lunes, 10 de mayo de 2010

POR UNA CABEZA. LA ÚLTIMA VENTAJA DEL POLO

Miguel Angel Herrera Zgaib[1]

Miguel.herrera@transpolitica.org

¿Qué LES pasa?

La semana terminó con pocas pero significativas novedades en materia electoral. La última encuesta conocida, Ipsos/Napoleón Franco, hecha a 1200 colombianos en 36 ciudades, entre los días 4 y 6 de mayo, arroja estos resultados relevantes: Santos, 35 %, Mockus, 34 %. Comparada con la anterior del mismo encuestador, la percepción ciudadana varió a favor de Juan Manuel, quien pasó de 29 a 35 %, mientras que Antanas cayó de 38 a 34 % en la intención de voto.


Pareciera que Mockus alcanzó un límite superior: 38% de preferencias para la primera vuelta. Mientras que, la U capitaliza uribistas arrepentidos con Antanas, fruto de la propaganda sucia que explotó su supuesto ateísmo en el país político camandulero, al igual que la disposición de Antanas para extraditar al presidente Uribe si la ley lo ordena, cuando se escuchan los pasos de la Corte Penal Internacional.


Otro factor a favor de la recuperación de Santos se debió al cambio de estrategas, para incluir la presencia ilegal del venezolano J.J. Rendón; y la suma del desprendimiento conservador, al deslizarse Noemí del 11 /10 % al 8% de la actual encuesta. El otro hecho de la semana que terminó es la despedida de Noemí como tercería en discordia.


Así las cosas, la otrora candidata independiente modelo que obtuvo 2.9 millones, y tuvo como fórmula vicepresidencial a Antanas mismo, pasó a ser parte del segundo grupo de candidatos, un ingrato regalo en el día de las madres colombianas. En este segundo bloque casi comparte destinos con Pardo y Petro, cada uno con 4%. Germán Vargas Lleras no detiene su caída libre con el 3% de las preferencias ciudadanas. Ni él mismo se lo cree como mutante de la epidemia furibista.


Antanas lidia con un hecho intempestivo: Sergio Fajardo, ganador del pasado debate vicepresidencial fue operado de urgencias por una lesión en su cadera al caer de la bicicleta. La imprudencia perdió a su coequipero cuando más lo requería. Al tándem verde le falló la razón calculadora. Peñalosa y Garzón tendrán que trabajar más duro para evitar el descenso.


Sin embargo, la segunda vuelta exhibe como ganador a Mockus, aunque con menos ventaja: 48 sobre 41% de Santos. Antes, la encuesta marcaba 50 y 37 % respectivamente. El nuevo registro en la clasificación general abre un compás de espera, al dejar en el limbo una población votante del 11 %, que sumada al 89% de los punteros daría el 100 % de la intención de voto filtrada por la doble pregunta del registro de cédula y la inscripción respectiva. Esta ciudadanía tiene que escoger entre el 30 de mayo y el 20 de junio para inclinar la balanza electoral.


Segundas partes nunca fueron buenas


Con estas mediciones los punteros tienen que salir a buscar aliados desde ahora, porque segundas partes nunca son buenas, cuando los punteros se turnan en las preferencias de voto, que es lo que viene ocurriendo a 21 días de la primera votación para elegir presidente de Colombia.


Claro, los segundos cotizan más su voto desde ahora en la bolsa de las preferencias populares. Con independencia de si Petro, Pardo, Germán y Noemí se mantienen en participar de modo independiente en la primera vuelta. Lo cual les resulta no solo necesario sino más deseable y alcanzable que nunca, cuando se disipa el terror de un triunfador contundente.


Algunos se atreven a pronosticar que Noemí, Pardo y Petro, sus electores se irán a apoyar la aspiración de exrector de la Nacional, mientras que los seguidores de Vargas y Cambio Radical se unirán a las toldas de Juan Manuel Santos, el primogénito político del Uribismo.

Pienso que, de modo espontáneo, la simpatía y militancia del PDA se inclinará por Antanas, y algo menos de la mitad de los seguidores de Noemí y Pardo, lo harían por él. El resto no resistirán el canto de sirena de la seguridad democrática; el entusiasmo ciego por la solución violenta del conflicto, sin parar mientes en la legalidad, y la prosperidad con cuentagotas que brinda el favorecimiento descarado del capital financiero trans-fronterizo.

¿Qué pueden hacer los coleros?


Todo parece indicar que Rafael, Gustavo, Germán están en los rines; y Noemí está que los alcanza en su derrumbe. Sólo los respaldan sus bases más fieles, y una cada vez más estrecha franja del voto de opinión, que en el caso de la candidata conservadora sigue en su desbandada.


Así las cosas, es tiempo para cada uno de ellos preparar sus alianzas con uno de los favoritos. Las cuales tendrán que ser claras, en materia de programas, si quieres ser opciones de poder real en el futuro. Las cuatro figuras de la cola representan bien la política tradicional, nacida del pacto político de 1991, en el que no cupieron las principales fuerzas contrarias al establecimiento, guerrilleras y mafiosas, que mantienen su influencia en la tercera parte del país nacional.


Antanas, Uribe y Santos son los herederos del desmonte del orden de 1991. Crecieron en la década que sigue a la ruptura de los diálogos de paz: el reino de la parapolítica y el presidencialismo de excepción. Los separa en la disputa del legado de la degeneración democrática, la delgada línea de la legalidad, y su escaso entusiasmo por la democracia que implica la decisión colectiva sobre el poder político. Dicho lo cual, la tarea de sus segundos socios, necesarios, pero incómodos, posibilitarán que no se le tuerza el cuello a la revolución democrático ciudadana en curso.


Los últimos serán los primeros


Así se calibrarán las diferencias reales entre liberalismo, conservatismo y democracia. Dicho en mejor romance, a hacer la diferencia entre gobierno oligárquico y gobierno democrático para Colombia. Es la oportunidad para que el Polo Democrático Alternativo lleve la batuta en un acuerdo contra la corrupción y por el diálogo justo, en este tiempo de alianzas no queridas pero necesarias, porque los punteros de hoy no podrán ganar la presidencia si las menosprecian.


El precio a pagar por Antanas y Juan Manuel no puede ser la renovación del clientelismo y la parapolítica juntas, sino la urgente liquidación de ambas pandemias. Es la interlocución abierta y digna con las minorías presidenciales coaligadas, que bien puede animarla dirección del PDA, y la fórmula presidencial de Gustavo y Clara, porque han dado prueba de ello en su trayectoria pública.


A la vez se necesita ampliar el cuadrilátero diverso de Gustavo, Rafael, Germán y Noemí, contrario a la degeneración democrática del uribismo, que exige un juicio político interno contra el presidente. Es necesario un polígono de más lados, que incluya a los otros tres candidatos en un diálogo por la democracia, que potencie el despertar ciudadano.


HACER valer la diferencia, que respaldan las multitudes contrarias a la corrupción política. Es un peso vivo que hunda el Titanic del para-presidencialismo, y nos aproxime a la construcción de una Colombia diferente, donde la igualdad social deje de ser una quimera; y la política no sea un remedo: la repartija mezquina de privilegios y coimas que se alimentan de la vena rota de la guerra; y explotan la miseria y la pobreza de millones de compatriotas, a la vez que rifan sin continencia las riquezas naturales del territorio que habitamos.



[1][1] Profesor asociado Unal, Bogotá. Catedrático Maestría Estudios Políticos, U.Javeriana. Director Grupo Presidencialismo y Participación.

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