EL
APRETÓN FISCAL
David Jiménez[1]
El Presidente de la República
sancionó la Ley 1737 del 02 de diciembre de 2014 del Presupuesto General de la
Nación con unos ingresos de 203 billones, y unos gastos de 216 billones
aproximadamente. A su vez, la semana anterior se aprobó la reforma tributaria
con el pretexto de recaudar 12,5 billones adicionales para superar el “hueco fiscal”. Según la Revista Semana la reforma recaudará 53
billones de pesos entre los años 2015 a 2018.
De nuevo, la discusión
en el Congreso de la República fue a “pupitrazo” limpio, por la poca
participación de la sociedad civil en el trámite legislativo. El Gobierno
Nacional contó con su mayoría en la coalición de la Unidad Nacional para
aprobarla sin ningún problema.
Lo “raro” del nuevo
Gobierno de Juan Manuel Santos es que tiene acumuladas una serie de promesas
por cumplir en su Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, en particular,
financiar el postconflicto, pero con el desequilibrio de las finanzas públicas,
le será por demás difícil. Por un lado, deberá cumplir la Ley 1493 de 2011,
esto es, la “Regla Fiscal” que tiene como objetivo la disminución del déficit
estructural y, por el otro, los grandes compromisos de inversión para el
desarrollo social y económico del país que le darán peso específico a su
prosperidad democrática.
Los
asuntos pendientes
Uno de los temas no
discutidos en la reforma tributaria, fueron las exenciones fiscales. Según el
Marco Fiscal de Mediano Plazo 2014, elaborado por el Ministerio de Hacienda y
Crédito, que, por lo pronto, tienen un costo fiscal de 6,33 billones de pesos
por el año gravable de 2013. Es necesario, a todas luces, disminuir las
exenciones tributarias a las grandes empresas multinacionales y transnacionales
con el fin de cumplir los principios de equidad y progresividad tributaria
entre todos los contribuyentes, con el fin de asegurar mayor recaudo para las
finanzas del Estado sin impactar a la clase baja y media de la población, que
es lo que acostumbran hacer este y los anteriores gobiernos dizque
“democráticos.”
Entre
la subida del dólar y el destape de la
riqueza nacional
Por otra parte, el
aumento del precio del dólar en relación al peso colombiano que trae consigo el
aumento de la deuda pública externa y la disminución del precio de barril de
petróleo referencia WTI para Colombia, se ve traducido en menos ingresos
fiscales para el Gobierno para financiar sus actividades corrientes y de
inversión proyectadas para el año 2015 y 2016. Si la tendencia internacional
continua, el Gobierno Nacional se verá obligado a presentar otra reforma
tributaria en menos que “canta un gallo.”
Finalmente, el pasado
16 de Diciembre de 2014 en el lanzamiento del libro “El Capital en el siglo XXI
de Thomas Piketty” editado al español por el Fondo de Cultura Económica, el
Presidente Juan Manuel Santos propuso levantar la reserva
fiscal en la DIAN para que el Departamento Nacional de Planeación realice un
estudio sobre la concentración de la riqueza en el país. Es un reclamo que él
viene publicitando hace algo más de un mes. Y la gente común espera que, por
fin, se destapen las cartas sin “cañar” más.
Mientas tanto falta
esperar que se cumpla la promesa gubernamental de ser progresivos y gravar a
las personas más ricas del país, a la vez que
tomar la decisión de disminuir las exenciones fiscales, para no impactar
el gasto público social y la inversión en infraestructura del país.
PD: Con el escenario
económico para 2015, me pregunto ¿Las
Gobernaciones y Alcaldías tendrán apretón fiscal para 2015 en sus proyectos de cofinanciación de
inversión con el Gobierno Nacional?
[1] Politólogo y Estudiante de
Maestría en Estudios Políticos de la Universidad Nacional de Colombia.
Participante en el grupo Presidencialismo y participación, Unal.
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