lunes, 15 de octubre de 2012

LA CRISIS: CAFÉ Y CACAO


LA CRISIS: CAFÉ Y CACAO
David Jiménez[1]

En un recorrido sobre el Nordeste Antioqueño, los pequeños productores de café y cacao (personas con predios de menos de 100 hectáreas), se comprueba que afrontan una de las peores crisis, se están empobreciendo cada vez más. Les aclaro en seguida los siguientes puntos a discutir por ambos sectores.

Los cacaocultores
La cacaocultura, afronta una especie de monopsonio, pues solo dos son los compradores de sus productos, la empresa Nacional de Chocolates y la Casa Luker. La mano invisible de Adam Smith parece jugarle mal a los cacaocultores.  Estos gremios económicos cuasi todopoderosos deciden el valor de compra; pueden importar cacao para presionar la disminución de los precios internos del producto, afectando el ingreso de miles de familias que subsisten en el sector.

Es obvia la falta de regulación e intervención del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural para evitar las prácticas de los grandes del sector de chocolates en Colombia, porque si esperamos que la mano invisible del mercado solucione los desequilibrios entre oferta y demanda, los campesinos estarán más pobres.

Así mismo, las reglas de los créditos con las entidades financieras para renovar y rehabilitar cultivos, son más costosas que el precio real, profundizado con la caída del precio para la venta a los dos compradores del mercado nacional, algunos señalan que es fácil señalar un monto para rehabilitar por hectárea, desconociendo los verdaderos costos de insumos y de mano de obra en el mercado , el estado de las vías terciarias y la geografía, en pocas palabras, no es lo mismo San Vicente de Chucuri  (Santander) que Anorí (Antioquia).

Por otro lado, la locomotora del desarrollo agropecuario, no brinda asistencia técnica continua y permanente a los cacaocultores con personal de tiempo completo. El Gobierno Nacional desconoce la capacidad fiscal de los municipios de categoría sexta que no pueden contratar personal de tiempo completo para estas actividades ó lo peor de todo, no tienen presupuesto para cofinanciar un proyecto de asistencia técnica con las Secretarias de Agricultura Departamental y/o  entidades nacionales (ICA, Minanagricultura).

Los caficultores
Las familias campesinas que subsistente del café vienen desde el siglo XIX. El Gobierno Nacional desde hace décadas ha dejado la producción, asistencia técnica, comercialización y distribución nacional e internacional en manos de la Federación Nacional de Cafeteros.
Los cafeteros, con la famosa contribución cafetera que se traduce en impuestos para financiar la burocracia de Fedecafé más la caída del precio, se están empobreciendo al igual que los cacaocultores.

Los técnicos de Fedecafé no están de forma continua en un determinado municipio, están en los más productores, y las entidades municipales invierten poco por su falta de capacidad fiscal en asistencia técnica agropecuaria de calidad y permanente. De este modo, los cafeteros sufren al igual que los cacaocultores: precios bajos, subsidios escasos y poca asistencia técnica. De esta manera, las federaciones no deben convertirse en clubes sociales y exclusivos para élites empresariales dentro de cada sector, se debe aumentar su participación en todos los escenarios económicos y políticos de los pequeños productores en la formulación e implementación de políticas públicas para el bienestar y calidad de vida de la mayoría de las familias campesinas caficultoras.

La asistencia técnica, los créditos con tasas de interés subsidiado, y el control del monopsonio de los compradores en el mercado; la intervención en la economía es una tarea que el Estado no debe abandonar al libre mercado; porque la mano invisible no controla la corrupción privada del sector financiero y empresarial,  tal como está probado en las crisis económicas en Estados Unidos y Europa; la falta de control termina en especulación que se traduce en desempleo y pobreza.

PD: La locomotora del desarrollo agropecuario en la Unidad Nacional, tiene que decidir si coloca en primera categoría a los campesinos pobres, o si sigue  empobreciendo ó no a las familias campesinas, cacaoteras y caficultoras, con sus políticas desorientadas que afectan la calidad de vida e ingreso de millones de personas, en beneficio de una infinita minoría que los explota sin contemplaciones. Es una tarea para el presidente convaleciente, y para el vicepresidente que no se designa a ser arrumado en el cuarto de los muebles viejos.  



[1] Participante del Grupo Presidencialismo y Participación UNIJUS/COLCIENCIAS

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