domingo, 20 de mayo de 2012

Entre Martha Nussbaum y Tomás Ibáñez

miguel angel herrera zgaib, Profesor Asociado, Ciencia Política, Unal. Bogotá

miguel.herrera@transpolitica.org 

El relativista no alberga, por lo tanto, ninguna certeza en cuanto a las posibilidades de cambiar el mundo. Tampoco tiene ninguna certeza en cuanto a qué es lo que habría que hacer para cambiarlo. Lo único que se niega  a aceptar es que existan razones de principio por las cuales deba renunciar a intentar cambiar el mundo. Tomás Ibáñez, Contra la Dominación, p. 84.

La intelectual estadounidense Martha Nussbaum de trayectoria en los estudios de filosofía clásica y contemporánea, poseedora de una bella escritura, y notoria sensibilidad estética resultó galardonada con el Príncipe de Asturias, que honra los inicios del proto-estado Español que arranca, recuerdan los españoles con la gesta de Don Pelayo. 

Desde la perspectiva subalterna, Asturias recuerda al mundo las luchas obreras del siglo XIX y XX, donde los mineros asturianos se opusieron a las tiranías y dictaduras, desde la Roma imperial hasta el franquismo en los tiempos del sangriento sojuzgamiento de la segunda república española, después del fugaz republicanismo inaugurado por la sanción de la "Pepa" en 1812.

Ahora se premia a una mujer de quilates, la neoyorkina Nussbaum, quien ha luchado contra el relativismo cultural, uno de los componentes novedosos del multiculturalismo, que tanta tinta ha hecho verter desde todas las orillas, pero, especialmente, desde el liberalismo  estadounidense y canadiense, con textos memorables de Rawls, Kymlicka, Taylor, Goodman, entre otros. 

A ella la califican como animadora de la corriente comunitarista, y se hizo notable colaborando con Amartya Sen, antes que él recibiera el Nobel de Economía, tratando los tópicos de la igualdad y la equidad en una perspectiva de avanzar en términos de justicia social.

Hace poco, la Escuela de Graduados, de CUNY, en New York, intentó incorporarla a su planta docente, por petición de la comunidad universitaria sin que ello  cuajara. Nussbaum, según anotan comentaristas más informados, cambió su apellido para adoptar el de su esposo, y asumir el credo religioso de su marido. Una condición que no pocos señalan que va a contra-corriente de su crítica al relativismo cultural, que se afinca como en Mc Intyre, uno de sus maestros, en una lectura de Aristóteles, y una puesta a distancia del pensamiento de los  Sofistas.

Más allá de sus merecimientos, que son indudables, aprovechando que ha estado y estará en España, qué bueno fuera una conversación con el español Tomás Ibáñez, un vigoroso pensador libertario, quien en su libro "Contra la Dominación" dedica la mitad del escrito a la defensa del relativismo, blandiendo en su defensa a pensadores de la talla de Richard Rorty, en compañía nada menos que de Foucault, Castoriadis y Serres.

Por último, recordemos que este premio no se ha concedido a muchas mujeres, la otra que lo recibiera en fecha relativamente reciente fue la irlandesa Mary Robinson, campeona de la causa de los derechos humanos. En lo cual guarda también sintonía con el reconocimiento hecho a Nussbaum, quien defiende la universalidad de los derechos humanos y la importancia de su defensa y realización en las cuatro esquinas del mundo. 

De modo singular, ella ha dotado de vigorosa fundamentación la defensa de la causa de las mujeres, y el reclamo por su inclusión plena y completa en los asuntos del mundo. Es a no dudarlo, una digna sucesora de Safo, quien en tiempos de esplendor democrático no renunció  a su espíritu libre, ni se arrodilló tampoco ante las veleidades de la guerra.

