jueves, 6 de marzo de 2014

Desde la luminosa oscuridad

PALABRAS PARA UN CINEASTA SIN FRONTERAS

Miguel Angel Herrera Zgaib.
Proyecto Dokumenta. Cine, Imaginación y Política. grupo PyP.

"Hemos pensado en mostrar la mecánica de cómo la filmamos, y seguramente lo haremos  en el DVD, pero es muy abstracto entender lo que hicimos." Alfonso Cuarón, en ET, 4/02/14, Bogotá. p. 17


                                                             El cineclub Sin Fronteras está, en cierto modo, de plácemes, con lo cosechado por mexicanos en la pasada entrega del  Oscar, y de modo particular por el triunfo que obtuvo Alfonso Cuarón, quien reside hace diez años en Londres, en compañía íntima con Sheherazade Goldsmith, cuyo nombre mismo está en contacto con la fantasía, y la disposición para la creación artística, la impronta que define mejor a Alfonso.

Digo de plácemes, porque Cuarón se define como "un cineasta sin fronteras", lo que nos hermana con él en esa disposición por gozar, antes que nada, de las maravillas del 7o. arte en el VII cielo, al revés de lo dispuesto por el inmenso escritor de finales del medioevo, Dante Alighieri, quien orientó, por buenas razones, suponemos, su vista hacia abajo, y colocó a la humanidad en las manos de Caronte.

Pero, Alfonso, sin "la gravedad" de otros que hacen del cine una actividad sin riesgos, se los tomó casi todos, y tuvo la complicidad de una madre que le hizo caso a Freud en el sentido de recordar que los niños son creadores natos, y no hay que perder ese don que florece "naturalmente" o se marchita con la llegada de la adultez.

Cuarón creció de la cajita de sueños en compañía de un grande, Sydney Pollack, trabajando en el seriado  Fallen Angels. Pero, su estrellato lo logró siendo profeta en su tierra con un filme inolvidable, casi de culto, en un país que de característica mojigatería, "Solo con mi pareja (1993)".  

La taquilla recaudada lo puso en la boca de todos, y en la mira de la industria del cine mundial, que tiene que ver con L.A., pero que suben en recaudo de dinero, porque el cine es una industria capitalista. Después vino otra excelente película, en compañía de Gael García Bernal, que en fecha reciente visitó a Cartagena, con ocasión del Hay Festival. y Maribel Verdúm y fue otro exitazo de audiencias.  Esto lo mostró ya como maduro en el manejo del lenguaje cinematográfico.

La aventura más osada, en términos de experimentar con la forma y todos los recursos de recrear la fantasía en un escenario prefabricado para volvernos por 2 horas o algo más niños, disfrutando sin ser felices pasó primero por "El prisionero de Azkabán," innovando en la lectura de una saga de Rowling, para llegar a su gran triunfo, Gravedad, donde dos actores de cartel son ancilares, soporte de un experimento visual y auditivo  memorable, recrear el espacio entre la tierra y la luna, en un set cinematográfico. De ese modo, Cuarón la sacó del estadio.

Ahora le queda por delante otro desafío, cómo lidiar con los escenarios en experimentación de la física cuántica, donde a todas luces, y en medio de los ruidos siderales, se contradice lo dicho por el genial Albert Einstein quien quiso ponerle grillos a su imaginación en la siguiente sentencia: "Yo no puedo creer que dios juegue dados con el mundo". 

Ya veremos, porque en reciente informe de la revista Time "Quantum Leap", se experimenta con una nueva frontera que renovará la computación, una herramienta con la que "el mexicanito" le dio lecciones de talento a todos, de Spielberg para abajo, en compañía de otro manito, Emmanuel Lubetzki, su director de fotografía. NO hay duda a Alfonso Cuarón le encanta un mundo sin fronteras, y no le importa llevarle la contraria al mismísimo Einstein.

No hay comentarios: