miércoles, 12 de febrero de 2014

Tomado de  Las 2Orillas

Juan Manuel Ospina, quien fuera secretario de gobierno de Bogotá, en la alcaldía de Lucho Garzón prueba sus dotes como entrevistador en un espacio virtual, al que está entrañablemente ligado. El diálogo es con Michael Sandel, un neo-aristotélico de la veta comunistarista estadounidense, donde ha tenido provechosas discusiones con Michael Walzer y  Amitai Etzioni, entre otros, muy emparentados con el comunitarismo. De ahí que algunos lo clasifican como un neo-conservador, y otros lo acercan también a la obra de Charles Taylor, el filósofo político canadiense.

Su primer gran trabajo fue "After Virtue", y luego vinieron otros de relativo éxito y difusión, donde la ética es puesta en tensión, y la moral individual, por supuesto. El libro que aquí se refiere es el más actual, "Lo que no puede comprar el dinero" y conviene hacerle una lectura rigurosa para pulsar el corazón intelectual conservador que también se expresa en la más que centenaria Harvard, donde también reinó el liberal John Rawls.  Y claro este trabajo nos recuerda a otra obra memorable, por otros valores y motivos, pero en literatura, "Lo que el viento se llevó"  de Margareth Mitchell. 

De la entrevista se desprende, que a Sandel no le entusiasma la idea de la participación ciudadana con poder decisorio, sino la deliberación en términos de voz, pero los que deciden son los gobernantes, de una parte. De otra, Sandel no se aventura en las honduras de la crítica del papa Francisco al capitalismo, que algunos califican como una "revolución", en particular la autorizada voz de un exsacerdote Javier Darío Restrepo, a quien se reconoce experticia y trayectoria en esos tópicos.  

Es un "innovador" en la enseñanza, recordando a Foucault antes las grandes audiencias en el Colegio de Francia, pero aquí en los auditorios de Harvard bajo la fórmula "socrática", donde el profesor de ética y filosofía política hace de partero, aunque no le entusiasman para nada los vientres subrogados, para madres que no pueden tener sus propios hijos por malformaciones.  N d la R.

¿Por qué la frustración de la gente con la política?

El prestigioso profesor de Harvard, Michael Sandel explica.
Por: febrero 09, 2014
¿Por qué la frustración de la gente con la política?
Michael Sendel el profesor más famoso en la historia de la Universidad de Harvard, cuya cátedra tiene más de 10 millones de visitas en youtube estuvo en Colombia presentando su libro Lo que el dinero no puede comprar recién traducido al español y publicado por Random House Mondadori.  En esta entrevista con Juan Manuel Ospina, Sandels da claves para entender el comportamiento electoral colombiano y la crisis del mundo actual que para el es ante todo una crisis ética.
JMO. ¿Considera que en la raíz de la actual situación mundial se encuentra  una crisis ética y no simplemente económica?
MICHAEL SANDEL. 
Si, considero que es así.  Hoy en las democracias, de manera generalizada, se presenta una gran frustración e insatisfacción de los ciudadanos con la política, con los partidos y los políticos. La razón de esa insatisfacción es que el discurso político  perdió su  significado moral. Hemos perdido la habilidad para discutir y debatir grandes cuestiones éticas,  y ello en razón a que  en las últimas tres décadas ha dominado el pensamiento económico  y se impuso la lógica de mercado, con el consiguiente olvido de la importancia que  para la política tienen  los debates éticos.
JMO.  Al reconocer  la  estrecha relación existente entre ética y política, ¿considera que  hoy la economía ha desplazado a la política del puesto de mando de la sociedad?
SANDEL Sí. Diré que en los años recientes la economía  desplazó de ese puesto a la política democrática, al tiempo que el pensamiento económico sustituyó  al debate ético  como centro de atención  de la política.
JMO. ¿El debate ético es un debate político?
SANDEL Sí. Las cuestiones éticas importantes que debemos debatir en el ámbito  de la política son la Justicia, el Bien Común y las obligaciones recíprocas de los ciudadanos entre sí. Esas son las tres cuestiones éticas fundamentales y por ello  deben ser las cuestiones centrales del debate político que han de  adelantar  las sociedades democráticas.
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Juan Manuel Ospina entrevistó al profesor Sandel para Las 2orillas
JMO. ¿Hay espacios de la vida personal y social que hoy escapen a la lógica del mercado?
SANDELS Hay muy pocas cosas que hoy el dinero no pueda comprar; entre esas cosas buenas se encuentran el amor, la amistad, la vida familiar. Pero aún en esas áreas de la vida, de las relaciones personales y  la vida familiar, el dinero y la mentalidad de mercado  cada vez  están más presentes. Un ejemplo claro al respecto es  el alquiler de vientres, resultado del espíritu mercantil, del pensamiento de mercado que se hace presente  en algo que es propio  de la vida de familia, de la vida íntima de las personas.
JMO. Un asunto de amplias connotaciones éticas que se debate  acá y en general en América Latina, ligado no a la vida privada sino a la de la sociedad, es el relacionado con la industria minera internacional, con la preservación del medio ambiente y el afán de la gran minería de obtener rápidamente inmensas  utilidades, sin mayor consideración a los intereses del país dueño del recurso. Igualmente se discute la mercantilización, la comercialización de la política (“el clientelismo”) que  destruye el escenario político y ha puesto a los partidos en una condición  de ilegitimidad.
SANDEL. Son unos  muy buenos ejemplos de dos grandes e importantes áreas de la vida pública que requieren un debate ético, pues  no son solo cuestiones económicas, son también éticas, relacionadas con la Justicia y el Bien Común. Por ello, necesitan ser debatidas como cuestiones éticas. Cuando se discuten y analizan asuntos  relacionados con el medio ambiente o con las condiciones de los trabajadores, por ejemplo, se hace como si fueran  solamente técnicos o económicos y se olvida que  su  discusión es importante precisamente  porque  plantea interrogantes  fundamentales  sobre  la justicia, la igualdad y la desigualdad, sobre  el bien común.

