EL
GOBIERNO SANTOS SIN LECCIONES PARA MADURO
David Jiménez[1]
Pretenden dictarle a
Venezuela pautas cuando su país está en llamas
Nicolás Maduro
En meses pasados, el régimen
político venezolano adoptó a través del Tribunal Supremo la suspensión de las
funciones de la Asamblea Nacional de aquel país, controlada por la oposición
política interna y externa. La medida causó críticas de todos los lados del
continente, y en Europa.
El diseño de la democracia
moderna, constituido por Montesquieu o Locke, en particular, la división de
poderes es un elemento indispensable para el sistema político democrático
liberal hasta nuestros días.
Sin embargo, en Colombia, al
gobierno de turno y a la oposición del CD parecen preocuparle mucho el destino
de Venezuela. Empero, aquí tenemos un sistema de gobierno presidencial que
controla el Congreso de la República, cuando nuestro poder legislativo, por el
contrario, no está suspendido judicialmente de sus funciones.
Neopresidencialismo
y superclientelismo en Colombia
Sin embargo, los
congresistas que no parlamentarios llevan en Colombia dos siglos haciendo la
tarea de notarios, y negociando debajo de la mesa con el Ejecutivo. Sobre todo,
después de la reforma político administrativa de 1968, cuyos principales
artífices fueron Jaime Vidal Perdomo, y el presidente Carlos Lleras Restrepo.
Peor aún, la Constitución de 1991, en su diseño, en algunos aspectos
progresiva, instauró en cambio más de lo mismo: a un presidente que corona la
pirámide clientelista.
Este neo presidencialismo
aparece cobijado dizque por la transparencia del DNP y el CONPES, mientras que el Congreso no
tiene modo de controlar los consabidos
repartos presupuestales, que se califican de mermelada por las denuncias
reiterativas del Centro Democrático, que ahora padece de relativo ayuno, porque,
eso sí, cobran puntualmente su paga como congresistas viajeros.
En este sentido, para nada
sobra recordar una frase del ex magistrado Carlos Gaviria “si la democracia es el gobierno de las mayorías, ¿cómo es posible que
las mayorías estén desprotegidas y se encuentren en la pobreza o en la miseria?"[2].
Porque resulta inexplicable
que una mayoría de congresistas que dizque representan a los Departamentos y
Municipios, cuyos territorios se mantienen en recurrente e insultante pobreza y
violencia, mientras que la riqueza colombiana sigue en poder de unos pocos, y
los pobres en su mayoría no están representados por el interés general en el
Congreso de la República.
La
hipocresía internacional
Nadie a nivel internacional
como Estados Unidos o la Unión Europea, le importan cómo funcionan las
instituciones políticas, al tener un presidente que controla las demás ramas
del poder público, donde la tal división del poder ni el sistema de pesos y
contrapesos funcionan, porque están cooptados.
Por otra parte, algunos a
nivel internacional les repugna el llamado de Nicolás Maduro a una Asamblea
Constituyente para resolver la crisis. Pero en Colombia, algunos municipios
utilizaron la herramienta constitucional de la consulta popular, para decidir
si querían o no actividades mineras en sus territorios.
Sabida es que la ciudadanía
decidió en contra de la minería; enseguida lo que el Gobierno Nacional intenta
primero es desconocer los resultados democráticos. Pero, nadie, ni en la Unión
Europea o Norteamérica se manifiesta sobre cómo un gobierno desconoce
autoritariamente un resultado electoral.
Porque en este caso sus multinacionales son
las afectadas por la democracia directa y popular; no les ofrece en bandeja más
privilegios mineros como acostumbran las instituciones representativas
cooptadas desde la colonia española hasta nuestros días.
¿Y
el ruido constitucional y legal?
También es sabido que, en
1991, Colombia adopto un modelo de república unitaria descentralizada,
recientemente el Concejo Municipal de Jericó (Antioquia) aprobó prohibir
actividades mineras en su territorio, pero el gobierno nacional también
pretende desconocer las instituciones políticas representativas locales.
Ni que decir del Plebiscito
sobre la negociación de paz con las Farc-Ep. Ganó el NO por algo más de 50.000
votos. Lo primero que hizo el gobierno fue refrendarla por una de las
instituciones políticas más desprestigiadas, el Congreso. Tampoco nadie en el
extranjero menciono nada. Ahora, continuando la cadena, que no nos resulte extraño
cuando se desconozcan consultas populares, referendos o decisiones de
autoridades locales a futuro por parte del Gobierno Centralista.
No hay duda, el Gobierno Nacional le teme más todavía a
la democracia real y participativa, así que Santos no tiene mucho para mostrar,
y menos darle lecciones a otro gobierno, el de Nicolás Maduro, y sus oponentes,
quienes, son iguales o peores que el
nuestro.
En cantados todos, con preservar sus privilegios, y
rezongar cuando los pierden frente a los nuevos inquilinos del solio de
Bolívar. La cura, por supuesto, está en
la democracia, en la participación ciudadana con plenos poderes constituyentes
y destituyentes, de la que habló Carlos Marx, en sus notas
críticas sobre la filosofía hegeliana del derecho público, durante la primera
mitad del siglo XIX. Conviene pasarle revista, en estos tiempos de “cacareos
democráticos” y de supuestos “demócratas”.
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