La filósofa Martha Nussbaum, Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales

El jurado destaca su concepción universal de los derechos de la mujer para superar los límites del relativismo cultural


Martha C. Nussbaum. / FUNDACIÓN PRÍNCIPE DE ASTURIAS
La filósofa estadounidense Martha C. Nussbaum (Nueva York, 1947) ha sido galardonada hoy en Oviedo con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2012. El jurado ha destacado su contribución a las humanidades, a la filosofía del derecho y de la política y su concepción ética del desarrollo económico.
El acta del tribunal, al que ha dado lectura este mediodía su presidente, el exministro de Educación Aurelio Menéndez, señala que Nussbaum, profunda conocedora del pensamiento griego, es una de las voces más innovadoras e influyentes de la filosofía actual y que sostiene una concepción universal de la dignidad humana y de los derechos de la mujer para superar los límites del relativismo cultural.

Según el jurado, las teorías de la filósofa estadounidense se basan en el convencimiento de que quienes entienden de distinta manera lo que es el bien "pueden ponerse de acuerdo sobre principios éticos universales, aplicables allí donde se dé una situación de injusticia o discriminación".

Nussbaum, que ya había sido calificada ayer por el jurado como máxima favorita, se ha impuesto en las últimas votaciones al sociólogo español Manuel Castells y al demógrafo italiano Massimo Livi-Bacci. A este premio, segundo que concede en la presente edición la Fundación Príncipe de Asturias, se habían presentado 27 candidaturas de 14 países.

Profesora actualmente de la Universidad de Chicago, el jurado incide en la labor de Nussbaum como defensora del papel de las humanidades en la educación como elemento imprescindible para la calidad de la democracia y en que ha abordado el estudio del desarrollo económico y de la ética al entender la pobreza como una privación de capacidades humanas, "planteamiento que ha tenido una gran repercusión en diversos organismos internacionales". Esta dimensión ética, añade el jurado, está presente en toda su obra, ya que Nussbaum ha participado activamente en los más importantes debates sociales y económicos de nuestro tiempo.

Procedente de una familia acomodada, en 1975 Nussbaum se doctoró en filosofía por la Universidad de Harvard, después de estudiar arte dramático y estudios clásicos en la Universidad de Nueva York. Colaboradora del Nobel de Economía Amartya Sen en temas relacionados con el desarrollo y la ética, impartió clases en Harvard y después en la Universidad de Brown (Rhode Island, EE UU), desde donde participó con diferentes instituciones académicas.

Uno de sus libros más relevantes es La fragilidad del bien: fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega (1995), que versa sobre la ética antigua y que la convirtió en una reconocida figura en el ámbito de las ciencias sociales. De la veintena de obras que ha publicado, destacan entre las más recientes La terapia del deseo (2003), El conocimiento del amor (2005), El ocultamiento de lo humano (2006) o Las fronteras de la justicia (2007), El cultivo de la humanidad o Crear capacidades, estas dos últimas de 2012. Nussbaum fue candidata al Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en las ediciones de 2008, 2009 y 2010. Posee numerosas distinciones y en septiembre de 2005 las revistas Foreign policy y Prospect la incluyeron entre los cien intelectuales más influyentes del mundo.

El Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales se concede a aquellas personas cuya labor creadora o de investigación representa una contribución relevante en beneficio de la humanidad en los campos de la historia, el derecho, la linguística, la pedagogía, la ciencia política, psicología, ética, filosofía, geografía, economía, demografía y antropología.

El año pasado recayó en el científico Howard Gardner y, entre otros, está en posesión del antropólogo y ensayista Julio Caro Baroja, los juristas Eduardo García de Enterría y Aurelio Menéndez, el psicólogo José Luis Pinillos, los economistas Enrique Fuentes Quintana, Juan Velarde y Paul Krugman, y el hispanista británico Raymond Carr y la expresidenta irlandesa Mary Robinson.

El premio está dotado con 50.000 euros, la escultura creada y donada expresamente por Joan Miró para estos galardones y un diploma y una insignia acreditativos.

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