JMO. ¿En el corazón del debate ético, está la  participación de los ciudadanos?
SANDEL El asunto más importante de los ciudadanos en una democracia es tener voz, una voz reconocida para debatir los asuntos propios de los valores y la ética. Frecuentemente la política no nos permite debatir  los valores o las cuestiones éticas  que subyacen en las políticas públicas que se discuten.
JMO. ¿Cuándo Ud. habla de política, se refiere al papel del Estado, del poder político?
SANDEL No solo el papel del Estado. Cuando se habla de política, se la aborda en  dos niveles; el de las políticas públicas y la ley  elaboradas por el Estado y, en segundo lugar, el de la voz de los ciudadanos que depende de  las oportunidades que tengan  para participar en un debate pertinente  sobre los asuntos relativos a los   valores, la justicia y el bien común.  Hoy  en las democracias, la política se ha circunscrito a lo referente al Estado, dejando de lado lo que tiene que ver con la gente. A eso me refería cuando hablé del vacío que  existe  en el discurso público.
Cada vez es menor la conexión existente entre la participación de los ciudadanos y la formulación por el Estado de las políticas. Por ello, las discusiones en las campañas y en las elecciones se han limitado a asuntos  meramente tecnocráticos y de manejo,  y no a las cuestiones  éticas. Esta situación que ya es hoy un problema, puede llegar a transformarse en  una crisis mundial de las sociedades democráticas, desatada por la  aceptación  acrítica de la dominación del pensamiento de mercado, que se presenta a si mismo como  neutro respecto a valores y cuestiones éticas, como un medio técnico, científico adecuado para decidir  sobre las cuestiones de política  pública – el medio ambiente, las regulaciones laborales…-.
Pero la realidad es otra porque el pensamiento económico,  la racionalidad de mercado descansa  en ciertos valores y supuestos éticos que no solemos confrontar, cuestionar. Por esa razón, el propósito con mi libro “Lo que el dinero no puede comprar” es inspirar y estimular  un tipo de debate público que mejore al actual,  al abordar  más directamente las cuestiones de ética y valores, de  justicia y del bien común; un debate liberado de su dependencia acrítica del pensamiento y la razón  de mercado; el error ha sido  considerar que ese pensamiento de mercado por si solo pueda definir el bien público.
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Las marchas campesinas mostraron el poder de la participación ciudadana
JMO.  ¿En la sociedad actual,  donde se consolidó el poder del dinero para comprarlo todo, la desigualdad económica entre los ciudadanos juega un papel central?
SANDEL. Entre más cosas pueda comprar el dinero  en una sociedad, más incide en ella  la desigualdad económica. Si  el dinero y los mercados determinaran únicamente  quien tiene acceso  a bienes de lujo – carros, vacaciones… -, la desigualdad no importaría mucho, pero en la mayoría de las actuales sociedades, el dinero determina el acceso a aspectos esenciales de una vida decente, de una buena vida – el acceso a una atención médica decente, a educación, a la posibilidad de tener una voz crítica  e influencia en la sociedad… -, no solo a los bienes de lujo. Cuando  el dinero gobierna esas cosas fundamentales, debemos preocuparnos  por la desigualdad.
JMO Oyéndolo,  quisiera  preguntarle si sus clases no son realmente un verdadero  debate democrático en las cuales,  dentro de la mejor tradición socrática, pone a sus estudiantes a discutir, a que  descubran  en sus propias experiencias de vida, los valores que están implícitos  en el  pensamiento y  la operación del mercado  en el cual participan.
SANDEL La metodología que empleo para dar mis clases y para escribir el libro,   usar  historias  para plantear dilemas éticos, tiene como propósito  invitar a alumnos y lectores a pensar por sí mismos sobre los valores  y principios  que están implícitos  en sus convicciones. El debate en el salón de clase permite  mostrarles a los estudiantes lo que puede y debe ser un discurso público y  democrático. Posteriormente empezamos a  colocar los videos de las clases “on line”  para permitir  el  acceso libre y abierto al curso – tres millones de personas escuchándolo en YouTube, decenas de millones gracias a sus  presentaciones en otras lenguas distintas del inglés -.  

