martes, 28 de mayo de 2013

La pedagoga musical y compositora, Sonia Pico, radicada en Italia nos comparte la invitación a las jornadas en defensa de la escuela en la región de la Emilia Romagna. Sonia ha sido partícipe de la iniciativa internacionalista de la Otra movida, y otras causas referidas también a la suerte de la población inmigrante en Italia. Este próximo 2 de junio, en Ferrara, participará en esta campaña de solidaridad, con la presentación en público del coro que ha dirigido y animado en estos años. Suerte y acompañamiento a esta causa desde Colombia. N d la R.


Il progetto “INSIEME LA SCUOLA NON CROLLA”, realizzato
nei luoghi dell’Emilia Romagna colpiti dal sisma del 20 e 29
Maggio 2012, è stata un’esperienza di grande solidarietà e
umanità che ha visto coinvolti più soggetti e che ha avuto il
proprio motore nei volontari organizzati dal sindacato della
FLC CGIL.

L’esperienza è stata possibile grazie alla solidarietà di tutti i
lavoratori dei comparti della conoscenza: docenti, docenti
di sostegno, di strumento musicale, insegnanti precari di
ogni ordine e grado della scuola italiana, docenti in
pensione, educatori della scuola dell’infanzia e dei nidi
comunali, educatori delle cooperative, collaboratori
scolastici, docenti dell’Università, artisti con esperienze
educative con minori, che sono arrivati nei Comuni colpiti
dal terremoto della provincia di Ferrara (Cento e Mirabello),
della provincia di Modena e di Mantova.

Questi volontari hanno portato il loro grande bagaglio di
esperienza professionale e lavorativa all’interno dei campi
della protezione civile organizzando laboratori ludicoeducativi
e didattici per i bambini e gli adolescenti di quelle
zone.

Il progetto “Insieme la scuola non crolla”, è partito con la
consapevolezza che la scuola pubblica italiana, luogo
principe della costruzione della cittadinanza, dove si
sviluppano le relazioni sociali e si costruiscono
appartenenze e senso della comunità, non potesse mancare
alla sua funzione in un momento così drammatico, in cui un
fenomeno sismico di grandi dimensioni dissesta i territori e
il tessuto produttivo, provoca fratture nelle geografie
mentali ed affettive, scardina i ritmi della quotidianità e
interrompe i calendari della vita sociale.

La Finalità era quella di promuovere il benessere dei minori
delle comunità colpite dal sisma e gli elementi di grande
positività che hanno caratterizzato il progetto sono stati il
lavorare insieme, un atteggiamento diffuso di ascolto delle
esigenze di ogni soggetto, la laboratorialità, la ricchezza di
operare con linguaggi non verbali…e molto altro.

Gli obiettivi miravano ad utilizzare il lavoro cooperativo
come veicolo per la conoscenza e l’accettazione dell’altro e
favorire il superamento della paura attraverso il racconto
delle esperienze.

Un sindacato come la CGIL non poteva restare indifferente
di fronte alle sofferenze e ai disagi provocati dal sisma. E
ha pensato, innanzitutto alle bambine e ai bambini. Nel
lanciare la proposta sapeva di poter contare sulla coscienza
professionale e deontologica della gente di scuola e le
risposte avute hanno superato ogni previsione.

Ciò che colpisce in questo progetto è la sua generatività. A
cominciare dal fatto che per i volontari che hanno potuto
parteciparvi direttamente, si è rivelata un’esperienza in cui
molto hanno dato, ma molto hanno ricevuto, in termini sia
umani che professionali.

domingo, 26 de mayo de 2013

La ejemplar vida fracasada de Camilo Torres

Antonio Caballero

La editorial Ícono lanzó una nueva impresión de la biografía de Camilo, escrita por el sacerdote irlandés Walter Joe Broderick. Esta es el epílogo que del libro hizo Antonio Caballero, y el cual fue reproducido por El malpensante. Luis Mejía nos la dio a conocer esta semana. N de la R.

 Esta larga, densa, meticulosa, apasionada biografía de Camilo Torres Restrepo no es otra cosa que la historia de una frustración.

Veintiún años después de muerto su protagonista, lo que queda de su vida y de su obra es algo tan tenue, tan inasible, en apariencia tan poco propicio para una narración de 400 páginas (sin contar 20 más de enumeración de fuentes), como es el recuerdo de una posibilidad, la nostalgia de una promesa: más da una flor. 

Flota la sospecha de que tal vez todo lo que había para decir cabía en el subtítulo: “el cura guerrillero”. Pero aun ese acoplamiento de sustantivos, que suena tan excitante, tan promisorio, tan sustancioso como un “discurso de las armas y las letras”, deja un sabor de fiasco: días y noches de calor y mosquitos y monótonos ruidos de la selva, sin que pase absolutamente nada; luego unos tiros y unos muertos; y luego vuelve a no pasar nada otra vez, como en un escorzo irónico de lo que ha sido la historia de Colombia.

Porque hay que reconocerlo: el paso ruidoso y fugaz del cura, político y guerrillero Camilo Torres Restrepo por el escenario público colombiano no dejó ninguna huella: ni en lo eclesiástico, ni en lo político, ni en lo militar. La Iglesia, que en las manos oligárquicas del cardenal Concha Córdoba era tal vez la más reaccionaria de toda América Latina, la más impermeable a los vientos de renovación que empezaban a soplar incluso en Roma, la más feroz defensora del statu quo político, económico y social, siguió siendo la misma. 

Pasó incólume –sin que los desasosiegos del cristianismo obrero representados por el padre Torres la rompieran ni mancharan, como al cristal del catecismo– a las manos reaccionarias del brigadier-cardenal Muñoz Duque, y luego a las más reaccionarias todavía del cardenal politiquero López Trujillo. Se mantuvo indiferente a toda inquietud social, convencida de que su única función temporal consistía en la preservación del orden público, y ciega ante los excesos del sistema incluso cuando afectaban a sus propios ministros: los asesinatos del padre Gillard en Cali, del padre Ulcué en el Cauca, del padre López en Sucre, que no merecieron ni siquiera un reproche por parte de las jerarquías eclesiásticas. Y la desazón, si no doctrinal ni institucional al menos generacional, que provocó el ejemplo de Camilo Torres al tomar claramente partido del lado de los pobres quedó apenas en una polvareda de curitas rebeldes que colgaron los hábitos, no para hacer la revolución social, sino para casarse.

En lo que toca a la izquierda, el fracaso de Camilo Torres como líder político y agitador de masas fue igualmente rotundo. Su Frente Unido, ese engendro político llamado a revolucionar la revolución misma, y a transformar por fin y de una vez por todas la correlación de fuerzas entre el pueblo y la oligarquía, no pasó de ser un remedo lamentable de movimiento revolucionario tironeado por todos los oportunismos y agobiado por todas las improvisaciones, antes de evaporarse sin dejar rastro. Una frase del libro de Broderick le sirve de epitafio: “Para cuando Camilo hubo terminado su aprendizaje como guerrillero, su movimiento político estaba en ruinas”. Y pasados veintiún años desde su muerte, Camilo Torres ya no es para la izquierda colombiana ni siquiera un pretexto para tirar piedra en los aniversarios.

Pero quizás es en el movimiento guerrillero donde la acción y las ideas de Camilo Torres resultaron más espectacularmente inútiles. El Ejército de Liberación Nacional, esa guerrilla que él describía como “sin caudillismo” y “sin ánimo de combatir a los elementos revolucionarios de cualquier sector, movimiento o partido”, casi no esperó la muerte del cura guerrillero para irse por el despeñadero de la tiranía personal y el canibalismo revolucionario. Bajo la dictadura caprichosa e implacable de Fabio Vásquez Castaño, el Eln ejecutó en pocos años a docenas de sus propios militantes, empezando por los más cercanos compañeros de Camilo: Jaime Arenas y Julio César Cortés. 

Diezmado en Anorí por el Ejército, y descabezado por el autoexilio de Fabio Vásquez (quien viajó a Cuba a someterse a tratamiento médico y se quedó allí adelantando estudios de derecho), el Eln se dispersó luego en columnas semiautómatas que durante años llevaron en selvas inaccesibles una existencia de guerra marginal e interminable, salpicada de ejecuciones de “traidores” y de “sapos”: se calcula que en sus veintidós años de existencia, el eln ha matado dos veces más militantes propios o campesinos no colaboradores que policías o soldados. Y en los últimos años, literalmente, ha encontrado petróleo: ha logrado la prosperidad económica gracias a la extorsión de las petroleras multinacionales que han abierto pozos o construido oleoductos en sus zonas de influencia. (Parte de sus regalías petroleras la invierte en editar lujosos folletos para defenderse de las acusaciones de ser una guerrilla antiecológica por su necesidad de volar de cuando en cuando un tramo de oleoducto para mantener vigente su tarifa de impuesto a las multinacionales.)

Si en esta historia delirante y sangrienta se puede buscar algún rastro de influencia de Camilo, está precisamente allí donde él menos lo hubiera deseado: en el clericalismo del grupo guerrillero. Los jefes elenos no son ya intelectuales universitarios como Arenas, Cortés o Medina Morón, ejecutados todos; ni campesinos autocráticos como Vásquez Castaño, que los ejecutó a todos antes de irse a estudiar derecho en el exterior. Sino que son sacerdotes católicos: el padre Domingo Laín, el padre Manuel Pérez. Curas aragoneses de cruz y metralleta, feroces y fanáticos como los curas conquistadores del siglo xvi que vinieron, ellos también, a salvar a América por la fuerza.

