LITERATURA, SUBALTERNOS, Y GUERRA SOCIAL EN BOGOTÁ.
ECOS DEL 9 DE ABRIL DE 1948.
Por estos meses circula en librerías el trabajo publicado por Lida Marcela Pedraza Quinche, "Voces del 9 de abril", publicación hecha por Uniediciones, este año. La autora nos dice el libro es comunicadora social y tiene en su haber una maestría en Literatura.
Del rico contenido informativo y formativo de su trabajo que comprende 348 páginas, quiero hacer mención a tres novelas que la autora destaca y con las que comienza la reflexión del libro: "El día del odio" de José Antonio Osorio Lizarazo,cuya primera edición apareció en Buenos Aires, 1952. La otra novela es de la autoría de Manuel Zapata Olivella, médico y folclorista, "La calle 10", y por último, "Viernes 9", escrita por el políglota y autor de aforismos Ignacio Gómez Dávila.
Lida Marcela registra en su escrito un primer desarrollo en torno a lo que denomina "la fragmentación del espacio urbano en las novelas del Bogotazo". Por supuesto, tal mención nos recuerda lo anotado por el exalcalde Petro, quien reiteró hasta el cansancio el problema de la gran segregación existente en la capital de Colombia.
Y por estas calendas, cuando su sucesor en la alcaldía, Enrique Peñalosa se dispuso a acabar con los enclaves del Bronx y San Bernardo, el significado de la segregación, el racismo, y la gentrificación, 64 años, están a la vista, cuando la miseria de unos cuantos miles de colombianos "llevados del olvido" deambulan exhibiendo su pobreza franciscana , rencor incontenido, no solo en los barrios cercanos a la diáspora inducida, sino a ciudades cercanas y distantes, como son los casos de Girardot, Fusagasugá, y Pereira.
Lida Marcela cuenta en la introducción cómo se dispuso a escribir su trabajo: "el tema de este relato lo fuí tejiendo desde tiempo atrás cuando me empecé a interesar por la ciudad y en mis tránsitos por ésta me fijé en algunos "vagabundos" que la recorrían.
Después me encontré en una Feria Internacional del Libro de Bogotá, con la portada del libro El día del odio, de José Antonio Osorio Lizarazo, cuya ilustración es una fotografía sugestiva de un personaje con un atuendo de la época: traje de paño, chaleco, corbata y sombrero encocado, quien empuña una daga como símbolo de rebelión." (p. 21)
Pues, bien, hasta aquí, por lo pronto. Los invito a leer los tres trabajos arriba citados en clave de presente, llevados de la mano de uno de los personajes novelísticos, Tránsito, para recordar el centro de la urbe bogotana.
Ahora que rumiamos con afán el sempiterno asunto de la paz y la guerra, para no confundirnos. Claro, a votar el plebiscito, y a avanzar desde ya con la Constituyente Social que es connatural a la paz de los subalternos, para romper con inteligencia y eficacia la segregación, la discriminación y el racismo que nos inunda.
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