domingo, 20 de mayo de 2012


El colega médico y contertulio, Carlos Raúl Gutiérrez remite esta nota del presidente José Mujica, personaje digno de las Odas de Virgilio, y los Cánticos de Walt Whitman. Compañero inseparable de la heroica epopeya de Raúl Sendic, el tupamaro que murió enterrado literalmente, con la mandíbula rota, y otras tantas brutalidades de la dictadura uruguaya, ahora Mujica, quien hizo antes de ser electo una oda al biffe, y ridiculizó las hamburguesas de Mc Donalds comparte el tiempo de la política con el de la agricultura, que ha hecho posible tanto la llamada civilización como el sedentarismo.  

José vive con Lucía Topolansky, su compañera de vida y de lucha, y recibe un salario modesto, porque el resto lo destina a un fondo que honra la memoria de su gran compañero, cuyos dineros se destinan a financiar pequeños proyectos agrícolas según dice esta crónica. Un ejemplo, cómo dudarlo, de lo que puede ser un gobierno austero, dispuesto a servir a los muchos, a los subalternos en su tarea emancipatoria, en la construcción de una autonomía perdurable. N de la R.

 
Un par de notas sobre una buena vida llena de muchas cosas

 
ACÁ, JOSÉ MUJICA

Acá, José Mujica, presidente de la república Oriental del Uruguay, vive acá. En la entrada de la propiedad hay una cuerda, donde cuelgan  ropas de  niño. Su casa de ladrillo  y un huerto lleno de plantas, juncos, pastos crecidos, una hectárea de tierra recién surcada y perros muchos perros,  dejan ver la mentalidad de este viejo, traducida en  trabajo, reposo,  pensamiento, cavilación, proceso, sufrimiento y goce. Las plantitas y yuyos  circulan al paso lerdo de los perros, cubriendo cada esquina de la sombra,  que ellos buscan para  guarecerse del ardiente sol de verano.

Si, esta es la casa del viejo Mujica, donde descansa y reposa de su laburada vida presidencial. Si allá en el fondo  la vemos, pasando unos arbustos,  son cuatro paredes, viejas como él,  pero agradables también como él. El techo de teja, la cocina,  su sillón rojo y su perra de tres patas,  invitan al hogar del mate, la conversa, el análisis de este rinconcito  de la tierra, muy pequeñito en extensión, pero grande en sus gentes y su vivir, EL URUGUAY.

La mascota de Mujica, es tullida, claro en su cuerpo, no en sus cariños ni en la  fidelidad con su amigo humano. En la estufa humea el agua del mate, en su cabeza, los sueños de seguir luchando, a pesar de su edad, por cambiar el mundo, aunque… como él mismo dice, el mundo no cambie mucho, la verdad.

Y desde  esta morada austera, casi marcial ha emergido infinitas veces, haciendo país,  primero como legislador nacional, luego como candidato presidencial, atendiendo tanto a la prensa nacional e internacional, como a sus amigos y su gente, esa gente venida de infinitos rincones del país. Y ahora como presidente.

Y recibir, en el planeta de Mujica es un verbo irregular. Mujica ha recibido a periodistas venidos de lejos y  de cerca, bajando de su tractor, sin la dentadura puesta, con el pantalón arremangado hasta las rodillas y con una gota de sudor colgando de la nariz. Mujica ha recibido a los periodistas con su afectuoso abrazo, una palmadita en la espada y con esta frase –“córta che, con el bla, bla, bla, y andá  a laburar que es lo que necesita el país”.
 
Mujica ha recibido a periodistas en días preelectorales, con alpargatas y  sin  dientes,  bueno  ha dado  conferencias  enteras  por el mundo, sin dientes,  total,  lo  que vale  es  la  conferencia  no  los  dientes. De ahí que,  jugando  con su  perra y  haciéndose cortar  el  pelo por un desconocido, que vino a pedirle trabajo, lo probó así y le dio el trabajo, no de peluquero, sino en su profesión.
 
Así, nos atendió a nosotros. Mujica recibió a los periodistas el mismo día de los comicios electorales, en pijama, con la barba crecida y ya sabiendo que era presidente, con esta frase:- “a pesar del ruido, no me alaben tanto que el mundo, hoy no va a cambiar, ayúdenme mejor a trabajar”-
 
Era ese entonces el veintinueve de noviembre de 2009 y aunque el mundo, para él no cambió,  el Uruguay, con él en el poder, concedido por su pueblo, si iba a cambiar y así, desde ese día,  cambió su propio rumbo.
 