Y esa inutilidad estruendosa y autodestructiva, esa frustración minuciosa y absoluta que fue la vida de Camilo Torres, no solo saltan a la vista con la perspectiva de los veintiún años transcurridos desde su muerte en combate; sino que eran ya notorias cuando las estaba viviendo. Inutilidad más escandalosa aún por cuanto cada cual quería darle una utilización mezquina: el Partido Comunista y el eln tanto como esas “desesperadas damas de la alta sociedad” que, según cuenta Broderick, iban a buscarlo a su parroquia de la Veracruz “con propósitos que no eran exclusivamente espirituales”. Y frustración, por eso, desde un mismo origen: todos buscaban sacar de Camilo Torres algo distinto de lo que él tenía que dar.

 Pero lo que daba, en cambio, se perdía en el aire sin el menor efecto. Así ocurrió con su proclamación desde el monte, concebida para provocar un levantamiento generalizado y que solo produjo un encogimiento de hombros en los cafés de Bogotá: “Ahora sí lo van a matar”. Y así ocurrió con su propia muerte –en su primer combate, intentando ganar su primer arma de guerra–, que fue recibida con absoluta indiferencia: “completamente normal”, opinó Guillermo León Valencia, presidente de la República; “un traspié en la lucha”, informó Insurrección, el boletín del eln. Desde el mismo momento de su muerte era ya la vida de Camilo Torres como una ola en el mar.

¿Se justifican entonces las 400 páginas de Walter J. Broderick, su talento, su pasión, su laboriosidad investigativa, y la paciencia del lector, para contar la historia de un fracaso? La respuesta a esta pregunta retórica está en esas mismas 400 páginas, a lo largo de las cuales la paciencia del lector se va transformando en entusiasmo, en interés y en admiración. Entusiasmo por la novela, interés por la reconstrucción histórica y sociológica, y admiración, finalmente, por la grandeza trágica del personaje. Su grandeza de hombre: no menguada, sino al contrario acrecentada, por su fracaso como cura, como político y como guerrillero.

La novela es apasionante, con todo y su muerte anunciada desde la primera página. Recurso técnico que ha sido muy alabado en novelas posteriores a esta, pero que en Broderick no es virtuosismo literario sino necesidad práctica: como los espectadores de las tragedias griegas, el lector de este libro comienza sabiendo que al final al protagonista lo van a matar. Broderick hace de necesidad virtud (suelen ser las únicas virtudes auténticas) y comienza a contar su historia por el final: por el día en que mataron a Camilo Torres. Y todo el mundo, autor y lector, y vasto coro de comparsas y de personajes secundarios, con la casi solitaria excepción del soldado que dispara el fusil, sabe quién es el muerto: el mismo cura guerrillero del título. No hay engaño.

 Pero no uso la palabra “novela” en el sentido de engaño, de invención, de ficción, de artificio. Como en las novelas buenas, en la de Camilo Torres todo lo que se cuenta es cierto: es la pura verdad, tanto histórica, como psicológica, como poética, apoyada no solo en pruebas documentales sino también en ese tono inimitable, infalsificable, que es el tono de la veracidad. Hablo de novela por dos razones.

Una es formal. Broderick escogió para contar su cuento las reglas de la novela. No las de la hagiografía, habituales en los libros políticos: la falsificación y manipulación del personaje para hacerlo servir a los intereses del autor. Broderick no oculta su admiración ni disimula sus simpatías o antipatías, y toma abiertamente partido; pero en ningún momento encubre ni falsea los elementos que no son favorables a su tesis. Tampoco escribe una biografía ortodoxa. Es decir, no pretende tener su personaje hecho y derecho (aunque lo tenga muerto) desde la primera página, y retroceder a continuación para explicar su vida a la luz de su muerte, su principio al ritmo de su final, fijándolo en una (de todos modos discutible) cristalización histórica: Tel qu’en Lui-même enfin l’éternité le change. Sino que, a la manera de los personajes de novela, lo va dejando hacerse: le deja suelta la rienda para que siga los meandros que le dibujan su capricho y su destino, a riesgo de que se le devuelva en línea recta a la pesebrera o de que, por el contrario, no pase nada en la historia. Va dejando que se anude en las páginas del libro, por el juego ciego del azar y del libre albedrío, de las circunstancias y de la voluntad, el destino de un hombre.

