sábado, 22 de agosto de 2015

El Lunar (i)  la suerte de Millos.

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
Director Grupo Presidencialismo y participación
Proyecto Fútbol, política e ideología



                                                La fanaticada azul lleva cuatro jornadas esperando ver al Ballet que venga acompañado de goles que son los que le ofrecen triunfos a sus seguidores, junto con el disfrute, el arte del buen balompié, el gusto de consentir con eficacia la redonda inmarcesible. Pero, ni lo uno ni lo otro ha ocurrido.



Hoy, ayer y mañana



                                         Hoy, en el partido que Millos juega contra la Equidad, en lugar de empatar está perdiendo 1 a 0, con gol de Amaury, donde quedó probado que el equipo "dirigido" por Lunari no tiene defensa confiable, y no tiene un ataque efectivo. En pocas palabras, está impregnado de mediocridad, y con poquísimo espíritu de entrega y sacrificio.



El director Lunari, quien fuera un jugador reconocido en la misma escuadro albiazul, no ha logrado distinguir, parece, su condición de entrenador, DT, y la del jugador que fue. Pareciera, más bien, florecer entre bambalinas el amiguismo y la condescendencia.



De otra parte, esto es posible, porque al interior de la estructura organizativa y financiera del equipo como tal, no hay una estructura democrática, sino una camarilla que saca provecho y mangonea; y articula a la parte organizada en "barras" de las multitudes de fanáticos a través del clientelismo pago.



Una buena parte de la gente que sigue hoy, al equipo bogotano, son por supuesto jóvenes, aquejados de las mismas carencias que tiene la juventud capitalina. Por eso es fácil reproducir estructuras mafiosas a su interior, que son proclives a la violencia y a los desmanes, en vez de ser un vehículo para presionar eficazmente a los directivos mediocres, o mercachifles y ponerlos en su correspondiente lugar.



Una perspectiva de fondo



El fútbol, como lo recordaba Gramsci, a comienzos del siglo, es un deporte, que ha crecido como la religión cristiana con el capitalismo, porque comparte con éste, ciertas características. Hoy, en esta época de la historia, este deporte de multitudes está igualmente afectado por la sobre determinación económica.



Ya vimos a qué ha conducido globalmente, a la más grave crisis, después de lo que significó, por ejemplo, la guerra mundial. Y lo es porque se ha desatado con él, el lucro más desenfrenado, así como la especulación financiera, en cabeza de las elites que lo rigen. Fue así antes con Joao Havelange, y lo es ahora con el mismo caletra del suizo Jep Blatter, que quiere dejar incubado su huevo de la serpiente.



Para el caso colombiano, para el fútbol rentado, vemos a sus dirigentes paseándose y haciéndose los desentendidos con el señor Bedoya a la cabeza con el escándalo financiero destapado en el negociado de los torneos internacionales y la coimas dadas, y repartidas a las federaciones, y sus dirigentes; para servir a los postores más generosos en dádivas, que fueron a parar a bolsillos privados



Una salida ejemplar



                                                                  Con estas dos realidades, la local y la global, la fanaticada multitudinaria requiere organizarse para rebelarse contra la mediocridad reinante, que amenaza en presente al Club Millonarios como entidad deportiva y financiera. 



La bandera de su democratización es asunto de vida, y la puesta en su lugar del DT Lunari, un asunto pendiente, para disciplinar en el mejor sentido, y comprometer a los jugadores, como los profesionales que tienen que ser, con corazón, espíritu colectivo, y goles para remontar el pantano en que se encuentran, con una hinchada que no es merecedora de ese trato, por un club que tiene un pasado glorioso y necesidad de nuevos triunfos en las canchas colombianas e internacionalmente. 

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