Con el cincuenta y dos por ciento de los votos, ganados a su contrincante, Mujica se convirtió en el presidente más impensado del Uruguay y probablemente de la tierra. No solo por su austeridad, su autenticidad y su humanismo verdadero, porque ¿donde se ha visto, un presidente austero en la verdad de sus convicciones y la realidad de sus acciones?.
 
Donde se ha visto un presidente con un pasado a cuestas, que es el origen de este hombre auténtico intocable y sabio. Del hombre humano y del humano hecho persona, que ningún título o nombramiento, lo desvía de su camino.  El ser humano con su gente con su pueblo, ahí, siempre ahí,  como es: con  o sin dientes, con o sin ropa, con perro de tres patas,  acogiendo  a quienes fueron sus compañeros de lucha con defectos y hermosuras y  a quienes han confiado en él, su pueblo que un día fue exiliado, preso, secuestrado, muerto,  en la injusticia, que todos conocemos… aquellos tiempos infernales.
 
Mujica militó en el movimiento de liberación nacional- Tupamaro (MLN-T), guerrilla que nació y se fortaleció al calor de la revolución cubana, como casi todos los movimientos de América latina, en ese entonces, estuvo preso dos veces, una dura pero más  suave que la otra diabólica, siendo rehén de la dictadura que se tomó el país a sangre y fuego. 

Vio  morir a muchos de sus compañeros y esperó demasiadas veces la muerte propia. Estuvo 10 años aislado en un pozo de 2 metros por uno con ochenta, donde sobrevivió a la posibilidad de la locura; y llegada la democracia festejó la sobrevida del único modo posible: arando la tierra y militando, porque nunca ha dejado de hacer ninguna de las dos cosas, esta vez milita, desde un marco legal, la legalidad construida por ellos mismos, los tupas y por nosotros, todo el pueblo uruguayo,  con esfuerzo, solidaridad, cariño entrañable, horizontalidad y amor por el país.
 
En 1.995, Mujica fue el primer tupamaro en ocupar un puesto del Estado como diputado nacional. Y a fines del 2009, se transformó en el primer exguerrillero en llegar a la presidencia de Uruguay y en completarle el sentido a una lucha ideológica por la que se inmoló buena parte de América latina.
 
El Pepe llegó a la presidencia, primero porque sobrevivió a la barbarie y segundo porque el pueblo uruguayo y el mundo entero, siempre honró la lucha de los tupamaros. Y por último porque Pepe siempre fue un tipo muy humano, muy de cara al sol, muy enamorado, muy zorro, muy austero.
 
Hoy Mujica se traslada en su chevrolet viejo, no usa corbata, no tiene celular, no tiene tarjeta de crédito, prohíbe a los empleados del gobierno usar facebook o twiter o cualquier cosa parecida, porque está en contra de la globalización, cree en la identidad del compadre ,   tocando la mano del otro para caminar más  confiados y trabajando codo a codo como corresponde a los pueblos sencillos de la tierra, nada de fríos comunicados, nada de inútiles correos que casi nunca se contestan,  todo voz a voz, todo frente a frente, todo con la sonrisa en la cara, todo con el abrazo sincero, con las palabra así nada más, hasta sin dientes.
 
Tiene una esposa Lucía Topolansky, tan asceta como él. Tercera en el mando del gobierno, también tupamara, su perra de tres patas, Micaela,  y dos familias, que por no tener lugar donde vivir, hablaron con Mujica y recibieron a cambio un pedazo de tierra dentro de su misma estancia,  donde construyeron su casa, por eso la ropa de niño extendida, los juguetes por el piso y la algarabía en  el lugar.
 
Lo cuidan dos hombres uniformados,  con todo el cariño, que merece un mandatario, como él, amado por su pueblo. Ahora se interponen en la entrada y dicen, amablemente, -“para lo que necesiten: pidan una cita en la casa presidencial”
 
No vive en la casa presidencial, solo tiene su jornada de trabajo ahí. - No hay que generar gastos innecesarios, que sirven para otras cosas muy necesarias - dice. Vive en su casita austera, allá en Rincón del Cerro, un paramo rural a veinte minutos de Montevideo, donde el campo es más esfuerzo que vergel, allí Mujica pasa sus días, desde que recobró su libertad en 1.985, cuando salió del pozo, salvado por su más grande y querido oficio, la agricultura. Que canario ah?, recobrar la cordura cuando se vuelve a la tierra, al origen de lo que se es,  a eso se le llama el sentido de la vida.
 