Es un libro que no está escrito desde el final, sino desde el principio; y es eso lo que le da ese sabor especial de lectura que tienen las novelas: de alimento fresco, y no precocinado, como las biografías. Como es de novela, también, el inextricable entrevero de destinos que conduce –que condujo– a ese final sabido desde el principio: otros personajes, otras vidas, otras libertades, participan en la trama de esta historia: la madre algo avasalladora y el coronel de brigada un poco cómico, la fanática, la entusiasta muchacha corsa y el prudente cura peruano, el clima frío de Bogotá y la prosa árida del padre Yves Congar. Todo lo que formó, deformó, transformó a Camilo Torres: el carácter y la familia, la vocación religiosa, la rebelión ante la injusticia, la tentación mesiánica, el lirismo y la monotonía de la revolución. Y todo está mirado muy de cerca. Para Broderick, que también fue cura revolucionario, y cuya propia autobiografía daría para otra novela, escribir la de Camilo debió ser casi lo mismo: Madame Bovary c’est moi.

La segunda razón por la cual hablo de novela es de contenido. Esa vida que el libro cuenta es una novela cuyo argumento, en su sencillez clásica, la coloca en la categoría de las mejores del género. La historia de un niño de buena familia, de madre muy bella y padre superado por los acontecimientos, que huye de su casa para meterse de cura y acaba con el pecho partido de un balazo, en la guerrilla revolucionaria de una de las más remotas provincias del imperio americano. Cuando de lo que está metido en verdad, sin saberlo (o a lo mejor sabiéndolo: esas cosas siempre se sospechan), es de mesías. 

“Sus palabras tenían una resonancia bíblica”, dice Broderick. “Los cojos, los tullidos y los ciegos se sentían convocados por Camilo al reino de Dios”. Un mesías tan fuera de contexto como podía serlo el caballero andante don Quijote en los peladeros de La Mancha, sin princesas ni dragones: mesías de pipa y sotana en la Universidad Nacional y en la Escuela Superior de Administración Pública, bautizando retoños de oligarcas y confesando beatas en la parroquia de la Veracruz, disputando con cardenales de provincia (Anás, Caifás), enredado en las mezquinas politiquerías de una izquierda casi analfabeta, hundido hasta las orejas en toda la comicidad involuntaria de lo real, que no deja otro escape que la tragedia. Su muerte en la selva, donde reconocieron su cadáver entre los cadáveres de los guerrilleros porque era un cadáver distinto: blanco, delicado, de niño bien, de cura.

Decía que otro interés que presenta esta biografía es el sociológico. El retrato –magistral, aunque en buena parte haya sido hecho solamente de oídas– de la sociedad en que nació, se agitó y murió Camilo Torres. Sus marginados, sus cardenales, sus presidentes, sus estudiantes revolucionarios, sus señoras elegantes, sus campesinos, sus militares. La sociedad colombiana que produjo a Camilo sigue retratada en esta biografía de Camilo porque sigue siendo exactamente igual: solo falta Camilo. Todo lo demás sigue ahí, tan igual a sí mismo que hasta los diagnósticos sociológicos del propio Camilo siguen siendo válidos dos decenios después de su muerte. 

Aun su tesis de grado (“Una aproximación estadística a la realidad socioeconómica de Bogotá”), pese a que fue hecha con herramientas teóricas endebles y datos estadísticos aproximativos, sigue siendo certera, e inclusive acaba de ser reeditada. Como siguen vivos (y son con frecuencia reeditados) los personajes de la política o de la guerrilla que acompañaron a Camilo: a lo sumo han ascendido de grado militar, civil o eclesiástico. Por esta sociedad han pasado, al parecer sin dejar huella, veinte años, y dos papas, y millares de muertos.

Hay, finalmente, un tercer elemento apasionante en esta novela de Broderick que la arranca al nivel de la ficción (sin consecuencias) o de la descripción antropológica (sin enseñanzas): y es lo ejemplar de esa vida; que explica, para empezar, por qué Broderick escribió una biografía, y no una novela ni un ensayo académico. 

El valor ejemplar de la vida de Camilo Torres es indiferente a sus logros o fracasos políticos, y lo eleva por encima de ellos al ámbito de la grandeza humana. Por eso no es la suya una vida fracasada; sino una vida hecha con lo mejor que puede haber en un hombre: de voluntad, de amor y de fidelidad a sí mismo. Por eso sus breves y malogrados 37 años son histórica y humanamente más importantes que muchas largas vidas triunfales. No dejó una obra, ya se dijo, y su huella es impalpable: como dibujada en el mar o en el viento, para citar a ese otro gran fracasado que fue Simón Bolívar. 

