COLOMBIA EN MEDIO DEL PARO
Duque y los hechos
miguel
angel herrera zgaib.
En los hechos, aunque el presidente se hubiera declarado promotor de la lucha
anticorrupción, y cómo no; la bancada gubernamental, en cambio, ha torpeado lo
votado y no aprobado en la consulta popular. Esto se ha hecho con la diligente
presencia de la ministra de gobierno, Nancy Patricia Gutiérrez.
Para hacer viable el hundimiento de la consulta más votada por la
ciudadanía, se presentaron proyectos de ley con origen en el gobierno, de los
cuales dos caminan relativamente, con modificaciones. Los demás proyectos
fueron engavetados, sin darle trámite de urgencia, como sí por ejemplo lo tuvo
el proyecto de las Tics. Para nada ha servido la denuncia insistente de
Angélica Lozano y la bancada de la oposición a esta estrategia de demolición
legislativa.
En el trayecto de estos cuatro meses también naufragó el proyecto de
reforma de la justicia, por décima vez. De nada valió el entusiasma de su
palafrenera, la ministra Gloria María Borrero, quien hasta amenazó con
renunciar. Las cortes no quieren ser responsables ante nadie, y el ciudadano de
a pie, poco y casi nada se beneficiará del articulado conocido. Tampoco parece
que la burocracia existente tampoco se disminuirá al desmontar el Consejo
Superior de la Judicatura.
La economía naranja
Está plagada de promesas, pero no está claro cómo se sostendrá con un
presupuesto deficitario, con un hueco de 14 billones, y con la inclinación
perversa a seguir consumiendo billones en una guerra que no solo bajo su
intensidad interna al mínimo, sino que probó su ineficacia para derrotar a la
insurgencia.
nada tendrá que hacer pensando en una confrontación armada con los
vecinos, cuando estamos perdiendo en lo civil, con el bloqueo y descrédito a la
vecina Venezuela, porque millones de nacionales de ambos países se vienen
trasladando en grandes números para su “patria alternativa”.
Es elocuente, desafiante la desigualdad social de Colombia, que alcanza
a los dos tercios según las estadísticas conocidas, en términos de pobreza y
desigualdad siempre crecientes, en términos relativos.
El último episodio indicativo
Es la causa de la universidad pública colombiana, desfinanciada año tras
año y al borde del abismo. Ya se cumple casi tres meses, un mes menos del
gobierno que aquí se evalúa, reclamando una redistribución del presupuesto,
siendo contestadas sus demandas con evasivas, y con la ausencia física del
principal interlocutor, el presidente Duque.
Precisamente, este 13 de diciembre habrá la última movilización del mes
de diciembre, donde confluyen trabajadores, maestros, por supuesto la comunidad
universitaria, y los padres de familia, durante el día. En la noche empezará la
campaña de cacerolas y sartenes para despertar al bello durmiente.
Entre tanto, la crisis de hegemonía sigue, pero ahora tiene un
interlocutor más audaz y decidido, la multitud cualificada, con una intelectualidad
afectada por el abandono de la educación pública superior por el gobierno.
Puede hacer las veces de los chalecos amarillos que han conmovida al indolente
presidente de la reacción francesa.
Será entonces la vuelta de tuerca de la economía naranja, poniendo patas
arriba, el pretendido programa neoliberal que sigue insistiendo en una ley de
financiamiento, y un presupuesto orquestado para beneficiar como siempre a los
pocos, en detrimento de los muchos.
Los muchos están aprendiendo en las calles su fuerza, y reclaman un
viraje definitivo al presidente Duque, que tiene que pasar de gestos a hechos.
Le urge distanciarse de su mentor, el senador innombrable. Lo cual no ha
ocurrido hasta la fecha como lo vienen probando sus ordinarias maniobras.
Las más recientes pruebas fueron la escogencia de la terna para el
fiscal ad hoc, que reemplazará dicen, las trapisondas del fiscal titular, y en
el nombramiento de un docente emérito, Vicente Torrijos, como guardián de la
memoria histórica, cuando había mentido en los títulos académicos cosechados.
La tensión entre democracia y un régimen autoritario, el para presidencialismo,
es, así los hechos, la constante a vencer. La multitud ciudadana tiene la
palabra para sacar provecho del momento populista, con madurez en sus acciones
y firmeza en sus propósitos. Es una coyuntura propicia para que irrumpa la
multitud ciudadana con su poder subversivo, destituyente.