sábado, 30 de julio de 2011

DEBATE "LA GUERRA DE LOS CALLADOS".

Abrimos este espacio de reflexión y debate, con ocasión del seminario internacional sobre la calidad de la democracia, recordando las inquietudes intelectuales de Guillermo O´Donnell, y en particular la importancia y significación de los partidos. Allí estuvo el colega David Roll, quien nos comparte un artículo sobre los partidos, con el cual abrimos una discusión sobre el caracter perecedero de esta forma política, y la polémica en torno a si la democracia requiere de éstos, y si lo fuera, de qué democracia es de la que hablamos. N de la R.

La defensa de los indefendibles

29 de Julio de 2011

Por: David Roll

El miércoles concluyó un seminario internacional, celebrado en Cartagena de Indias, organizado por dos entidades del Estado Español, (Fiiapp y Aecid), dedicado a los partidos políticos latinoamericanos y a su papel en lo que hace unos años ha venido en llamarse Calidad de la Democracia. El punto central del encuentro de expertos y líderes políticos fue determinar cuáles han sido los logros de los partidos, y sobre todo señalar cuáles son sus desafíos para que tengamos democracias más legítimas, menos corruptas y más eficaces en la solución de problemas.

La primera gran conclusión del evento es algo que pocos saben fuera del mundo académico o de expertos en el tema: que las democracias latinoamericanas llevan más de un cuarto de siglo viviendo el mejor momento de su historia. La segunda conclusión fue que ese éxito se debe sobre todo a los partidos políticos, porque fueron ellos los que lideraron transiciones a las democracias donde hubo dictaduras, o los que generaron procesos de modernización donde no las había pero eran necesarios, como es el caso de Colombia con la Constitución de 1991.

Lo paradójico es que la tercera conclusión importante del evento señala que a pesar de que esas democracias se consolidaron y mejoraron en la mayoría de los casos, y de que los partidos fueron los principales protagonistas, lo cierto es que en todas las encuestas que se hacen en Latinoamérica los partidos siempre quedan en último lugar de confianza ciudadana.


El Instituto del Pensamiento Liberal del Partido Liberal Colombiano también participó en el seminario, y en representación del Secretario General de la Internacional Socialista presentamos una ponencia donde expusimos como en especial los partidos socialdemócratas habían sido los grandes protagonistas de estos cambios democráticos, pues mientras algunos partidos de derecha habían apoyado muchas veces a las dictaduras o a gobiernos autoritarios y algunos partidos de izquierda apostaron por modelos alternativos pero no democráticos como el cubano, la Internacional Socialista siempre fue una Internacional de la democracia, especialmente en Latinoamérica.

Pero de nada sirvió esta exposición, ni la del presidente de la democracia cristiana latinoamericana o de otros académicos y lideres que defendieron el papel de los partidos. El auditorio en sus preguntas demostró que no estaba muy lejos de la estadística mencionada sobre el bajo nivel de confianza de los ciudadanos en los partidos, y nos desafiaron abiertamente a que hiciéramos un balance negativo de los logros de los partidos y a que no fuéramos triunfalistas sino catastrofistas. Probablemente usted lector esté con ellos también y me haga las mismas preguntas, y solo le puedo responder lo que allí dijimos:

En primer lugar, reconocimos la tesis de que los latinoamericanos creen en la democracia pero no creen en los partidos. Pero en segundo término afirmamos que siendo tan evidente la necesidad de partidos para las democracias (porque esto ningún demócrata lo discute), hay sin duda que inventar algunas nuevas formas de interacción entre los partidos y los ciudadanos. Dijimos, en tercer lugar, que esa nueva dinámica debes ser responsabilidad de los partidos, pero también de los ciudadanos, pero sobre todo del Estado, quien debe promover políticas públicas para que los partidos se fortalezcan, logren acercarse legítimamente a sus electores y cumplan mejor ese papel de actores colectivos imposible de delegar a otros en una democracia.

Es muy difícil la defensa de los indefendibles partidos políticos, pero yo la asumo con la misma seguridad que un médico le inyecta una vacuna a un niño que lo mira con resentimiento. Y le pregunto por último al lector: ¿no será que resulta más cómodo señalar a los partidos como únicos responsables de no haber solucionado los problemas de esta Latinoamérica pobre, inequitativa, excluyente, y ahora sobre todo insegura, que afrontar colectivamente ese gran desafío?



www.davidrollcienciapolitica.com

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