sábado, 17 de marzo de 2018

ALBERTO CASTILLA Y LOS POBRES DEL CAMPO Y LA CIUDAD.

miguel angel herrera zgaib
Profesor asociado, ciencia política, unal
Exrector U. Libre de Colombia
Catedrático. maestría de Estudios Políticos, U. Javeriana.
Director Grupo Presidencialismo y participación, Colciencias/Unijus

Alberto Castilla, un líder probado en la causa del campesinado de la región del Catatumbo, donde se forjó en las tareas de asesoría técnica, primero, y de auto-organización social luego. Ha estado militando en la organización política de izquierda moderada, el PDA, con quien ha sido elegido en dos oportunidades como congresista, y fue una de las figuras más destacadas en las recientes luchas que condujeron al paro campesinos, y las formas alternativas de agricultura campesina que le dan efectiva contenido a las experiencias agrupadas en Anzorc, las reservas campesinas, bloqueadas por los megaproyectos extractivista y agroindustrial que quieren imponerse a costillas de la suerte de los campesinos, y las minorías étnicas impunemente, a lo largo y ancho del país del posconflicto.

Historia subalterna y autonomía

Ahora, Alberto se encuentra una vez más amenazado en su libertad, a riesgo de vivir la misma suerte de Marcelo Torres, el exalcalde de Magangué, y figura relevante en el movimiento estudiantil de 1971, cuando era un caracterizado líder de la joven izquierda que con la Jupa respondía a un tiempo de revolución y activismo político de nuevos contingentes subalternos, en procura de autonomía para los subalternos en Colombia.

Alberto hace parte de una nueva camada, forjada en los años 80 y 90. Es uno de los principales líderes de Congreso de los Pueblos, que junto a otra organización plural, Marcha Patriótica, constituyen el escenario, el laboratorio en que se forja un proyecto de partido agrario de nuevo tipo, un medio fundamental en el proyecto emancipatorio y liberador de los grupos y clases subalternas afincadas en los territorios rurales y semirrulares de Colombia.

Él, junto con César Pachón, Feliciano Valencia y Francia Márquez son líderes que han sufrido todo tipo de asechanzas, señalamientos y persecuciones, antes y después del paro cívico nacional.

No es posible que ahora, cuando la Fiscalía sindica a Alberto Castilla de pertenencia probable al Eln, el movimiento político y social de Colombia, la gente del común, y su propio partido se hagan los de la vista gorda, y lo dejen abandonado, o haciendo parte de un sinnúmero de causas perdidas para la justicia nacional.

Para ejemplificar, tales son los casos de los estudiantes, en su mayoría de la Universidad Nacional y otras instituciones públicas que ya cumplieron más de un año sin obtener pronta y cumplida justicia. A exigir todas las garantías, empezando por el goce de la libertad para quienes hoy no la tienen, o empiezan a ser amenazados con perderla, en una coyuntura decisiva para la paz de nuestro país.

La hora de los estudiantes y la sociedad civil de abajo

"Qué vivan los estudiantes, jardín de nuestra alegría"
Mercedes Sosa

Es la oportunidad para que los abogados de la Universidad Nacional, y quienes se forjan en los consultorios jurídicos por estos días, con la presencia activa de la oficina jurídica de esta institución ofrezcan sus luces y asesoría para que ésta y tantas otras causas no se queden huérfanas en este tiempo definitivo del posconflicto.

La impunidad no puede seguir siendo la marca más relevante de la anti-democracia que anega a la nación colombiana, haciendo una vez más la justicia sea "para los de ruana y corrosca".

No dudamos que los estudiantes convocados este fin de semana para deliberar sobre los problemas organizativos, académicos y políticos que los concitan tendrán tiempo para deliberar sobre estos asuntos primordiales que son la nuez de la Otra universidad.



Ella mantiene vivo el espíritu rebelde y combativo de los universitarios de Córdoba, quienes en 1918, le quebraron una vértebra al autoritarismo y el espíritu confesional. Antes como ahora en respaldo de las causas que lo ameritan y requiere, siendo la primera de todas, el pensamiento libre y la democracia que hace posible su ejercicio, como en la Atenas de Pericles, Clístenes y Efialtes.

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