienes fueron sancionados entre 50 y 65 juegos . Todos, se dice, son clientes de la clínica Biogenesis of America, de Miami, que es el lugar que administró el dopaje a los beisbolistas latinos quienes engalanaban sin tacha los estadios de la Unión Américana.

La isla la Española, el lado dominicano es un jardín de peloteros, que permiten a la pobreza de su gente soñar, sin tener que quedarse enredados en los lazos del comercio ilegal.

Pero, este deporte que es nacional para la tierra que dominaran el dictador Trujillo, primero; y después su más aventajado alumno, Joaquín Balaguer, ahora está bajo la lupa; del mismo modo que el ciclismo lo está luego que se descubriera el fraude de un gran pedalista, Lance Armstrong, el texano que le ganó la carrera al cáncer, y puso por los cielos la camiseta de US. Postal.


Dopaje global

"La sanción contra Rodríguez...está basada en su uso y posesión de numerosas formas de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento." Comisionado de Béisbol.

                                          Ojalá que Alexander Rodríguez pueda desvirtuar la acusación de usar testosterona y la hormona del crecimiento a lo largo de su glorioso palmarés, que pesa sobre él como espada de Damocles.

La tentación de estar en el pináculo, y no bajarse de él cuando toca, esto es, cuando resultan mejores peloteros, es caer en la trampa del deporte como negocio, que hace de los grandes deportistas polichinelas, que quedan luego exprimidos y abandonados a su suerte.

Mucho de eso está aquí en juego, entre el jugador y su club, que no se puede dar el lujo de perder la hinchada que alimenta con su fervor las arcas del negocio más rentable, que cuida de su limpieza, porque no se olvida todavía el escándalo que ensució la serie mundial de 1919, que derrumbó al equipo Medias Blancas de Chicago.

El capital es el peor dopaje, para lo cual pareciera que no hay cura. El contagio es, vuelve a ser noticia, cuando recesión y desempleo se resisten. Ya no solo el dopping invade el ciclismo, el atletismo con los velocistas jamaiquinos, ahora embadurna también el béisbol.

Antes, después del inmenso escándalo que en los años 70 y 80, derrumbó las glorias olímpicas de las mujeres de la RDA,  destapa la caja de Pandora en la otra Alemania, la Federal, la de la orilla capitalista, cuando Berlín era la piedra de toque, la vitrina en que se "autocontemplaban" capitalismo y socialismo. Hoy queda más que claro que la corrupción apestaba en las dos orillas.

 Hay una gran investigación en curso que ya sacude a la estructura deportiva de uno de los  países más organizados del globo, que ya padeció las secuelas del juicio de Nuremberg, y que hizo culto descarado de la eugenesia . En la hora en que Alemania unificada brilla en el fútbol, mientras otra parte del deporte profesional está en la picota.

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