Las enciclopedias del futuro tal vez tengan que contentarse con una mención escueta detrás de su nombre: Torres, Camilo: cura guerrillero. Pero al hablar de otros que vivieron su tiempo, tendrán que identificarlos diciendo, por ejemplo: Vásquez Castaño, Fabio: guerrillero y abogado colombiano que fue comandante de la guerrilla de Camilo Torres. Valencia Tovar, Álvaro: general y articulista colombiano que comandó la brigada en cuya zona se dio muerte a Camilo Torres. Sexto, Pablo: papa romano que visitó Colombia recién muerto Camilo Torres. Caballero, Antonio: autor del epílogo a la biografía de Walter J. Broderick sobre Camilo Torres. 


sábado, 25 de mayo de 2013

EN CORTO.

LA ASPIRINA DE ROBBEN. Y FUE  2-1.

miguel angel herrera zgaib
proyecto Futbol, ideología y política.

Quinta corona para el Bayern. El gol de la victoria lo hizo el holandés Robben, un crack sin duda, que le quebró el día al mejor arquero del mundo, Weldefeller, que atajó varias oportunidades de gol. Fue la revancha de Robben y así lo recordó desafiante delante de la tribuna ante la cual vociferó. Un gol inolvidable, imborrable.

El Borussia perdió en una gran lid. Boaten recuperó su falta que hizo posible el empate del Borussia, al pasarla a la gran jugada, fría, definitiva que produjo el silencio mortal de la tribuna amarilla.

Wembley le dio carta de ciudadanía al mejor futbol del globo. En el equipo Bayern, está un elenco en el que juegan el brasileño Dante, el español Martínez, y con él un excelente elenco de alemanes. Pero, nadie lo puede discutir, la revelación es el Borussia, pero su pareja de polacos que no pudo resolver el partido.

No hay nada que hacer. En economía y en balompie sigue Alemania adelante, aunque su economía estuvo a punto de la recesión, se salvó por 1,1 de crecimiento. La selección de Alemania, conformada por estos dos gigantes del futbol mundial, es la mayor favorita para ganar el campeonato en Brasil.

Ahora, contengamos la respiración, y bajemos la cortina. Recordando a Adolfo el tren Valencia, quien jugó en el Bayern. Y esperemos a que mañana los colombianos celebremos un triunfo que no tiene antecedentes en el ciclismo. Probst!!!

jueves, 23 de mayo de 2013


Andrés Hoyos, de El malpensante nos remite esta referencia a un artículo escrito por Brunner, el estudioso chileno de la educación y la cultura política, que contribuye a pensar la realidad de la educación pública en Colombia, y en el resto de América Latina. J.J. Brunner se manifiesta en favor de la educación certificada, y señala a la pura como propia de la premodernidad. N d la R.

Educación pura, una utopía anacrónica

JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER, El Mercurio, 17 de febrero de 2013
A lo ancho del espectro ideológico, especialmente en círculos progresistas, hay quienes se proclaman defensores de una educación pura, verdadera, incontaminada.
Consistiría en algo íntimo -una conversación bonita, dijo por ahí alguien-, un despertar a la humanidad, un espacio para convivir. En breve, un valor exento de toda mezcla de otra cosa; pleno de virtud y valor, no sujeto a ninguna clase de utilitarismo. Contrario, por lo mismo, a cualquier tipo de evaluación humillante, mezquinas notas, certificaciones, y toda suerte de basura burocrática.
Alguno más culto entre estos defensores dirá: una educación parecida a la paideia griega, a la Bildung alemana, o a la formación del gentleman inglés; o sea, educación estamental, carismática, capaz de atraer o fascinar lo que bulle en nosotros mismos.
Hacia esta utopía convergen por igual, paradójicamente, espíritus conservadores que anhelan retornar a un mundo de culturas superiores excluyentes y militantes progresistas que se declaran en la punta de la ola, pero aborrecen el bazar posmoderno (TV abierta, levedad del ser, libros electrónicos, psicometría, pruebas estandarizadas, fragmentación de los relatos, etc.).
La educación pura es un ideal anacrónico, sin embargo. En la época actual, sólo podría materializarse como un privilegio reservado a unos pocos.
En efecto, la educación contemporánea, la del hombre medio, como decía Ortega y Gasset, necesita (a lo menos en el actual estadio de la tecnología cognitiva) ser producida como un bien masivo, organizada burocráticamente, transmitida en gran cantidad y certificada para el mercado laboral.
Para servir a las mayorías debió ser nacionalizada, estandarizada, transformada en empresa colectiva y administrada a la manera de un servicio público. Los profesores son entrenados en un régimen común de competencias y métodos según niveles y disciplinas. Y los productos curriculares -conocimientos y habilidades a ser enseñados- se hallan debidamente especificados, envasados y dosificados, además de estar en continua adaptación a los requerimientos de las familias, el mercado de trabajo y las aspiraciones de la polis.
Esta organización multifacética se halla sujeta, adicionalmente, a las dinámicas propias de la sociedad capitalista. Genera, simultáneamente, beneficios sociales y privados.
Alcanzar determinados años de escolarización, grado académico o título técnico o profesional, importa un premio salarial y un retorno distintivo a la inversión en capital humano a lo largo de la vida.
De la educación aprovechan, primero que todo, los segmentos herederos del capital cultural; no necesariamente los más esforzados o talentosos. (Nuestra historia republicana es una larga historia de comprobación de esto).
Por otra parte, aunque no puede derrotar o siquiera compensar plenamente las desigualdades de la cuna, la educación puede, sin embargo, ser un motor de movilidad social, a condición de hallarse bien distribuida y ser de una calidad más o menos pareja para todos.
Por eso mismo, los procesos educativos masivos necesitan ser constantemente monitoreados; de lo contrario, los estudiantes de familias con escasos recursos se hallan expuestos en riesgo de ser defraudados.
Puesta en medio del torbellino posmoderno de la cultura capitalista de masas, la educación está en vías de convertirse en una escolarización obligatoria de 15 años a lo menos para luego permanecer abierta como opción de múltiples y diferentes aprendizajes formales e informales a lo largo de la vida.
Su pureza estamental, premoderna, excluyente y minoritaria -que tan intensas nostalgias causa en círculos a la derecha e izquierda del espectro político- hace rato quedó sepultada para siempre.
¿Significa esto que hemos de celebrar lo que existe por la mera razón de estar ahí y constituir nuestra “jaula de hierro”? Por cierto que no.
Más bien, debemos reconocer primero los nuevos escenarios de la educación y, en seguida, actuar sobre y dentro de ellos con el fin de renovar los ideales formativos de la sociedad (reflexión crítica, conciencia autónoma, libertad de pensamiento, pluralismo de valores, vidas examinadas). Sólo así podrían llegar a ser una parte vital de esos nuevos escenarios. La educación pura, en cambio, no es más que una utopía anacrónica.
“La educación puede, sin embargo, ser un motor de movilidad social, a condición de hallarse bien distribuida y ser de una calidad más o menos pareja para todos “.

