¿
POST-ACUERDO O POST-CONFLICTO?
David Jiménez[1]
“Vamos a tratar de cumplir acuerdo de firmar la paz el 23
de marzo: Santos”, W Radio, Enero 15 de 2016
El Gobierno Nacional viene
hablando con mayor intensidad de un posible escenario de post-conflicto desde
el inicio del proceso de paz en el 2012. Hasta se hacen las cuentas económicas
de las ventajas de lograr la paz; y en políticas públicas aparece el
Departamento Nacional de Planeación como el think
tank para la formulación de programas y proyectos.
Con el supuesto que para el 23
de marzo de 2016 se firmará el acuerdo de paz entre el Gobierno Santos y las
Farc-EP, por el solo hecho de cerrar esa negociación, se afirma que los
colombianos no tendrán post-conflicto sino un post-acuerdo.
Sin
embargo
En primer lugar, en el proceso
de paz no están todos los grupos armados ilegales; está por fuera por el
Ejército de Liberación Nacional – ELN – y en el otro lado, se encuentran todas
las bandas criminales surgidas y transformadas después del proceso de
desmovilización paramilitar en 2005, y de la extradición de sus 17 comandantes
en el Gobierno Uribe, y el narcotráfico diversificado y activo.
De ser así, este será otro
acuerdo de paz en la historia reciente de Colombia sin contemplar todos los
actores en conflicto, como pasó con la ilusión del proceso constituyente de
1991, donde a la postre solo se desmovilizó y se reincorporó a la vida civil y
política la guerrilla del M-19, y el PRT. Más aún, tampoco existe garantía en una
eventual desmovilización de las Farc-EP, que un sector de ellas termine
transformado en FARCRIM, tal como ya sucedió
con los paramilitares.
En segundo lugar, en un post-conflicto,
la seguridad urbana en las ciudades debe ser otra. Porque en la eventualidad de
un post-acuerdo, las ciudades capitales e intermedias aun presentan problemas
de inseguridad. Por ejemplo, existen barrios con guerras y conflictos de causas
diferentes. Mientras un ciudadano vea en televisión la firma del acuerdo de
paz, en su barrio puede mantenerse las fronteras invisibles como ha sucedido en
la ciudad de Medellín con su carga letal en los últimos años.
Los
delitos comunes y la paz
El hurto (establecimientos
comerciales, callejero, residencias), los fleteos, extorsiones, la venta de
estupefacientes, el control territorial del espacio público y de zonas de las
ciudades, entre otros; no dejarán vivir en paz a mucha población en las
ciudades colombianas con posterioridad a esa firma programada para el 23 de
marzo de este año. De ahí, en parte, la simbología implícita en la breve
caminata del presidente y el alcalde de Bogotá el pasado martes 19 de enero.
En tercer lugar, la ausencia
de Estado no es únicamente realidad compartida en las regiones de consolidación
territorial, donde el Gobierno Nacional pretende fortalecer la acción estatal
en seguridad e inversión, aunque son territorios actualmente con presencia de
grupos armados de toda clase. Solo basta mirar los indicadores de pobreza y
necesidades básicas insatisfechas de muchos municipios, para darse cuenta de la
ausencia estatal, donde no se garantizan los derechos fundamentales.
El post-acuerdo definirá territorios a
intervenir: pero, por igual, qué pasará con aquellos municipios donde las
Farc-EP hicieron presencia y tomas guerrilleras en décadas pasadas; pero los que
hoy no tienen presencia allí y actualmente son municipios pobres y rurales. Vale
la pena preguntarse, así las cosas, ¿gozarán de la paz convenida?
Finalmente, digamos, sin
aventurar mucho que el proceso de paz con las Farc-EP no nos llevará a una paz
completa. Por eso, pensamos que es más conveniente utilizar el concepto del
post-acuerdo, porque todo será acordado únicamente con este grupo guerrillero y
la política presidencial será para la paz con las Farc. Sin embargo, no caben
en él todos los actores del conflicto y la violencia. Unos y otros no están “la
misma cama”. En suma, no hay cama pa’ tanta gente para llegar a un post-conflicto
tan publicitado por estos días.
[1] Politólogo, estudiante de maestría en
estudios políticos. Participante externo del GPYP, Universidad Nacional de
Colombia. E-mail: presid.y.partic@gmail.com
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