UN INTERCAMBIO EPISTOLAR A PROPÓSITO DE HEIDEGGER Y LA POESÍA.
ANTESALA A UNA SALIDA PRÓXIMA DE "ESCARABEO".
Los ensayistas Alfredo Arango y Miguel Angel Herrera, quienes escriben con alguna regularidad para las páginas de "Escarabeo" argumentan en torno a una reflexión que toca con lo escrito por el director de la revista Escarabeo, en la cual se entrecruzan los tópicos de la filosofía, la poesía y la política. Aquí reproducimos parte de dicho epistolario. N d la R.
Miguel Angel querido:
Totalmente de acuerdo. Todo hombre que dice una cosa y hace otra, que predica lo bueno y cae en lo malo, borra con el codo lo que hace con la mano y se hunde en un mar de fango carcomido por sus propias contradicciiones. Absolutamente nada, ningún libro, ninguna obra, justifica a un filósofo haber apoyado al nazismo. Todo el resto de la humanidad puede equivocarse, pero no vosotros los filósofos que son precisamente los expertos en ideas, que conocen muy a fondo la consecuencias de cada planteamiento.
La obra de Heidegger la desecró él mismo con sus actos. Su explicación posterior a la guerra de que él se metió de nazi para salvar la ciencia y la universidad en que trabajaba, lo condena aún más, pues lo hace a uno pensar que el tipo si no era malo entonces era bruto. ¿Qué tal que Einstein hubiera pensado igual y hubiera contribuido a desarrollar la bomba atómica no para los aliados sino para los nazis? Toda la elocubración de Heidegger sobre la inexistencia de unos presuntos dioses que antes existían en épocas más horrendas, y una presunta soledad del hombre sin propósito sobre este mundo, no hacen más que acentuar esa visión desolada y desoladora de nuestra existencia.
El existencialismo mismo es un herida que quedó de la guerra, una herida que ha venido sanando y que no hay que reabrir. Ese trasfondo de inutilidad de la vida es el que precisamente aprovecha el nazismo para acabar con millones de seres humanos que según los nazis/fascistas no tienen propósito, no tienen sentido en este planeta.
Con ese mismo principio Estados Unidos ha tirado toneladas de napalm en zonas campesinas de este mundo, porque los desarrapados resultan una plaga para los señortos ocupados de masificar el genocidio en las universidades y las oficinas de las corporaciones.
Necesitamos una filisofía de esperanza para levantar a esta humanidad doliente, una filosofía de amor no sólo hacia todos los hombres (y las mujeres), sino hacia el planeta al cual hemos destruido tanto. En vez de dudar, hay que reafirmarnos en la poesía con vocación de futuro.
Un abrazo,
Alfredo
ANTESALA A UNA SALIDA PRÓXIMA DE "ESCARABEO".
Los ensayistas Alfredo Arango y Miguel Angel Herrera, quienes escriben con alguna regularidad para las páginas de "Escarabeo" argumentan en torno a una reflexión que toca con lo escrito por el director de la revista Escarabeo, en la cual se entrecruzan los tópicos de la filosofía, la poesía y la política. Aquí reproducimos parte de dicho epistolario. N d la R.
Miguel Angel querido:
Totalmente de acuerdo. Todo hombre que dice una cosa y hace otra, que predica lo bueno y cae en lo malo, borra con el codo lo que hace con la mano y se hunde en un mar de fango carcomido por sus propias contradicciiones. Absolutamente nada, ningún libro, ninguna obra, justifica a un filósofo haber apoyado al nazismo. Todo el resto de la humanidad puede equivocarse, pero no vosotros los filósofos que son precisamente los expertos en ideas, que conocen muy a fondo la consecuencias de cada planteamiento.
La obra de Heidegger la desecró él mismo con sus actos. Su explicación posterior a la guerra de que él se metió de nazi para salvar la ciencia y la universidad en que trabajaba, lo condena aún más, pues lo hace a uno pensar que el tipo si no era malo entonces era bruto. ¿Qué tal que Einstein hubiera pensado igual y hubiera contribuido a desarrollar la bomba atómica no para los aliados sino para los nazis? Toda la elocubración de Heidegger sobre la inexistencia de unos presuntos dioses que antes existían en épocas más horrendas, y una presunta soledad del hombre sin propósito sobre este mundo, no hacen más que acentuar esa visión desolada y desoladora de nuestra existencia.
El existencialismo mismo es un herida que quedó de la guerra, una herida que ha venido sanando y que no hay que reabrir. Ese trasfondo de inutilidad de la vida es el que precisamente aprovecha el nazismo para acabar con millones de seres humanos que según los nazis/fascistas no tienen propósito, no tienen sentido en este planeta.
Con ese mismo principio Estados Unidos ha tirado toneladas de napalm en zonas campesinas de este mundo, porque los desarrapados resultan una plaga para los señortos ocupados de masificar el genocidio en las universidades y las oficinas de las corporaciones.
Necesitamos una filisofía de esperanza para levantar a esta humanidad doliente, una filosofía de amor no sólo hacia todos los hombres (y las mujeres), sino hacia el planeta al cual hemos destruido tanto. En vez de dudar, hay que reafirmarnos en la poesía con vocación de futuro.
Un abrazo,
Alfredo
Alfredo,
He leido con atención lo que indicas acerca de la obra de desnazificación. Otros la llaman lucha contra el fascismo social, y no me queda duda, que en el mundo y en Colombia en particular, nos toca librar una batalla sin cuartel para acabar con los privilegios que discriminan y excluyen.
A Heidegger, en particular, se debe también Ser y Tiempo, lo cual no impide denunciarlo y enjuciar su vida como respaldo y justificación del nazismo. La nueva humanidad camina por todos los rincones de la tierra, en rebeldía, en resistencia y entre otros millones, espero, que en insurrección contra la relación capitalista y todos los autoritarismos que la han reproducido.
Un abrazo inmenso para tí y tu gente, amigo querido
Miguel Angel Herrera Zgaib
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