martes, 21 de mayo de 2013

LA CAMPAÑA DE REELECCIÓN DEL PRESIDENTE Y LOS ALCALDES


LA CAMPAÑA DE REELECCIÓN DEL PRESIDENTE  Y  LOS ALCALDES

David Jiménez[1]

El domingo 19 de Mayo en el Municipio de Remedios (Antioquia) en el Quinto Encuentro de Alcaldes del Bajo Cauca, Nordeste y Magdalena Medio Antioqueño, el Director Ejecutivo de la Federación Colombiana de Municipios, Gilberto Toro les señaló que el compromiso del Presidente Santos con la ampliación del periodo de los alcaldes por 2 años más seguía firme y que se haría a través de una reforma constitucional por medio del Congreso de la República.
Lo dicho entraña una falacia porque los cargos de elección popular no pueden extenderse en el tiempo por vía de acto legislativo. En este caso los electores el 30 de octubre de 2011 votaron por sus gobernantes por 4 años y no por 6 años. Este es un argumento de sobra para que la Corte Constitucional declare inexequible una contra-reforma en procura del respaldo político de los alcaldes necesarios para la reelección presidencial de Juan Manuel Santos en 2014.

Así, la tarea del Director de Fedemunicipios es vender la idea de ampliación del periodo de alcaldes, que en lo inmediato es inconstitucional si se pretende tramitar por el Congreso. Ahora es posible que se tenga un plan B si los resultados de los diálogos en La Habana terminan en una constituyente: incluir la ampliación de periodo de las autoridades locales, para que lo trate y decida una Asamblea Nacional Constituyente que tendría toda la competencia para hacerlo porque ella no obedece a norma jurídica anterior: ¿será que los alcaldes cometerán una alcaldada confiando en una ampliación de su periodo por parte del Congreso?

Las otras miradas a la reelección de alcaldes

La llegada a  un escaño a la Cámara de Representantes y el Senado de la República, para muchos que no tiene voto de opinión sin maquinarias políticas, depende de la fortaleza electoral que ellos tienen en Departamentos y Municipios, donde obtienen los votos que les aseguren la reelección de congresistas.

Sin embargo, no todos los congresistas gozan de tener gobernaciones y alcaldías, y su intención es recuperarlas en 2015, una potísima razón  para no votar el proyecto de reelección de alcaldes y gobernadores. Por otra parte, muchos congresistas actuales no aspirarán a su reelección en 2014. Su propósito es llegar a una alcaldía o gobernación, una razón más para no votar el proyecto de reelección de mandatarios territoriales.  A su vez, muchos congresistas actuales que buscan su reelección, y calculan como riesgo una posible pérdida de la curul en 2014, tienen un plan B, aspirar en 2015 a una gobernación y alcaldía.

