domingo, 27 de mayo de 2012

EL SISTEMA GENERAL DE REGALÍAS BONANZA ECONÓMICA Y “POPULISMO” ELECTORAL


EL SISTEMA GENERAL DE REGALÍAS
BONANZA ECONÓMICA Y “POPULISMO” ELECTORAL

David Jiménez
Politólogo
Universidad Nacional de Colombia, Medellín[1]

El antes y el ahora de las  regalías

Hace más de un año estaba escéptico frente al trámite legislativo del proyecto de reforma constitucional para crear el nuevo sistema general de regalías en el Congreso de la República. Mis percepciones sobre los obstáculos de entonces eran los siguientes:

-          Intereses  fiscales de las entidades territoriales productoras
-          Beneficios político-electorales de representantes y senadores en Departamentos y Municipios productores

Sin embargo, la mesa de Unidad Nacional que tiene la mayoría de partidos políticos existentes en Colombia, con personería jurídica y reconocidos por la autoridad electoral, respaldaron la iniciativa del gobierno nacional en el trámite del acto legislativo con los 8 debates reglamentarios  y mayoría absoluta.

El argumento del gobierno con la conducción del presidente y su ministro del interior saliente, Germán Vargas Lleras, para la reforma de las regalías siempre fue la inequidad en la distribución de los recursos, y la corrupción que campea en las entidades territoriales.

El sistema reformado, en primer lugar, según los debates realizados en el Congreso, y lo tratado en medios de comunicación, señalan que las entidades territoriales iban a recibir más recursos provenientes de regalías en todo el país con la comparación del sistema vigente para la época.

En segundo lugar, la corrupción y el uso ineficiente a los recursos por parte de de las administraciones municipales y departamentales estuvo presente en la discusión, al mostrar cómo los municipios con mayores ingresos de regalías tenían a la vez los peores indicadores en pobreza y necesidades básicas insatisfechas.

De esta manera, la reforma constitucional del nuevo sistema general de regalías pasó como muchas otras en Colombia por las mayorías de siempre en el congreso de la República sostenidas por el ejecutivo, y como parte de una impresionante cascada de leyes que consiguieron aprobación en los casi dos años de actividad gubernamental.

Sin embargo, conviene recordarlo, que las leyes 141 de 1994, 756 de 2002 y 1283 de 2009 señalan los recursos de destinación específica proveniente de regalías en salud, educación, agua potable, entre otros. Está es, igualmente, una asignatura que aún sigue pendiente en el país. Además, las leyes 366 de 1997 y 599 de 2000 consagra como delito penal el uso indebido de recursos de regalías.


¿Qué pasó con las regalías?

La pregunta es, entonces, ¿qué paso en Colombia, durante más de 16 años?, un periodo que iguala el de la vigencia inicial del  propio acuerdo del Frente Nacional. Si el uso eficiente y transparente de los recursos de regalías estaba contemplado en el marco jurídico colombiano, en cambio, lo cosechado se llama corrupción a todo nivel, porque ni los órganos de control ni entidades del orden nacional y territorial detectaron irregularidades para investigar y castigar fiscal, disciplinaria y penalmente a tantos servidores públicos que se enriquecieron a manos llenas con los recursos del erario, con la riqueza colectiva recaudada de la ciudadanía por vía coactiva.

Por otro lado, la equidad en la distribución en el sistema general de regalías SGR, se contempló desde el principio, esto es, que al constituir las nuevas reglas de juego, dónde en toda esa bolsa de recursos se iba a descontar en tres fondos específicos: Fondo de Ahorro y Estabilización, Fondo C-T-I, Fondo de Ahorro Pensional Territorial. Posterior a la deducción en el SRG se harían distribuciones a las entidades territoriales en tres formas: productoras, fondo de desarrollo regional y fondo de compensación regional.

Así que, desde  un principio, la clase política sabía que las entidades territoriales iban a recibir menos ingresos provenientes de regalías. ¿Qué les paso a los senadores y representantes que critican el nuevo SGR? Ya no recuerdan los beneficios que recibieron antes por darle aprobación a la nueva legislación,  o les incumplieron promesas hechas con anterioridad que aún desconocemos el grueso de la ciudadanía.

Un pronóstico

Finalmente, la administración y operación del SGR con participación del Gobierno Nacional, Gobernadores y Alcaldes en el proceso de  aprobación de proyectos de inversión en un determinado municipio o departamento, puede ser la vena rota, el premio de “consolación” para la elite local y regional, que la ordene luego en el ejército de reserva del presidente, el más interesado en obtener su reelección, porque no contará ya con el apoyo del uribismo de “raca mandaca”, que sigue declarándose traicionado por Juan Manuel Santos y sus coequiperos de hoy.

Esperemos que las flamantes y jugosas regalías, por la explotación inmisericorde de las “commodities” no vayan a de nuevo a alimentar  los apetitos político-electorales de un sector de la clase política colombiana, para asignar el consabido gasto público en su feudo electoral, de conformidad con la renovada regla populista, preparada por el nieto aventajado de Carlos Lleras Restrepo, y el heredero del tío abuelo, Eduardo Santos Montejo.



[1] Participante del Grupo Presidencialismo y Participación, Unijus/Colciencias.

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