viernes, 1 de noviembre de 2013

RESULTADO DE ELECCIONES ESTUDIANTILES, Y EL NUEVO DESAFÍO.

Ayer, 31 de octubre, los estudiantes de derecho y ciencia política, y la comunidad de estudiantes acudió a las urnas todavía en forma que no supera los referentes históricos de los últimos años.

Triunfaron los candidatos de la FEU, lo siguió la lista de la OCE, y en tercer lugar, el voto en blanco, con  la abstención como fenómeno recurrente de la vida nacional, que no disminuye la problemática de la crisis de representación, y la urgencia de fortalecer los mecanismos y los modos de participación brindadas, que requiere acceso pleno a todos los medios de comunicación, incluidas las fórmulas virtuales disponibles.

La otra elección, UN desafío mayor

Queda ahora la urgencia de definir la conveniencia o no, de elaborar una lista de estudiante  al Congreso de la República, una verdadera lista de la U Pública y Común, que despierta por supuestos debates y reticencias.

Corresponde una vez más, mirar al sur, y evaluar lo que, por ejemplo, acontece y acontecerá que los líderes de la Fech, Camila Vallejo del PCCh,  Gabriel Boriç de izquierda autonomista,  y alrededor de 10 candidatos más se estarán confrontando con las formas tradicionales de política en la cámara baja, lo que sería la de representantes en Colombia, este 17 de noviembre.

El senador Camilo Romero ha estado insistiendo en la urgencia de bajar las edades para poder ser representante y senador, sin demagogia, con conocimiento de causa.

Pero, a esta fecha, hay estudiantes que pueden presentar sus nombres, para enfrentar el partido de la reacción y de la guerra, y defender el proyecto de reforma educativa, y todos los componentes de lo que algunos definen como constituyente social.

Enfrentar al caudillismo del  Centro reaccionario y caudillista, con una fórmula autónoma, radical, común que impulse la constituyente, sí, pero social que nos ponga al día, cuando menos, con lo prometido hace más de 20 años por el Estado social de Derecho.

Todo lo cual no impide para nada, que se desarrollan todas las formas de participación existentes, a la vez que respaldar el proceso de negociación de la paz, con responsabilidad y sin rendiciones, en materia de ideales de justicia social, y sin exclusiones.  El poder constituyente no se queda cautivo de las formas de representación existentes, pero las aprovecha y hace pedagogía política, y lucha con ellas.




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