El colega politólogo y educador Luis Alfredo Moreno nos ha llamado la atención sobre esta nota editorial escrita por el sobrio y puzante editorialista Jorge Restrepo, en la cual asume la problemática del bienestar, y quienes se lucran con las expectativas de la gente que ahorra pensando en el tiempo de su retiro, y el desmonte brutal del sistema pensional en aquellos países europeos que lo tenían, y que han venido cayendo en las manos de los núcleos de comando financiero globales. N de la R.

Bienestar en receso

Por: JORGE RESTREPO | 6:34 p.m. | 06 de Enero del 2012
Jorge Restrepo

En esta ciudad, donde uno quisiera tener un tanque en la puerta, pues el ciudadano honesto está en la mira, lo primero es seguridad y poner en cintura el mercado negro de armas.

Billones le han sustraído al ahorro en las bolsas la especulación y el endeudamiento de gobiernos y bancos. Pero la pérdida no solo es dinero, lo contable; el inventario del daño colateral no es preciso, en desempleo y subempleo, en angustia y resentimiento complementarios, en recortes en calidad de vida a que están procediendo los gobiernos en reajustes cuya carga se traslada hacia abajo, en la socialización de la pérdida cuyo doliente principal son los indefensos.

El roto presupuestal y del subsidio al sistema financiero lo pagarán la flexibilización laboral y la amputación del modelo social, en especial el europeo, ideal para todo el mundo. Se habla de un mecanismo a lo Robin Hood, pero al revés, y de cómo el estado de asistencia es la reserva de emergencia del capitalismo; ahora es gran candidato al ajuste en los 34 países de la Ocde, cuyo gasto en ese renglón mejoró en 30 años del 15 por ciento de su PIB al 22.


En Grecia, Portugal e Italia avanzan reformas del sistema pensional. En Portugal y España ya hay un recorte del 2 al 3 por ciento del presupuesto social, el nuevo gobierno español obligado a ese plan. Austeridad es la receta, ¿pero para quién? Con la inmigración, para empezar, que ya la siente en su empleo y en sus remesas a países de origen.

Fue la experiencia del 29: la recesión económica es recesión humana. Cualquiera alteración económica la registran además ideología y política; la ideologización de la crisis se traduce en proteccionismo, en discusión sobre más o menos Estado, sobre regular o no el sistema financiero y en identificar como responsable al Estado bienhechor, acusación que distrae la culpa de despilfarro y corrupción. Sin desconocer asimetrías que están determinado desacuerdos en la Comunidad Europea: el gobierno alemán no puede justificar ante sus electores el subsidio a disparidades por ejemplo en horarios de trabajo o edades de jubilación con países que andan insolventes; la unidad financiera supondría equidad entre cargas y ventajas.

El Estado de bienestar, en especial su aspecto asistencial, es controvertido, pero lleva a discutir el destino de la riqueza, si es o no para atender calamidad o abandono, si es o no para incorporar pobreza y miseria a la validez económica y si es o no para calidad de vida general en atención a necesidades básicas como seguridad, servicios públicos que no deberían ser sujeto de utilidad privada, como también de salud y educación frente al gasto por ejemplo armamentista. Fuera de que se reconoce en el gasto social no solo como deber estatal sino como mejor inversión.

En todas partes se discute el régimen pensional donde lo sensato es que haya con su generalización la misma firmeza que con el aumento de la edad y sobre todo ante abusos como en Colombia, el caso de desigualdades enormes entre el común y el legislativo y el judicial. En el ajuste, lo primero sería regular al culpable del desajuste y luego proporcionalizar reparación y reforma; como vulgarmente, todos en la cama o todos en el suelo.

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/jorgerestrepo/vida-del-mundo_10938385-4