Desde que asumió el cargo, Mujica, famoso entonces, por su disponibilidad mediata, dio tres entrevistas y todas fueron  trabajando la agricultura en su casa. Todos en el gobierno saben que Mujica habla como vive, sin cortesías mentirosas, con sus flores, que cultiva al hombro y el  país que le cabe íntegro en su cabeza, en el corazón y en el cuerpo entero.
 
Mujica ha querido hacer una presidencia, al estilo tupamaro, dice Marenales, ha tenido que adaptarse a la época, y al pensamiento general del Frente Amplio, que es una fuerza donde hay trabajadores, empresarios, jóvenes, mujeres, hijos venidos a más y a menos. Y a los empresarios, les gusta el capitalismo, y que le vamos a hacer.  El Pepe sabe que no puede hacer la revolución, pero lo que todos sabemos en Uruguay, ahora, es que este es el mejor gobierno que hemos tenido, en todos los tiempos, de este país.
 
Al pepe lo pusimos, nosotros en el gobierno, trabajando como colectivo. Porque,  más allá de las características personales de cada compañero, somos colectivo.  Nosotros valoramos a cada uno y le damos el reconocimiento que merece. Por eso en el gobierno y en el frente amplio, vale la experiencia, la disciplina y el ser hermano del otro, con eso basta para hacer un buen país.
 
Nosotros no creemos que la historia avanza sobre la base de los más brillantes  o de los que tienen más oportunidad de tener  títulos académicos, cuando la academia tiene que ser paga a precios altos.  Nosotros creemos y así lo está demostrando, este proceso, que la historia de un pueblo la construyen los más humanos, los más estudiosos, los más trabajadores, los que aprenden a ser hermanos de los otros y son capaces de enseñar su experiencia y su estudio empírico o académico,  poniendo en práctica su saber y al servicio de todos.
 
Me preguntas porque pusimos al Pepe y no a otro, porque el pepe,  siempre ha trabajado, por su cuenta, siempre ha estado abajo y con los de abajo, es un ejemplo. Y como fueron los de abajo los que lo llevaron al poder, él tiene un gran compromiso con los de abajo, que lo tiene que cumplir y nosotros, aquí en
el Frente, diciéndole  todo el tiempo. - Che, no olvides tus compromisos viejo- . Y no los olvida.
 
Porque desde que Mujica llegó al gobierno, desde cuando empezó como senador hizo que esa legislatura  cambiara, primero en sus modos, incorporó el mate a la rutina, cosa que nunca ocurría allá dentro, porque el mate  es popular y lo popular no existía en el gobierno aún en democracia. Y uso su silla, para incorporar al discurso y a  las leyes  del congreso lo incorporado a su vida: lo rural. 

Empezó por el recuerdo de su padre y como murió en miseria y de su padre paso a hablar del pasto y del pasto pasó a la vaca y de la vaca pasó al país ganadero y así fue uno de los mejores congresistas, porque le dio voz a su pueblo rural, al pueblo que no tenía voz, al del interior del país. Por eso ha vivido en entrañable noviazgo con su pueblo.
 
Como ministro de agricultura y pesca en el gobierno de Tabaré, encaró la propuesta de su candidatura a la presidencia, con propuestas muy impensables para cualquier candidato del siglo XXI . Mujica propuso, empezar el debate de la propiedad privada, levantar el secreto bancario y resolver el tema de la delincuencia, la drogadicción, la pereza y el desgano de los hijos montevideanos, chicos de ciudad que no querían apostarle al desarrollo humano del país.  Propuso en fin tomar el toro por los cuernos, sin espera. Su cruda franqueza y su honestidad,  no tuvo contrincante y el triunfo fue unánime, porque cuando se maquillan los discurso y las acciones, se hipoteca la libertad.
 
Los funcionarios del gobierno que pertenecen al Movimiento de Participación Popular  del Frente amplio, donde pertenece Mujica, tienen un tope salarial. Lo máximo que pueden ganar son treinta siete mil pesos (mil novecientos dólares) y eso significa el  35% del salario a que tienen derecho los “grandes” del gobierno. El 75% es excedente y va al fondo “Raúl Sendic” (donde se otorgan microcréditos a proyectos  cooperativos, sin tasas de interés, sin papeles firmados y sin la exigencia de pertenecer al movimiento. Otra  parte de ese fondo  es para subsidiar a militantes  del Movimiento de participación popular, que pasan cualquier urgencia económica. 
 
Atrás de esos dos hombres  y del labrador que lo cuidan, está la acogedora casa del hombre más querido del Uruguay. A la que vienen a reuniones los del colectivo que hace posible la buena vida de este país. Montevideo es la ciudad con más alta calidad de vida de América latina, y por ende lo rural crece, también.
 



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