domingo, 1 de julio de 2012

LA JUSTICIA COLOMBIANA: el verdadero debate


LA JUSTICIA COLOMBIANA: el verdadero debate

David Jiménez[1]

La aprobación del acto legislativo de reforma a la justicia por el Congreso de la República, ha ocasionado debates nacionales sobre la constitucionalidad e inconstucionalidad de dicha reforma  hasta alcanzar propuestas de referendos derogatorios y de asamblea nacional constituyente. Sin embargo, son pocos los que se preguntan por los verdaderos problemas del sistema judicial colombiano, que necesitan ser reformados vía constitucional ó legal. Los cuales no ha tenido en cuenta  ninguna  rama del poder público, y de manera notoria e inexcusable la rama jurisdiccional.

Los problemas de la justicia

En primer lugar, un núcleo conformado por el tipo de elección de magistrados[2]. La independencia del juez es indispensable para un Estado de Derecho viable. Al respecto existen tipos de elecciones política, interinstitucional y técnica. La primera refiere que su nominación y nombramiento provenga de un partido político ó del parlamento, la segunda se establece cuando un órgano del Estado nomina y otro nombra, por ejemplo, el Presidente terna 3 candidatos para la Fiscalía General de la Nación y la Corte Suprema de Justicia selecciona en su sabiduría y evaluación al mejor candidato; y la tercera señala cómo el nombramiento se hace por medio de un concurso público evaluando la formación académica, producción intelectual y experiencia laboral de los candidatos a ocupar dicho cargo.

De esta manera, es indispensable para el sistema judicial colombiano,  la selección de magistrados y jueces se haga de forma visible y por medio de concurso público abierto. La exigencia impostergable es escoger las mejores personas con cualidades éticas, académicas, intelectuales y  laborales para que sus decisiones  sean ajustadas a la constitución y la ley, y su nombramiento no resulte de favoritismo debido a  uno o varios congresistas, presidente ó magistrado, con la vergonzosa cadena de agasajos que persuaden a los que seleccionan a los jueces. El fin es explícito en este procedimiento democrático propuesto: tener mayor independencia judicial y evitar clientelismo de  los políticos y de magistrados.

En segundo lugar, el sistema judicial colombiano necesita mayor presencia con jueces y fiscales en los 1.100 municipios del país[3].  Es la garantía para la efectiva administración de justicia establecida en  el Estado Social de Derecho, que  sancione todos los delitos tipificados en los diferentes códigos, métodos alternativos de resolución de conflictos; cortar la impunidad y evitar así la aparición y proliferación de la justicia privada como fórmula perversa de “resolución de conflictos”.

Aún tenemos barrios en ciudades y en municipios, donde el juez y fiscal es una banda criminal, neoparamiltar ó grupo guerrillero  los  que determinan desde el pago de una deuda, los horarios de los establecimientos públicos, el tránsito de peatones hasta la venganza por un hurto u homicidio. En pocas palabras, es la urgencia de fortalecer la capacidad judicial del Estado  para evitar el debilitamiento extremo en la administración y ejecución de la justicia, y el desgaste de la poca legitimidad que respalda nuestro precarísimo entramado institucional.

En tercer lugar, la rama judicial debe asegurar un sistema de transparencia, información y rendición pública de cuentas de todos sus procesos judiciales, administrativos y presupuestales en estrecha correlación con las funciones constitucionales y legales a su cargo, al servicio de la ciudadanía y demás órganos del Estado. El fin es claro, lograr una justicia abierta, pública y transparente de cara a la sociedad que paga por ello. Implica terminar con el descaro criminal de los presupuestos mal invertidos, las pensiones exorbitantes, y adjudicadas de forma ilegal, entre los más notorios vicios.

En cuarto lugar, el sistema judicial debe asegurar mayor eficiencia, celeridad y transparencia en los procesos judiciales para que les garanticen a los ciudadanos un resultado oportuno, válido y eficaz. Se corta de tajo la impunidad que termina en el círculo vicioso de la violencia con  la proliferación de la justicia privada en todo tipo de causas litigiosas.
En quinto lugar, los órganos del sistema judicial y de seguridad del Estado deben lograr cero injerencia de las organizaciones criminales;  así como extirpar el cáncer institucional alimentado por la voraz diada corrupción-clientelismo que impide  lograr un sistema judicial transparente.

Lecciones por aprender  

La influencia histórica y hegemónica   de la cultura anglosajona en  lo económico, cultural y político por parte de los Estados Unidos sobre América Latina, en especial, Colombia, los poderes públicos colombianos tienen mucho por aprender del sistema judicial estadounidense para lograr independencia judicial, eficiencia y transparencia para resolver las fallas de la justicia colombiana y del régimen político.

El Congreso y el Gobierno Nacional deberían aplicar los lineamientos de las organizaciones multilaterales como el Banco Mundial para mejorar la capacidad de la justicia y la seguridad   aumentando el fortalecimiento del Estado. Tal y como lo señaló su informe de 2011[4],  procediendo con la celeridad con que  lo hacen cuando aplican las medidas de ajuste fiscal y los tratados de libre comercio sin la participación ciudadana.

Una  Ñapa

¿Qué tal les parece que los magistrados, jueces y fiscales sean destituidos e inhabilitados para ocupar cargos públicos por tráfico de influencias y conflicto de intereses al igual que un congresista?

¿Qué tal ver a magistrados, congresistas, presidentes y ministros cotizando al sistema general de pensión de la ley 100 de 1993 y 797 de 2003, al igual que muchos colombianos, y sin régimen especial en pensión?

Algo aprendería el funcionariado de la vida cotidiana de una ciudadanía agobiada por cargas tributarias y sin garantía de la contraprestación efectiva de los servicios públicos más elementales.



[1] Politólogo, Unal. Miembro del Grupo Presidencialismo y participación. Coordinador de iniciativas académicas e investigativas en la sede de la Universidad Nacional de Medellín. Administrador académico del blog  Gobernanza y Biosociedad, nodo en la red virtual  (Anti)escuela Ciudad Blanca que articula los siguientes blogs: praxisur, coyuntura sociopolítica, seminario.internacional.gramsci, www.laotramovida.net,www.transpolitica.org.
[2] Ver más, Rubiano Galvis, Sebastián (2009). La Corte Constitucional: entre la independencia judicial y la captura política. En Mauricio García Villegas y Javier Revelo Rebolledo (eds.). Mayorías sin democracia. Desequilibrio de poderes y Estado de Derecho en Colombia 2002-2009. Bogotá: Dejustica.
[3] Ver más, García Villegas, Mauricio. (2008). Jueces sin Estado. Bogotá: Siglo del Hombre.
[4] Ver más, BANCO MUNDIAL. Informe sobre desarrollo mundial 2011. Conflicto, seguridad y desarrollo.  Washington DC, World Bank, 2011. Recuperado el 20 de diciembre de 2011 http://wdr2011.worldbank.org/sites/default/files/SPANISH_WDR2011_Overview.pdf

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