EL SISTEMA GENERAL DE REGALÍAS
BONANZA ECONÓMICA Y “POPULISMO”
ELECTORAL
David Jiménez
Politólogo
Universidad Nacional de Colombia, Medellín[1]
El antes y el ahora de las regalías
Hace más de un año estaba escéptico frente al trámite legislativo del
proyecto de reforma constitucional para crear el nuevo sistema general de
regalías en el Congreso de la República. Mis percepciones sobre los obstáculos
de entonces eran los siguientes:
- Intereses fiscales
de las entidades territoriales productoras
- Beneficios
político-electorales de representantes y senadores en Departamentos y
Municipios productores
Sin embargo, la mesa de Unidad Nacional que tiene la mayoría de partidos
políticos existentes en Colombia, con personería jurídica y reconocidos por la
autoridad electoral, respaldaron la iniciativa del gobierno nacional en el
trámite del acto legislativo con los 8 debates reglamentarios y
mayoría absoluta.
El argumento del gobierno con la conducción del presidente y su ministro
del interior saliente, Germán Vargas Lleras, para la reforma de las regalías
siempre fue la inequidad en la distribución de los recursos, y la corrupción
que campea en las entidades territoriales.
El sistema reformado, en primer lugar, según los debates realizados en
el Congreso, y lo tratado en medios de comunicación, señalan que las entidades
territoriales iban a recibir más recursos provenientes de regalías en todo el
país con la comparación del sistema vigente para la época.
En segundo lugar, la corrupción y el uso ineficiente a los recursos por
parte de de las administraciones municipales y departamentales estuvo presente
en la discusión, al mostrar cómo los municipios con mayores ingresos de
regalías tenían a la vez los peores indicadores en pobreza y necesidades
básicas insatisfechas.
De esta manera, la reforma constitucional del nuevo sistema general de
regalías pasó como muchas otras en Colombia por las mayorías de siempre en el
congreso de la República sostenidas por el ejecutivo, y como parte de una
impresionante cascada de leyes que consiguieron aprobación en los casi dos años
de actividad gubernamental.
Sin embargo, conviene recordarlo, que las leyes 141 de 1994, 756 de 2002
y 1283 de 2009 señalan los recursos de destinación específica proveniente de
regalías en salud, educación, agua potable, entre otros. Está es, igualmente,
una asignatura que aún sigue pendiente en el país. Además, las leyes 366 de
1997 y 599 de 2000 consagra como delito penal el uso indebido de recursos de
regalías.
¿Qué pasó con las regalías?
La pregunta es, entonces, ¿qué paso en Colombia, durante más de 16
años?, un periodo que iguala el de la vigencia inicial del propio
acuerdo del Frente Nacional. Si el uso eficiente y transparente de los recursos
de regalías estaba contemplado en el marco jurídico colombiano, en cambio, lo
cosechado se llama corrupción a todo nivel, porque ni los órganos de control
ni entidades del orden nacional y territorial detectaron irregularidades para
investigar y castigar fiscal, disciplinaria y penalmente a tantos servidores
públicos que se enriquecieron a manos llenas con los recursos del erario, con
la riqueza colectiva recaudada de la ciudadanía por vía coactiva.
Por otro lado, la equidad en la distribución en el sistema general de
regalías SGR, se contempló desde el principio, esto es, que al constituir las
nuevas reglas de juego, dónde en toda esa bolsa de recursos se iba a descontar
en tres fondos específicos: Fondo de Ahorro y Estabilización, Fondo C-T-I,
Fondo de Ahorro Pensional Territorial. Posterior a la deducción en el SRG se
harían distribuciones a las entidades territoriales en tres formas:
productoras, fondo de desarrollo regional y fondo de compensación regional.
Así que, desde un principio, la clase política sabía que las
entidades territoriales iban a recibir menos ingresos provenientes de regalías.
¿Qué les paso a los senadores y representantes que critican el nuevo SGR? Ya no
recuerdan los beneficios que recibieron antes por darle aprobación a la nueva
legislación, o les incumplieron promesas hechas con anterioridad que
aún desconocemos el grueso de la ciudadanía.
Un pronóstico
Finalmente, la administración y operación del SGR con participación del
Gobierno Nacional, Gobernadores y Alcaldes en el proceso
de aprobación de proyectos de inversión en un determinado municipio
o departamento, puede ser la vena rota, el premio de “consolación” para la
elite local y regional, que la ordene luego en el ejército de reserva del
presidente, el más interesado en obtener su reelección, porque no contará ya
con el apoyo del uribismo de “raca mandaca”, que sigue declarándose traicionado
por Juan Manuel Santos y sus coequiperos de hoy.
Esperemos que las flamantes y jugosas regalías, por la explotación
inmisericorde de las “commodities” no vayan a de nuevo a
alimentar los apetitos político-electorales de un sector de la clase
política colombiana, para asignar el consabido gasto público en su feudo
electoral, de conformidad con la renovada regla populista, preparada por el
nieto aventajado de Carlos Lleras Restrepo, y el heredero del tío abuelo,
Eduardo Santos Montejo.
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