A  los argumentos políticos y constitucionales en materia de elecciones para no aprobar la reelección de alcaldes y gobernadores se suman los argumentos técnicos, ya que nuestras instituciones de control como la Procuraduría General de la Nación, las Contralorías Nacional y Territoriales no tienen independencia política,  tampoco capacidad técnica y humana para proteger el patrimonio público a cargo de 1100 alcaldes aproximadamente, quienes buscarán su posible reelección con “alma, vida y sombrero,”  al lado de 32 gobernadores que están dispuestos a emularlos.


[1] Politólogo. Participante del Grupo Presidencialismo y Participación de la Universidad Nacional de Colombia. E-mail: presid.y.partic@gmail.com

lunes, 13 de mayo de 2013



ALGO DE FÚTBOL

PREMIO DE CONSOLACIÓN  Y POSIBLE VIAJE DE MOURINHO

Miguel Angel Herrera Zgaib.
Profesor Asociado, C. Política
Proyecto fútbol, ideología y política
presid.y.partic@gmail.com
"Durante largo tiempo la teoría de la ideología ha constituido una de las áreas más descuidadas en el análisis marxista de la sociedad. Es sin embargo, un terreno decisivo en el que se plantean problemas teóricos y políticos de la mayor importancia". Chantal Mouffe, Hegemonía e ideología en Gramsci.

Un(a) final agridulce                                               
                                      Terminó el campeonato español, en su expectativa principal, si ganaría o no el Barça, y sí, a través del empate obtenido por el Real Madrid, que bien podría ser el pase a uso de buen retiro por el "dictador" Mou, quien antes lanzó varios petardos en las propias filas madrileñas. En particular, descalificó a Iker Casillas, y lo identificó como el cabecilla de la rebeldía en pacto de caballeros con Sergio Ramos.
Si utilizamos, quizá, en forma indebida a Gramsci, habría que decir que Mou hace rato domina, pero no dirige, perdió legitimidad y quedó lejos de conquistar la "dirección", que no es dominación sino consenso activo, del equipo más costoso del mercado del fútbol globalizado.
El Barça, que también requiere renovación, y esta tiene que provenir, en mayor medida de sus divisiones inferiores, no muestra tampoco un director capaz de reemplazar a lo obtenido por su anterior titular, quien en el entretanto hace conferencias en las que cuenta, o hace que cuenta los resultados de una vida exitosa, hecha a pulso, piernas, pies y cerebro.  
Leo Messi sobrevivirá las caídas del Barça, y antes de ganar la liga metió los dos goles del triunfo frente al Real Betis, y está a 4 goles de su récord de la temporada anterior, donde alcanzó la “bobadita” de 50, mientras que el portugués Cristiano Ronaldo lleva 33 anotados.
Los dos equipos españoles cedieron la corona a un conglomerado laico en lo político, pero en el que le dinero de los árabes y los rusos ayuda en parte a hacer la diferencia. Pero, claro, no lo explica todo. Aquí también conviene recordar a Gramsci, quien tomó distancia del "economicismo" en el marxismo, y en la explicación de las sociedades, y porqué se producen cambios revolucionarios, y revoluciones pasivas.
El futbol es también creación, inventiva, lo que supone articular un conjunto de estrellas para hacer de ellas un equipo efectivo, que no mancille la estética del deporte, que ahora tiene a los alemanes en el pedestal, y a punto de resolver entre ellos, quién, el Borussia, emergente, o el Bayern, es el primero en el gran concierto del balompie planetario. Y la hora nona está en la vecindad.

La marcha triunfal de Ferguson y  la final de la Champions

“La calidad de este equipo y el equilibrio de edades son los adecuados para continuar teniendo éxito al más alto nivel, mientras que la etructura de cantera garantizará que el futuro del equipo a largo plazo siga siendo brillante.” Alex Ferguson, DT del Manchester United.
                                                          En tercer lugar está los ingleses a la expectativa, cuando el Sir  Alex Ferguson, venido de las rebeldes tierras escocesas, que fueron sometidas a Gran Bretaña, a sangre y fuego, con la suerte fatal de María Estuardo,+ abandona al equipo rojo, al Manchester United con quien consiguió y repitió todas las glorias.
Porque en el fútbol no hay historia que valga, y permite borrar los rencores históricos por duros y profundos que hayan sido. Talvez a Alex Ferguson le toque ver cómo Escocia vota por su independencia, y cómo la "rubia albión" da también un salto al vacío, saliéndose de la Unión Europea por conveniencia inmediatistas. Alex fue antes profeta en su tierra como que ganó tres títulos con el Aberdeen. Esta revelación sacó de la desgracia al Manchester United que en la liga inglesa llevaba 20 años sin ver una. Hubo que darle tiempo, y la cosecha empezó a madurar en 1990, cuando consiguieron la copa inglesa.
Pero, bueno, preparémonos para el clásico alemán en tierras inglesas, en la cuna moderna del futbol, un deporte de orígenes proletarios. A poner ojos y corazones en Wembley. En cualquier caso, la corona del mejor equipo quedará en tierra de "bier und wurst ", bitte !!!.

