domingo, 12 de mayo de 2013

EL CÓDIGO MINERO Y LA (DES)PROTECCIÓN AMBIENTAL


EL CÓDIGO MINERO Y LA  (DES)PROTECCIÓN AMBIENTAL

David Jiménez[1]

La renta minera y la consiguiente dependencia de los recursos naturales no renovables ha sido el boom en el país durante la última década. Por esa razón al Gobierno Nacional le urge la expedición de un código minero que respetando la consulta previa  establezca unas reglas de juego claras para las empresas nacionales y transnacionales mineras.

Sin embargo, aunque el mercado global y las transnacionales de los grandes empresas mineras les urge tener unas reglas claras y seguridad jurídica para sus inversiones, al Gobierno y el Congreso Nacional le corresponde fijarse en otros aspectos.

Pero, la Agencia Nacional de Minería ANM, no tiene la suficiente capacidad técnica, operativa y humana para ejercer funciones de inspección, vigilancia y control a la minería. Aunque cuenta con sedes regionales fuera de la Capital, la realidad es que no ejercen una vigilancia real de las empresas mineras. Solo lo advertimos cuando se producen grandes accidentes con muertes incluidas. Entonces nos  darnos cuenta de las fallas por la ausencia de control e intervención.

A su vez, la expedición de títulos mineros y solicitudes de legalización por parte de las autoridades mineras a los  nacionales y extranjeros debe tener mayores plazos, con estudios del impacto ambiental; declarar las zonas de protección y libres de la minería en toda la geografía nacional. Es un asunto de geopolítica y de suministro de recursos naturales para las nuevas generaciones, haciendo realidad ese cuento del “Desarrollo Sostenible o Sustentable”.

Por otra lado, el nuevo sistema general de regalías que “reparte la mermelada” en toda la geografía, como lo explicaba el profesor y exministro Juan Carlos Echeverry,  una vez  aprobado por el Congreso, no se contempló la inversión obligatoria dirigida a la protección, conservación y recuperación ambiental, para compensar las pingües ganancias de la actividad minera y energética que degrada el medio ambiente.

En otra óptica, muchos pensábamos que el nacimiento del Partido Verde en las elecciones de 2010 y 2011, sería la entrada al juego político de una agrupación en defensa del medio ambiente y la biodiversidad; pero este partido se sumó a la Unidad Nacional y como tal es un apéndice del Ejecutivo.  Ese sueño solo duró un periodo electoral. La Gobernación “Verde” de Antioquia continúa su proceso de expedición de títulos mineros sin una defensa cabal del medio ambiente y los recursos naturales en Urabá, Bajo Cauca, Nordeste y Suroeste antioqueño.

De esta manera, con la entrada en vigencia del anterior Código Minero contemplado en la ley 685 de 2001, está deberá ser reformada; claro, no para favorecer la degradación ambiental por la obtención de una renta pasajera e ilusoria.

Según nuestra constitución de 1991, está en manos del Congreso de la República, la solución para estos abusos producidos por los megaproyectos. La fórmula es más “democracia”, pero no la tradicional, donde votan en las sesiones regulares  y extraordinarias los bucaneros de los intereses clientelistas y el lobby empresarial, sino aquella participación activa de la sociedad civil y la ciudadanía.

Dicha realidad impide estas componendas y conciliábulos a través de su movilización nacional; y en su defecto que el Presidente, los Gobernadores y Alcaldes utilicen los mecanismos de participación ciudadana la convoquen para avalar las decisiones sobre el rumbo de la minería y los recursos naturales del país, que es la garantía de vida futura para nuestros padres, hijos, nietos y bisnietos.

PD: Con el esquema actual de títulos mineros, en un futuro muy cercano, encontraremos municipios en nuestra geografía  donde las zonas rurales en su mayoría no tendrán campesinos y propietarios de Haciendas sino territorios enajenados a la voluntad depredadora de las empresas mineras, con el nefasto resultado de la “muerte y el fin del campesinado”, para dar paso a  nuevas configuraciones sociales y territoriales, que afianza lo establecido ya en las tesis de Michel Serres (Hominiscencia, 2003 ) y, el historiador recién fallecido, Eric Hobsbawm (Historia del siglo XX, 1995).



[1] Politólogo. Participante del Grupo Presidencialismo y Participación UNIJUS de la Universidad Nacional de Colombia. E-mail: presid.y.partic@gmail.com

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