La reflexión que en él se hace,   atrae  a un público más amplio que  los solos estudiantes de mi curso en Harvard; nunca  imaginé que al permitir el acceso libre a mis conferencias universitarias sobre Filosofía, estas interesaran a tanta gente en el mundo. Pienso que la explicación está en que relaciono los temas abstractos de la Filosofía  con  la vida, con hechos de la cotidianidad, para conectarlos  con el mundo en que se  vive.
JMO. ¿No cree que su manera de abordar las cosas, la vida,  de  trabajar los problemas,  tienen una semejanza con la forma en que Adam Smith realizó sus análisis y reflexiones?
SANDEL  Adam Smith que era  filósofo,  consideraba que la Economía estaba conectada con la Filosofía Política. Hoy la Economía se ha separado a sí misma de la Filosofía y ha tratado de establecerse como un campo de conocimiento neutro en términos de valores, desligado de la Filosofía Política y Moral. Con mi  trabajo académico busco dos objetivos. Primero, estimular e inspirar un mejor tipo de discurso público. En segundo lugar,  tratar de cambiar la enseñanza y comprensión de la Economía,  para reconectarla  con la Filosofía.
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El método pedagógico, Socrático del profesor Sandel transformó la lógica de la cátedra magistral
JMO. ¿Cómo estableció su pedagogía?
SANDEL.

La idea de plantearles preguntas a mis alumnos y alentarlos a responderlas, nació de mi experiencia que como estudiante de Ciencia Política tuve cuando  tomé cursos de  Filosofía y no  la  entendí,  me parecía muy abstracta. Estaba interesado en la política, en el mundo concreto y en el debate contemporáneo y no entendía ni veía la conexión entre esos intereses y  la Filosofía   que percibía  además de  abstracta,  lejana de la vida.  Dejé de lado  la Filosofía y concentré  mi interés en la política.
Durante el doctorado en Oxford le volví a dar una oportunidad a la Filosofía Política con la idea de regresar luego a temas más prácticos,  la Ciencia Política y  la Economía. Acabé estudiándola cuatro años y me enamoré de ella. Empecé a enseñarla en Harvard y quise hacerlo  de una manera diferente a como fue mi experiencia, buscando  conectarla con la vida para interesar a los estudiantes en su estudio, para lograrlo busqué   involucrarlos  en discusiones sobre asuntos concretos para  relacionar las ideas y principios filosóficos con la vida y las experiencias cotidianas y con el mundo. Mi método de enseñanza nació pues de  recordar lo que era ser un estudiante tratando de entender Filosofía.

































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