domingo, 12 de mayo de 2013

EL CÓDIGO MINERO Y LA (DES)PROTECCIÓN AMBIENTAL


EL CÓDIGO MINERO Y LA  (DES)PROTECCIÓN AMBIENTAL

David Jiménez[1]

La renta minera y la consiguiente dependencia de los recursos naturales no renovables ha sido el boom en el país durante la última década. Por esa razón al Gobierno Nacional le urge la expedición de un código minero que respetando la consulta previa  establezca unas reglas de juego claras para las empresas nacionales y transnacionales mineras.

Sin embargo, aunque el mercado global y las transnacionales de los grandes empresas mineras les urge tener unas reglas claras y seguridad jurídica para sus inversiones, al Gobierno y el Congreso Nacional le corresponde fijarse en otros aspectos.

Pero, la Agencia Nacional de Minería ANM, no tiene la suficiente capacidad técnica, operativa y humana para ejercer funciones de inspección, vigilancia y control a la minería. Aunque cuenta con sedes regionales fuera de la Capital, la realidad es que no ejercen una vigilancia real de las empresas mineras. Solo lo advertimos cuando se producen grandes accidentes con muertes incluidas. Entonces nos  darnos cuenta de las fallas por la ausencia de control e intervención.

A su vez, la expedición de títulos mineros y solicitudes de legalización por parte de las autoridades mineras a los  nacionales y extranjeros debe tener mayores plazos, con estudios del impacto ambiental; declarar las zonas de protección y libres de la minería en toda la geografía nacional. Es un asunto de geopolítica y de suministro de recursos naturales para las nuevas generaciones, haciendo realidad ese cuento del “Desarrollo Sostenible o Sustentable”.

Por otra lado, el nuevo sistema general de regalías que “reparte la mermelada” en toda la geografía, como lo explicaba el profesor y exministro Juan Carlos Echeverry,  una vez  aprobado por el Congreso, no se contempló la inversión obligatoria dirigida a la protección, conservación y recuperación ambiental, para compensar las pingües ganancias de la actividad minera y energética que degrada el medio ambiente.

En otra óptica, muchos pensábamos que el nacimiento del Partido Verde en las elecciones de 2010 y 2011, sería la entrada al juego político de una agrupación en defensa del medio ambiente y la biodiversidad; pero este partido se sumó a la Unidad Nacional y como tal es un apéndice del Ejecutivo.  Ese sueño solo duró un periodo electoral. La Gobernación “Verde” de Antioquia continúa su proceso de expedición de títulos mineros sin una defensa cabal del medio ambiente y los recursos naturales en Urabá, Bajo Cauca, Nordeste y Suroeste antioqueño.

De esta manera, con la entrada en vigencia del anterior Código Minero contemplado en la ley 685 de 2001, está deberá ser reformada; claro, no para favorecer la degradación ambiental por la obtención de una renta pasajera e ilusoria.

Según nuestra constitución de 1991, está en manos del Congreso de la República, la solución para estos abusos producidos por los megaproyectos. La fórmula es más “democracia”, pero no la tradicional, donde votan en las sesiones regulares  y extraordinarias los bucaneros de los intereses clientelistas y el lobby empresarial, sino aquella participación activa de la sociedad civil y la ciudadanía.

Dicha realidad impide estas componendas y conciliábulos a través de su movilización nacional; y en su defecto que el Presidente, los Gobernadores y Alcaldes utilicen los mecanismos de participación ciudadana la convoquen para avalar las decisiones sobre el rumbo de la minería y los recursos naturales del país, que es la garantía de vida futura para nuestros padres, hijos, nietos y bisnietos.

PD: Con el esquema actual de títulos mineros, en un futuro muy cercano, encontraremos municipios en nuestra geografía  donde las zonas rurales en su mayoría no tendrán campesinos y propietarios de Haciendas sino territorios enajenados a la voluntad depredadora de las empresas mineras, con el nefasto resultado de la “muerte y el fin del campesinado”, para dar paso a  nuevas configuraciones sociales y territoriales, que afianza lo establecido ya en las tesis de Michel Serres (Hominiscencia, 2003 ) y, el historiador recién fallecido, Eric Hobsbawm (Historia del siglo XX, 1995).



[1] Politólogo. Participante del Grupo Presidencialismo y Participación UNIJUS de la Universidad Nacional de Colombia. E-mail: presid.y.partic@gmail.com