domingo, 4 de diciembre de 2016

EL RETROCESO DEL PARTIDO CONSERVADOR. VELITAS PARA SANTOS, ¿HASTA CUÁNDO?

EL RETROCESO DEL PARTIDO CONSERVADOR. VELITAS PARA SANTOS.
 ¿HASTA CUÁNDO?

David Jiménez[1]

El pasado 27 de noviembre de 2016, se celebró la Convención Nacional Conservadora, un encuentro para elegir su Directorio Nacional, y debatir preferencias entre congresistas y dirigentes Santistas y Uribistas. En nada, los conservadores definieron su plataforma político-ideológica para las elecciones legislativas y presidenciales de 2018, al parecer se quedaron sin discurso político.

En el período de 2002 a 2010, el ideario conservador recobró vigencia con el discurso de la seguridad democrática de Álvaro Uribe Vélez. Entre 1998-2002 fue el discurso de la paz fracasada de Andrés Pastrana. Ahora, el discurso del conflicto armado, los diálogos de paz y las victimas que hacen parte de la agenda del Presidente Santos desde 2010, los conservadores no tienen “cabida” propia, ni apropiación efectiva para esos temas de la agenda política nacional.

El discurso del ideario floreció con la demagogia publicística de Álvaro Uribe a la cabeza. Los “godos” hicieron suyos sus ideales de justicia y seguridad, mientras el liberalismo oficialista y la oposición en el congreso, mantuvieron un discurso sin éxito electoral. Ahora, con Santos el liberalismo cobra vigencia, y los conservadores con derrotas desde 2011, están ayunos de poder local y regional. No tienen gobernaciones y ni alcaldías de las principales ciudades del país.

Los conservadores parecen erráticos en busca de los oasis de la política clientelista. No saben si estar dentro o fuera del gobierno, tal como lo demuestra el apoyo decidido de David Barguil, cuando fungió como Presidente del partido. Entonces él apoyo el SI en el plebiscito, mientras Martha Lucía y el expresidente se fueron con el NO. Luego Barguil, en la Convención crítica al gobierno y a las Farc, pero no parecen oírlo en su reclamo de “premios” futuros.

La democratización partidista y las microempresas electorales

Por otra parte, en los procesos de democratización interna de los partidos políticos, los Conservadores dieron ejemplo, cuando en 2005 eligieron por primera vez a través de votación popular los integrantes de los directorios departamentales, distritales y municipales en todo el país.

A su vez, ellos fueron el primer partido político colombiano en elegir por votación popular a su Directorio Nacional en 2008. Era increíble, ese ejemplo de democratización interna “goda” en el siglo XXI. Pero, al parecer, no les quedó gustando el “bichito” de la democracia interna de las bases. Pronto regresaron al fantasma de las convenciones para elegir a sus dirigentes, sin la participación de las bases del partido. 

El arquitecto de la democracia interna de los godos, fue el ex senador y ex ministro Carlos Holguín Sardi, quien pedía pista para más altas aspiraciones presidenciales. En todo caso, logró unir a todas esas fuerzas conservadores en el Congreso de la República antes de la reforma política de 2003. Entonces reinaban los micropartidos en el Capitolio Nacional, o mejor, las llamadas “microempresas electorales,” cuya personería tuvo Alfonso López Michelsen, para parar a una promisoria tercera fuerza AD/M19.   Aquella es la denominación dada por Eduardo Pizarro Leóngómez, cuando se volvió epidemia en la década de los años 90s.

La democracia interna conservadora pasó sin pena ni gloria de la votación popular directa de sus bases a las reuniones de convenciones. El partido sigue sin identidad, tampoco tiene un camino claro para llegar a la Casa de Nariño con un presidente elegido a nombre del Partido Conservador.

Mientras tanto

Sus congresistas y directorio nacional debatirán si estar dentro o fuera del gobierno, o como los niños, prenderle velas al diablo y a los santos. Para el próximo 2018 podrán los godos quedar más golpeados en su corazón, Antioquia. La tierra del ex presidente Uribe y el ex gobernador Luis Alfredo Ramos, recién liberado por la Corte Suprema de Justicia, quien comanda el Uribismo Conservador en las montañas del Departamento de Antioquia.
El azul conservador, al parecer se tornará más claro, y todo parece indicar que se asociará como antaño con el uribismo metamorfoseado en el Centro Democrático, para ayudarle a ganar la presidencia. Incluso podría llegar a presionar con otras pretensiones un candidato del bloque reaccionario, pero antes tendría que ajustar con la mayoría de los conservadores que le encendieron las velitas a Santos, porque no quieren quedarse por fuera del reparto de los recursos que fluyen al altar de la paz neoliberal, aunque tengan que compartir con el coro de monaguillos non sanctos.




[1] Politólogo, magister en estudios políticos y participante externo del GPYP/Unal. E-mail: presid.y.partic@gmail.com

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